La Sirenita: Otro pobre remake en desgracia
Actualmente, los remakes parecen ser algo inevitable. Entre la excusa de “renovar” historias que puedan llegar a más generaciones y representar a más personas, es obvio que también se busca generar ganancias de películas ya clásicas que cuentan con una fórmula que se sabe que gustan a las masas. Este año tocó el turno a The Little Mermaid, mejor conocida en Latinoamérica como La Sirenita, de sumarse a los live-action del nuevo milenio cuyos mayores protagonistas son los efectos especiales.
La Sirenita (2023) sigue a su homónima de 1989, también de Disney, que a su vez está basada en el cuento de Hans Christian Andersen del mismo nombre, en la que Ariel, una sirena joven y curiosa que anhela conocer la vida fuera del mar, se enamora del príncipe Eric y busca hacer todo lo posible para ser parte del mundo de los humanos, incluso sacrificando su propia voz.
Empecemos por aclarar que este live-action es casi una copia idéntica de la historia animada que Disney nos presentó en los años 80s, por lo que es prácticamente inevitable que las comparaciones entre ambas cintas sucedan. Ya tenemos un producto que lo hizo bien y del cuál pensábamos no era necesario otro más (véase los fracasos de la 2da y 3ra parte como referencia), y que dentro de sus elementos más icónicos se encuentran sus inconfundibles melodías y los encantadores cómplices de nuestra sirenita Ariel, Flounder y Sebastián.
Parece ser que existe un deseo ferviente por parte de Disney de añadirle un toque de realidad a la fantasía, y la respuesta a ello es transformar esas películas animadas con las que varias generaciones hemos crecido en unas que sean de carne y hueso, como si nuestra imaginación no fuera suficiente para poder soñar y necesitáramos luchar para volverlo más humano. Una lucha en la que no podemos aceptar que esa magia solo existe en los cuentos y se quiere retratar como si pasara en nuestro propio mundo: animales que hablan, personas semi humanas que respiran dentro del agua, brujas, magia y hechizos. Aceptémoslo, los peces no son el animal más tierno ni adorable del mundo, por lo que verlos ejecutar acciones humanas se siente tremendamente extraño, eso además añadiéndole un pésimo CGI.
Los efectos especiales son el punto negativo más notorio de La Sirenita. Desde su primera toma, vemos un mar artificial con un oleaje estrepitante, que solo será una introducción de la calidad de lo que veremos a continuación. La primera parte de la película se desarrolla en el fondo del océano, por lo que es de esperarse la gran cantidad de animación hecha por computadora, desde su flora hasta los fieles y pequeños amigos de nuestra protagonista, pasando por su acartonado movimiento de cabello que no se logra disimular ni con sus coloridas vestimentas.
Además, la cinta tiene una ambientación bastante oscura teniendo en mente el tipo de historia que se quiere proyectar, y esto no es solo en las necesarias secuencias en el fondo del mar si no también en las que son realizadas en el exterior, haciendo de la noche uno más de sus principales atributos.
Las maravillosas canciones que ya conocemos están ahí y no se pueden ignorar del todo pues son grandiosas por sí solas, con todo y que Kiss the girl sufrió un cambio de letra para tener un tono más consensuado (en lo personal, Part of Your World está dentro de mi top 3 de las mejores canciones de Disney). Pero como ya es costumbre de la productora, estas melodías vienen ligadas al exceso, con unos arreglos para hacer lucir la voz de Halle Bailey más de lo necesario y que son bastante evidentes incluso dentro de su edición de sonido. A esto agregamos un trío de canciones inéditas escritas por Lin-Manuel Miranda, canciones que buscan sobreexplicar lo evidente y que pasan casi desapercibidas por agregar nulo valor a la historia.
Y hablando de agregar valor, ¿no debería esa ser la cualidad principal de un remake? Si ya tenemos una película que nos cuenta exactamente lo mismo, el cometido de este tipo de producciones tiene el deber de ofrecer un diferenciador lo suficientemente valioso como para hacerse de un mérito por sí mismo, situación en la que La Sirenita fracasa totalmente.
Entonces, ¿vale la pena la nueva película de La Sirenita? Definitivamente NO, pues el público más grande sin duda llegará acompañado de la nostalgia y se retirará lleno de confusión y arrepentimiento, mientras que los más pequeños se irán sin conocer la verdadera magia que puede lograr un gran cuento de hadas.
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1 Comment
Aparte de la polémica que tuvo esta pelí por la elección de la sirenita, el problema con esta película y las demás live action de Disney es tan como dices, son una calca de la original. A menos a mí por eso no se me ha antojado ver alguna.
¿Habrá alguna live action que realmente vale la pena?
Saludos