Las 10 Mejores Películas de Brad Pitt
Tal vez resulte extraño, pero sin duda Brad Pitt es uno de los mayores casos de discriminación física y por belleza de la historia fílmica, un actor que por su propio talento y excelente decisión de papeles ha planteado y desarrollado su propia evolución desde ser un símbolo sexual hacia una escala de excelencia histriónica con picos dramáticos soberbios (sobre todo en las últimas dos décadas) a lo largo de un poco más de 30 años de carrera.
Nacido como William Bradley Pitt en 1963 (si, tiene 55 años), Brad sobrepasó la posible maldición del encasillamiento por su físico para no solo convertirse en parte de la cultura pop desde los 90, sino también en uno de los mejores actores de su época. Camaleónico por excelencia y dominador tanto del drama como de la comedia, no es casualidad que Gilliam, Tarantino, Malick, los hermanos Coen, los Scott, Annaud, Ritchie, Miller, Soderbergh, Gray y Fincher (este último quizá siendo su verdadero padrino y causa de la independencia actoral sobre la faceta de niño bonito), cineastas que han marcado la historia y tendencias narrativas de los últimos 30 años, le hayan confiado sus proyectos con una reciprocidad histriónica por demás solvente.
Con 52 títulos fílmicos, más de 150 nominaciones y un poco más de 60 galardones, la discriminación se expande siendo sus victorias más por su faceta como productor que como actor, solo teniendo a través de los Globos de Oro y el Festival de Venecia, dos reconocidos galardones en una racha impresionante de títulos que debieron ser considerados por lo menos por su propia industria en los últimos 20 años.
Muy posiblemente en 2020 sea galardonado por el Oscar reconociendo no solo su carrera, sino un actual año de ensueño. Tal vez los méritos reales se deban al haber cruzado el sistema solar como protagonista y no por su exótico papel de reparto en cierta fábula hollywoodense ¡Pero hey! Al pobre del Oscar no se le puede pedir coherencia.
Tratando de romper esa discriminación, revisemos cuáles son las 10 Mejores Películas de Brad Pitt.
Bonus. Once Upon a Time in Hollywood (Quentin Tarantino, 2019)
Al unirse al ejército bastardo de Tarantino, Pitt vio en sus personajes una licencia para ser él mismo. Esto no quiere decir que se comporte ligero o desdeñable, sino todo lo contrario, sabiendo encausar su carisma en un papel que desprende tanto comedia accidentada como el equilibrio dramático necesario que, y como lo veremos más tarde con mayor ahínco y agilidad narrativa, provee también a su desempeño y química histriónica de un suspenso memorable. Así pues Pitt sabe asumir la responsabilidad de ser Pitt, que mesurado y comprometido con el relato y ritmo de su director, resulta ser lo más entrañable y memorable de un film dispar y polémico, pero también bello por su final, donde él se convierte en el verdadero protagonista.
10. Interview with the Vampire (Neil Jordan, 1994)
Importante parteaguas para su carrera previa a su confirmación con Fincher. Nótese en esta fantasía como Pitt comienza a surgir ya no digamos como la contraparte actoral perfecta (para su otrora contemporáneo Cruise, al cual terminaría por rebasar no solo en la propia cinta, sino en calidad durante los años), sino también como el vehículo del suspenso en lo que significa casi un ritual ceremonial para lo que en fue su primer protagónico. Pitt hace propia la excelente adaptación de Anne Rice al también ser el símbolo implícito del erotismo, recayendo en su interpretación ese equilibro estético – dramático ¿Algo curioso? Pitt será un complemento perfecto para actores más gritones y un poco más exagerados… como Cruise o el mismo DiCaprio
9. The Tree of Life (Terrence Malick, 2011)
Cuando un actor es considerado por Malick para sus relatos memoriales bien se podría decir en la mayoría de los casos que estamos ante un histrión consumado. Parte del árbol de la vida que pronuncia el mismo film y de los traumas de un adulto mientras este recuerda su pasado, familia y en este caso a su conservador y duro padre, no hace falta más que la presencia y sobriedad de Pitt para retratar por medio de retazos no solo la fuerza, sino las propias sensaciones de miedo y respeto hacía con aquella figura que con gran naturalidad interpreta. Fuera de cualquier juicio, en la que tal vez sea la mejor película de Malick (tengo mis reservas con The Thin Red Line), Brad Pitt y su director logran un mensaje potente y redondo sobre la paternidad, entre otras muchas cosas
8. Burn After Reading (Ethan y Joel Coen, 2008)
Interpretando a un verdadero imbécil, el genial estereotipo del “adulto fitness” americano planteado por los Coen recayó en una actuación fugaz y brillante por parte de Pitt en lo que tal vez sea el papel más extraño y fuera de la zona de confort de su carrera (restando el cameo en Deadpool 2). Siendo un instrumento de reparto de relevante importancia en un relato sobre la mera falta de la misma y de asuntos que la sociedad “idiota” consumida por el capitalismo – consumismo hacen creer como prioritarios, Brad funciona incluso como una perfecta auto sátira hacía la discriminación y estatus de su físico. El clímax y cierre de este personaje es tan trágico como hilarante.
