La Hermanastra Fea: Imposible deseo de caber en los estándares

Adaptar un cuento de hadas a la pantalla grande ya es una práctica común, siendo Disney la compañía que probablemente más ha redituado con ello. Y justo han sido los mismos quienes han sobrecargado este rubro, haciendo remakes de sus creaciones ilustradas, y segundas y terceras partes, usualmente olvidables. Sin embargo, en tiempos recientes, ha sido el terror el encargado de proporcionar a estos clásicos un twist, tomando personajes icónicos como La Sirenita o Peter Pan y transformándolos en seres atemorizantes. Hoy este género vuelve a la carga para poner en segundo plano a Cenicienta, y relatarnos más de una de sus hermanastras, esas que inicialmente fueron villanas relegadas con ‘La Hermanastra Fea’

La Hermanastra Fea (‘Den Stygge Stesøsteren’ en su idioma original) tiene como protagonista a Elvira (Lea Myren), una muchachita que ha llegado con su madre (Ane Dahl Torp) y su hermana (Flo Fagerli) a vivir con su nueva familia. A partir de la invitación a un baile en el palacio, Elvira hará hasta lo imposible por llamar la atención del príncipe Julian (Isac Calmroth) -quien es su amor platónico desde hace mucho-, cayendo a pasos agigantados en una espiral de autodestrucción.

La Hermanastra Fea es la ópera prima de la directora Emile Blichfeldt, quien comenzó con el desarrollo de su idea hace ocho años, motivada por su propio interés en resignificar lo que los inalcanzables estándares de belleza han impactado en ella y en sus congéneres. Después de realizar los cortometrajes ‘How Do You Like My Hair?’ y ‘Saras intime betroelser’, que también abordaban este ríspido tema, Blichfeldt se lanza a escribir el guion donde, inspirada por la invención de los hermanos Grimm e iluminada por su idolatría al trabajo de David Cronenberg, utiliza el body horror para que la audiencia se cuestione por qué una chica tan normal y sana como cualquier otra termina por someterse a las experiencias más tortuosas con el fin de ser elegida. Para ello, acierta en designar a Lea Myren para el rol principal: La actriz emana inocencia y aflicción al verse menospreciada por su mamá, por sus profesoras y por Julian, y observamos cómo su constante humillación se revierte en un motor que deriva en el deseo de vengarse y sentirse admirada, mientras la locura se apodera de ella.

Además de las varias buenas interpretaciones, La Hermanastra Fea posee un valor agregado en su hechura gracias a la cinematografía de Marcel Zyskind, quien exhibe tonos pastel que nos hacen sentir en una ensoñación, la cual transmuta en pesadilla conforme avanza el filme, añadiéndole una suave iluminación para mantenernos en una sintonía onírica. Mención aparte para el diseño de producción de Sabine Hviid y el vestuario de Manon Rasmussen, que representan de manera extraordinaria el siglo XIX a través de una mansión desvencijada, la pista de un castillo, faldas con olanes y vuelos, y modales acordes a la época.

Estrenada en el Festival de Cine de Sundance del 2025, La Hermanastra Fea se une a los proyectos llevados acabo por mujeres (como Coralie Fargeat y ‘The Substance’, o Julia Ducournau y ‘Titan’), que aprovechan este subgénero para levantar la voz respecto a la pesada loza de la expectativa sobre los cuerpos femeninos. Emile Blichfeldt nos muestra a una joven que se pierde en el anhelo de ser aceptada por personas que en realidad no merecen la pena.

Que la moraleja de la cinta sea tan cruda como la sangre que brota desaforada en múltiples escenas: Si seguimos luchando por caber en ese imposible zapato, podríamos terminar tan destrozadas como Elvira.

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Acerca del autor

Ale Vega    

Fan del cine, la lectura y el fútbol, y siempre a favor de las propuestas que incomoden y cuestionen. Fiel creyente de que el arte no debería calificarse con estrellitas ni medirse a través de la taquilla. Todo lo vivo como un tiro al travesaño.


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