La habitación de al lado: Lo efímero nos hace eternos.
Contexto
Acredor al León de Oro en el pasado Festival de Venecia y debutando con su primera película de habla inglesa, Pedro Almodóvar adapta la obra de Sigrid Nunez con una visión clara y precisa, pero muy contenida tanto en su narrativa como en su desempeño actoral.
La habitación de al lado cuenta los últimos meses de vida de Martha, quien pide la ayuda de su amiga Ingrid para que la acompañe en su proceso para realizarse la eutanasia en una casa alejada de la ciudad.
¿Qué funciona?
El característico diseño artístico está presente y brilla en cada locación, objeto y vestuario. En cada plano resalta el uso del azul y el rojo que dibuja en cada trazo, la perspectiva de la muerte anteponiéndose a la vida, el dilema que el personaje principal debe confrontar cada día.
La fotografía ofrece planos simétricos que encierran a los personajes en un espacio de armonía e intimidad, sintiéndonos seguros en cada uno de estos, aplicando adecuadamente el uso de close-ups para separar las perspectivas de las protagonistas, siendo los de Tilda los más bellos e impactantes visualmente.
Las referencias artísticas están presentes a lo largo de toda la cinta, lo cual denota el cariño con el que Almodóvar ha impregnado cada escena.
Los temas éticos y existenciales que se plantean entre las conversaciones de las protagonistas a medida que el final se acerca, son significativas, reflexivas, e irónicamente llenas tanto de un amor por la vida, como de un anhelo por la muerte.
¿Qué no funciona?
El ritmo se comporta de manera desigual, dando poco tiempo en momentos clave y alargándose innecesariamente en otros, especialmente en los flashbacks donde pudiésemos indagar más, pero terminan resultando en una anécdota en la que no se profundiza.
Muchos de los diálogos resultan poco naturales, forzados e incluso innecesarios. Afortunadamente el rango actoral de Julianne Moore y Tilda Swinton rescatan cada uno de estos momentos.
La inclusión de problemáticas como el neoliberalismo, el medio ambiente y la sobrepoblación se sienten fuera de lugar, atropellando una temática que ya de por si es compleja y no necesita recurrir a la sobreexposición.
Almodóvar se encuentra contenido y limitado en su búsqueda por entregar una adaptación correcta que agrade a todo público, pues su forma de contar historias se siente diluida dentro de cada escena ya que trabaja de una manera lineal y convencional para no romper el molde de una anécdota que tenía mayor potencial.
¿Qué nos deja?
Irónico como la muerte nos hace apreciar la vida, la debilidad nos mantiene fuertes, el dolor nos vuelve compasivos y la tristeza nos llena de felicidad a cada lágrima. Damos cosas por hecho cada que despertamos, nos acostumbramos al pasar de las cosas que se vuelve eterno, la eternidad nos vuelve egoístas y desinteresados, perdemos de vista que vamos a desaparecer, que en un segundo nuestra historia se desvanecerá como la nieve al tocar el suelo.
Creemos que la muerte es una gran carga, cuando en realidad es tan ligera y delicada, creemos que solo trae sufrimiento, cuando en realidad trae paz y esperanza, creemos que lo efímero es un castigo, cuando nos llena de vida todos los días. Lo efímero nos une, nos hace significativos, lo efímero nos vuelve eternos.
“Hay diferentes formas de afrontar una tragedia.”