7. The Curious Case of Benjamin Button (David Fincher, 2008)
Maldecida por su condición de romance fantástico, la audiencia debería prestar mayor respeto y admiración a una fábula que no solo junto a dos de los más grandes histriones de la época, Brad Pitt y Cate Blanchett, sino también al hecho de la confirmada y perfecta comunión artística entre la ágil narrativa de Fincher y el talento del actor, el cual independientemente de los efectos digitales, dota a su personaje de todas las expresiones e incluso movimientos dentro delas distintas etapas de la “curiosa” vida. Una novela de amor excelentemente filmada y contada, el curioso caso de esta cinta es que no se le considere en términos generales tan entrañable y emotiva como lo es en realidad, en mucha parte gracias a sus ostentosas actuaciones y gran reparto.
6. Fight Club (David Fincher, 1999)
La comunión con su padrino directivo llegaría 4 años después de su bautizo, con un personaje libre de ataduras narrativas y toda coherencia para después con un gran giro de parte del autor, someterlo a la lógica del relato anárquico por antonomasia. Parecidos en sus figuras y métodos actorales, no me imagino mejor cast y dupla para correlacionar esta demencial y estrafalaria interacción, en donde Pitt ve explotar ese potencia actoral hacía el final y clímax, desatando a Tyler Durden y de paso confirmando su estatus como icono pop en el final de la juventud de la Generación X. A través de Fincher, irónicamente y poco a poco Pitt se verá liberado de las ataduras del encasillado galán de Hollywood para entrar a la anarquía actoral.
5. Se7en (David Fincher, 1995)
Uno de los mejores finales del cine se da gracias a la conjunción de varios factores y su nivel de injerencia sobre el mismo, el cual procreará de manera inmediata una de las mayores joyas thriller en la historia. La estructura que Fincher hace sobre sus 3 ejes es fastuosa y necesaria para que en dicho clímax convivan con maestría las 3 personalidades a través de un cuadro de diálogos exquisito. Si bien es cierto que la madurez de Freeman y la frialdad de Spacey (como uno de los mayores hijos de puta y villanos del cine) son esenciales para lograr este cuadro, es de nuevo Brad Pitt, como ese perfecto ensamble, el que dota a la escena de la verdadera elocuencia, crueldad y trágica emotividad sobre el destino de aquella cacería pecadora.
4. Twelve Monkeys (Terry Gilliam, 1995)
En alguna ocasión, tras la inolvidable presentación de Ledger como el Joker, me preguntaron si consideraba a otro actor capaz de igualar o superar tal desempeño y entregar a un villano de cómic de manera tan memorable como lo hizo ahora el difunto y querido actor (también aplica si me preguntan actualmente con Phoenix en escena). Mi respuesta fue afirmativa y rotunda: Brad Pitt. Tomen sus desempeños Fight Club y sobre todo en esta impactante e infravalorada joyita SF ¡Y vualá! Con el perdón de Nicholson, del difunto y de Joaquin, creo que este Joker sería excelso (o mejor). En sus fugaces, enérgicas y míticas apariciones dentro del metraje de Gilliam, Pitt se roba totalmente la cinta, dándole el Globo de Oro como mejor actor de reparto.
3. The Assassination of Jesse James by the Coward of Robert Ford (Andrew Dominik, 2007)
La emancipación del western de Dominik no pudo encontrar un mejor socio que Brad Pitt en la parte actoral. Como Jesse James, personaje de reparto que conlleva el hilo de la trama, director y actor abordan un icono de la villanía del salvaje oeste desde una perspectiva totalmente psicológica, centrando su figura no en la criminalidad, sino en el intimo conflicto social y familiar resultado de dicho modus vivendi. Sabiendo el desenlace, Dominik se extiende en Pitt para crear así momentos de verdadera tensión y suspenso, basados en un sentido de paranoia y culpa por parte tanto del perpetrador como de su víctima, en una relación que fue más allá de la asociación criminal, dando un lugar de privilegio a este film incluso en el rubro testimonial e histórico.
2. Moneyball (Bennett Miller, 2011)
Pitt había sido gigolo, galán pasional, ente imaginario, agente del FBI, idiota, ratero profesional, vampiro, vaquero, sociópata y hasta la misma muerte, pero el destino le tenía reservado la que quizá sea su actuación más natural, la de un directivo preocupado por mantener su empresa en pie. La genialidad tanto del film como en particular el desempeño de Pitt, es que tanto Miller como su protagónico abordan el rol como una compleja expiación de la frustración y/o el fracaso, tan maravillosa y compleja, que el sutil pero magnífico desempeño dramático encausarán un clímax y escena final por demás cautivadores, dignos de cimbrar la nostalgia y sentimientos. Moneyball es una chulada que funciona tanto como drama deportivo como vehículo paternalista.
1. Ad Astra (James Gray, 2019)
(Pueden leer la crítica aquí) Concluyamos el análisis de la que hasta ahora es una de las carreras histriónicas más infravaloradas de la historia. Metafóricamente, el relato de Gray nos muestra el viaje artístico de Brad Pitt desde hace 30 años, de nuevo dirigiendo sus capacidades hacía otro relato de naturaleza paternalista; nótese la constante no solo en este ranking sino en todo su currículo sobre el dominio de dicho personaje, ya sea desde un plano afectado (este el caso), como en el caso de la propia figura paternal. Como el astronauta de esta fábula, Pitt alcanza las estrellas con un papel íntimo y rico en psicología ¡E imaginen lo que falta! Pues parece que hay Brad para rato.