Kung Fu Panda 4: Regreso, relevo y despedida para el Guerrero Dragón
A Dreamworks le encanta jugar al sube y baja, eso es un hecho. Un día puede entregar una buena película y al siguiente una mala, un año puede estrenar una joya digna de ser recordada entre lo mejor de la animación y al siguiente hacer una de las peores películas de su filmografía tan divertida como irregular. En esta ocasión, de manera sorpresiva, estrena la cuarta parte de una de sus sagas más conocidas y queridas (para regocijo de China y con muchas dudas para el resto del mundo). Tomando esto en cuenta, es un orgullo decir que Dreamworks revivió (descuiden, al rato se vuelve a morir con la secuela de “Megamente”).
La creación de esta cuarta entrega es irónica, ya que representa perfectamente todo lo que los estudios están haciendo mal en este momento (sobreexplotación de una franquicia familiarizada, alargar una historia concluida, hacer cameos de personajes del pasado con los que el público se encariñó, repetir la misma trama en otro entorno, una última aventura del héroe quien cederá su lugar a una mujer). Pero a diferencia de otras propuestas similares (incluyendo “Cars 3” y “Toy Story 4”, con las que comparte algunas similitudes), es que, a pesar de que es una historia ya bien conocida por todos, el relevo se siente natural debido a la creciente relación entre Po y Zhen, llegando a recordar un poco a la que solían tener Oogway y Shifu en la primera entrega.
Además, el perfil de la nueva sucesora sirve para estructurar mejor el mensaje del traspaso de héroe a maestro, sentir una evolución en Po por tener que confrontar el pensamiento de que sus aventuras han llegado a su fin y debe ajustarse a un nuevo rol. Si bien el tema del miedo al cambio no es nuevo, funciona en gran parte por el mismo paso del tiempo y esto puede influir en el espectador, que es necesario para seguir adelante y la forma en la que ambos se complementan con las escenas de acción (en gran parte porque no hay esa humillación masculina que predomina en muchas producciones actuales). Las peleas están bien coreografiadas y son tan épicas y dinámicas como las de entregas pasadas, incluso ayudan a que el humor no se sienta tan ligero.
No obstante, dicho tema falta ser explorado más a fondo y no ser tratado de forma tibia. Y esto incluso queda evidenciado por la introducción de nuevos personajes y la ausencia de caras conocidas, pues los primeros no tienen el encanto ni la profundidad suficiente para evitar extrañar a los segundos, sobre todo a los 5 Furiosos (si en la segunda y tercera parte sus participaciones ya flaqueaban, aquí no hubo discusión y los relegaron a un cameo). La única excepción a la regla son los padres de Po, quienes tienen los momentos más graciosos y conmovedores de la cinta, el Sr. Ping nuevamente demuestra por qué es uno de los mejores padres de la animación.
Por mucho, lo que más se resiente de esta entrega es que, pese a que la historia mantiene un buen ritmo y es ágil y divertida, también denota el desgaste de la fórmula, en especial por el reciclaje de algunos chistes, el uso de clickbait y el potencial desperdiciado. Si bien La Camaleona actúa como una villana convincente, es inevitable sentirla desaprovechada porque palidece en cuestión con los anteriores (parece una copia de Shen con los poderes de Khai), de modo que ameritaba más tiempo en pantalla o tener una personalidad más original para resultar verdaderamente amenazante. En el caso de Zhen, su arco es tan predecible como genérico, incluso si se aprecian las intenciones y el mensaje de que el ladrón puede reformarse para tener una mejor vida (la voz de Awkwafina tampoco ayuda. Por favor, dejen de darle trabajo por el bien de nuestros tímpanos).
Sin tener ninguna joya entre todas sus películas, ya puede considerarse como una de las sagas más consistentes y sólidas de Dreamworks, sólo por debajo de “Cómo Entrenar a tu Dragón”. Ofrece un viaje nostálgico para quienes crecieron con la primera parte, al mismo tiempo que brinda entretenimiento al nuevo público. Si bien se queda corta en el desarrollo de personajes y existe la cuestión de que la historia presentada pudo haber sido mejor con unos minúsculos cambios (pasarle el título de Guerrero Dragón a Tigresa o Tai Lung hubiera sido más coherente, incluso si eso significaba contradecir a Oogway. Digo, si ya lo van a traer de vuelta, mínimo hagan algo importante con él), es una cinta muy equilibrada y divertida que garantiza una aventura encantadora para los fanáticos de todas las edades. Un buen regreso para el estudio que supera a la tercera parte, pero todavía queda por debajo de las primeras 2 entregas. Sólo que es importante preguntarse si esta serie debe seguir alargándose, porque parece que se están quedando sin ideas.