Kursk: Thomas Vinterberg se hunde con todo y su submarino
Me declaro un amante de la obra de Thomas Vinterbeg, cineasta danés salido del movimiento dogma y que a diferencia de Von Trier, contaba al menos en sus años mozos con una de las matices dramáticas más cruentas y absorbentes del mundo del cine; una sin indulgencias y apenas con lo necesario para hacer sentir al espectador aún esperanzado entre su tragedia y sentido del abandono y deshumanización ¡Vinterberg era un genio! Capaz de torturar a una audiencia hipnotizada por su drama, el mismo narrador jugaba con la esperanza del espectador regalándole al final un suspiro que le devolviera la fe en el mundo, la vida y/o la sociedad. Así pues la ganadora de Cannes, Festen, la infravalorada Submarino y la genial La Caza se convirtieron uno de los testimonios fílmicos dramáticos más relevantes de los últimos 30 años.
Ahora bien, salirse del movimiento “Dogma” no le ha caído bien al danés, y es que después del 2012 (año en que presentó La Caza), sus tres cintas al hilo han representado una catastrófica debacle narrativa y autoral que ahora han llegado a un límite de la mediocridad , con su más reciente, Kursk, cinta del 2018 y hasta este año en carteleras basada en el trágico suceso real del hundimiento del submarino ruso K-141 en el año 2000, y la consecuente negligencia de su gobierno que resultó en la perdida de toda la tripulación.
Una decepción desde dos distintas percepciones; la primera para los que conocemos su obra, pues a pesar de contar con un relato adepto a su estilo, el director no es capaz de compenetrar ni emocional ni dramáticamente con ningún integrante de la desgracia y ni siquiera con la situación en sí, representando una artificial versión de supervivencia que incluso hace ver simple a la tragedia, restándole importancia y complejidad a lo importante que fue este suceso en la historia moderna y real (en algo que debe de ser hasta grosero para la memoria y familiares de las víctimas). Es increíble como un cineasta capaz de manipular de manera tan veraz la desesperanza y la psique hasta hace apenas 7 años, se convierta en un mero artilugio narrativo que hasta parece “de encargo”, en lo que es un metraje que incluso parece ajeno a la veracidad.
La otra percepción es que para quienes no conocen su obra previa, pues esta película pudiera parecer estar dirigida por “cualquier otro”, cualquier novato salido de donde sea y sin mucha esperanza de sobresalir, siendo un producto alarmantemente mediocre y apenas con el suficiente desarrollo para mantenerse a flote durante sus dos horas de duración. Con situaciones, personajes y escenarios del manual de clichés, predecible y sin poder generar ninguna empatía, Vinterberg parece consumido por el tono hollywoodense de protocolo, con una cinta descrita y narrada de la manera más simplona y aburrida posible, sin poder tan siquiera generar un pizca de suspenso en una situación donde debería ser el elemento principal.
En la parte del cast la coherencia de la mediocridad al menos se respeta y mantiene, pues el belga Matthias Schoenaerts no puede a pesar de sus buenos esfuerzos histriónicos sostener por si solo un guion plano y una narración sin pasión ni directriz; Lea Seydoux un mero adorno totalmente desperdiciado, en lo que también simboliza un retrato débil de la sociedad femenina contario a lo que quizá el director o guionista quisieron referirse (pues al parecer el objetivo era mostrar a las esposas de las víctimas como iconos de lucha o fortaleza ante la tragedia). Así mismo las participaciones de Colin Firth o Max Von Sydow son meramente anecdóticas.
Una decepción mayúscula sin ningún riesgo o respeto por la historia real, al cine le hace mal que un cineasta de alto nivel como Thomas Vinterberg cometa estas imprudencias fílmicas. Como el submarino en la vida real, la carrera del danés se encuentra yéndose al carajo hacía el fondo del océano ¿Sobrevivirá? Con estas 3 desgracias al hilo haría falta un milagro. Terrible… oremos.