La Casa de las Flores: Telenovela de Netflix para un pueblo poco exigente
Desde principios de julio, pusieron una manta en el edificio de enfrente de mi departamento anunciando La Casa de las Flores. Desde entonces, Verónica Castro y Aislinn Derbez son parte de la decoración de mi terraza, así que me juré a mi misma, no ver la serie. Cumplí… hasta que me entró la curiosidad. De repente empecé a ver en las redes sociales que la serie era divertidísima, amigas recomendándomela, gente hablando como el personaje de Cecilia Suarez, memes de la historia, la comunidad gay muy feliz con la serie y pues ni modo, pudo más el chisme.
También debo confesar que no conozco mucho del trabajo de Manolo Caro, y es que solo vi (por accidente) un documental malísimo sobre una obra de teatro que montó en la ciudad de México, de lo más aburrido, mal hecho y pretensioso que se puedan imaginar (Los títulos de sus películas se me hacen muy cursis y rebuscados, como dicen en mi pueblo, “apantallapendejos” ¡perdón! Pero así me suenan).
¿De qué trata La Casa de las Flores? Pues es una familia muy adinerada y respetable de Las Lomas que tienen una exitosa florería. La familia esta conformada por Virginia de La Mora (Verónica Castro) y el esposo Ernesto de La Mora (Arturo Ríos), y sus hijos Paulina de La Mora (Cecilia Suarez), Elena (Aislinn Derbez) y Julián (Darío Yazbek Bernal), los cuales aparentan ser una familia ejemplar y de lo más normal; sin embargo, el día del cumpleaños de Ernesto, su amante Roberta (Claudette Maillé) decide ahorcarse en la florería que está justo al lado de la casa familiar. Deja una carta a Virginia y a partir de ahí se empiezan a descubrir todos los secretos y mentiras de la Familia De La Mora.
La trama pretende ser algo nuevo, cómico (poco me reí), interesante y transgresor; sin embargo, cae en todos los clichés dignos de una telenovela de Televisa de los años 90. Sí tiene algunos temas diferentes, como una relación homosexual, un personaje transexual, escenas de sexo gay, adicción a la marihuana, shows travestis, pero ninguno de estos elementos aportan mucho a una trama que al final de cuentas no termina nunca de cuajar. Parece que están ahí solo por escandalizar o hacer levantar cejas, pero hay momentos en que son innecesarios. No crea que soy de las que se asusta con esos temas, al contrario, me gusta que se traten abiertamente como lo que son y que se vean cada vez con más naturalidad en las pantallas mexicanas, pero creo que están mal escritos y planteados en la serie.
Los diálogos son de lo peor que me ha tocado escuchar. Frases que hemos escuchado en todos lados y simples como “Estoy tan triste que no puedo ser feliz”. Frases de canciones de Selena, (¡HÁGAME EL FAVOR! ¡CANCIONES DE SELENA! ¡no hay letras mas básicas que las canciones de Selena!), además de que las actuaciones son pésimas. A mí siempre me ha caído muy bien Verónica Castro, crecí viéndola en sus telenovelas, pero nunca se me ha hecho una buena actriz; es muy simpática, buena para conducir programas, pero ni de actriz ni de cantante tiene un pelo; pues bueno, aquí esta peor que nunca, tiesa, con unas pelucas horribles, no le salen bien los chistes, no se ve cómoda con el papel ni con los diálogos. La única que medio se salva la actuación es Cecilia Suarez (Participan también, Luis de La Rosa, Lucas Velázquez, Verónica Langer, Natasha Depeyron, Norma Angélica, entre otros más).
Cada capitulo tiene el nombre de una flor y el significado de la misma, lo que da la pauta de qué va, cosa que suena muy pretensiosa. Se ve que Manolo Caro es súper fan de “Esposas Desesperadas”, ya que tomó la misma línea, una historia contada por una mujer muerta, el “intro” de la serie es muy parecido e incluso la idea de las vecinas que se meten a la casa de al lado sin tocar la puerta ¡perdón! Pero ahí sí que esas cosas no pasan en la Ciudad de México y mucho menos en Las Lomas.
La trama no es interesante, no hay un conflicto contundente, no hay un villano, no hay confrontaciones, ni un suspenso, ni crecimiento de los personajes, nada. Una trama plana que termina igual que como empezó. Los romances que se van dando se ven muy forzados y no profundizan. Créame que me interesa más la vida de mi vecino que acaba de perder a su madre opresora y desde ese día se oye música y risas en el departamento de al lado, que la historia de la serie.
Tal vez lo peor (sí, porque hay algo peor), es la música. Uds. pueden encontrar el Soundtrack en las colecciones de “Los 20 grandes de Siempre en Domingo” que sacaban cada año en los 80. No es que yo sea una melómana, al contrario, tengo un gusto musical desastroso; sin embargo, la música de la serie me provoca ponerme a sacudir y barrer.
No cabe duda de que en México somos un país con bajo nivel de estudios, pero muy telenovelero. No somos exigentes, nos damos con un mal chiste, nos conformamos con una historia que no nos ponga a pensar y eso lo entendió muy bien Netflix y Manolo Caro, así que ya nos están anunciando la segunda temporada, a pesar de que la Vero Castro en cada entrevista cuente el final de la serie y diga que su personaje ya no tiene más que decir.
P.d Todavía no han quitado la manta del edificio de enfrente, pero me consuelo pensando que antes era peor la manta de MORENA con AMLO.
2 Comments
Suscribo tu opinión, las actuaciones son pésimas y definitivamente la vero sumamente acartonada, mal muy mal Netflix !!
Gracias por la reseña! concuerdo con muchos puntos ¿ es que nadie se da cuenta que la serie es malísima ? igual me me hace muy simpática Cecilia Suarez y Paco Leon es muy divertido en otras de sus películas, pero esta serie-telenovela está super sobrevalorada ! ( al igual que su director , ups )