Las 10 Mejores Películas de Chantal Akerman

No hay duda de que Chantal Akerman es una de las directoras más influyentes de la historia, y junto a los hermanos Dardenne, la cineasta más importante de Bélgica, siempre renuente a ser etiquetada bajo apelativos como judía, feminista (de las chéveres, no las extremistas misándricas) o bisexual (tirando a lesbiana). Sin embargo, no fue sino hasta tiempos más recientes que su figura cobró más relevancia, cuando una de sus cintas (un relato sobre la vida de una ama de casa fastidiada) fue seleccionada como “la mejor película de la historia” (más por las tendencias actuales que por méritos propios, pero que tampoco desmerece la calidad del proyecto). Un tardío reconocimiento que es sólo una pequeña muestra de la capacidad artística que siempre tuvo y a la que se mantuvo fiel hasta el último momento.

Nacida el 6 de junio de 1950 en Bruselas, hija de sobrevivientes polacos judíos del Holocausto, toda su carrera puede atribuirse al apego emocional de quien sería la principal influencia en su vida: Natalia Akerman, su madre. Siempre fueron muy cercanas, al punto de animarla a ejercer una carrera en vez de casarse. Fue a los 15 años cuando decidió que quería ser cineasta, luego de ver “Pierrot le Fou” de Jean-Luc Godard. Aunque por ese entonces filmó su primer cortometraje “Saute ma Ville”, dejó la escuela de cine y a inicios de los 70 se mudó por un año a Nueva York para tener una mejor formación, tomando influencia de las obras de Andy Warhol, Jonas Mekas y Michael Snow, pero la nostalgia por el hogar la hizo volver a Bruselas, donde tomaría el gusto por la experimentación y las historias con representaciones realistas.

Tuvo claro cuál sería su estilo desde el inicio: una aproximación más contemplativa e íntima de la vida cotidiana mediante el uso de tomas fijas largas (a veces de hasta 10 minutos) para poner a prueba la paciencia del espectador y prestar atención a detalles que pudieran parecer mundanos, pero que fomentan la unión entre realidad e ilusión. Hay que agregar la forma en la que retrata la soledad, el aislamiento, la identidad, la sexualidad, la melancolía, la pérdida, la nostalgia, la maternidad y la feminidad, todo girando alrededor de la temática principal: el significado de ser mujer (siempre asegurándose de que el 80% del personal detrás de cámaras fueran mujeres). Estos mismos elementos le ganaron detractores que la han tachado de pretenciosa y causaron que ver su filmografía no sea fácil ni accesible para todos, pero este estilo sería la base para cineastas como Todd Field, Gus Van Sant y Sofia Coppola

Ganadora de 10 premios (que incluyen un Hugo de bronce, un premio Lumière y un premio André Cavens) y 18 nominaciones alrededor de una filmografía compuesta por 11 largometrajes, 16 documentales y 15 cortometrajes, pero como todo en la vida, esto viene a un alto precio. Lidió con un trastorno maniaco depresivo desde la infancia, pero tras perder a su madre, no pudo más y se suicidó el 5 de octubre de 2015. Para celebrar su cumpleaños y aprovechar el redescubrimiento que ha tenido su figura, no hay mejor manera que festejarlo que repasando las 10 mejores películas de uno de los íconos más importantes de la historia del cine, cuya identidad siempre fue la de ser una hija.

 

Bonus – Toute une Nuite (1982)

Un homenaje que Chantal Akerman le hace a la ciudad de Bruselas, donde cada personaje (aunque muy básicos en estructura y con poca personalidad) representa una pequeña parte de un entorno urbano agotado por la rutina, lleno de tensiones sin resolver y sin mucho contacto físico. Simula el estilo de una película muda para que el lenguaje corporal juegue con la certeza de saber si la otra persona ama o siente algo, lo que permite manifestar un tipo diferente de amor que busca hacer un tributo a esos eventos que surgen a la mitad de la noche. Incluso, por la misma temática y ambientación, puede verse cierta inspiración para After Hours.

 

Bonus: Là-bas (2006)

A través de una ventana, las cortinas cerradas y la cercanía al mar, este documental sirve como un testimonio del vacío físico y emocional causado por el aislamiento. Además, vuelve relevantes las memorias de la infancia y el trasfondo judío de Chantal Akerman, retratando a una mujer cansada que intenta aferrarse a la vida mientras reflexiona en un pasado que ya no existe más que en los recuerdos. Sencilla y necesaria observación generacional que incluso sirve como contrapunto a News from Home, ya que ambas tratan temas similares desde perspectivas diferentes, dado el paso del tiempo y la experiencia adquirida con la edad.

 

10 – Almayer’s Folly (2011)

La principal diferencia que aporta Chantal Akerman a la novela de Joseph Conrad es que se centra más en la liberación de la hija que en la locura del padre, lo cual sirve para retratar la separación familiar como un ritual necesario para ella, pero también deja entrever la obsesión y la falta de un hogar (físico y existencial) que ayude a una mejor comunicación entre ambas partes. Si bien tiene algunas escenas que se alargan de más, el escenario hace que los frondosos paisajes se conviertan en una meditación sobre liberación, rebelión y desafío. Un sol frío que, a pesar de su intensa luz, no calienta en la profundidad de la selva.

 

9 – American Stories: Food, Family and Philosophy (1989)

Una especie de encuesta que concientiza sobre la inmigración de los judíos a Estados Unidos, donde las imágenes que representan el pasado distorsionan la memoria y personifican la voluntad de vivir de los judíos. Chantal Akerman indaga y reflexiona en las raíces de una cultura que va perdiendo su identidad por la pérdida de la lengua materna, la adaptación al nuevo país de residencia y la autoridad patriarcal. Aunque es de esos casos donde una mitad es claramente superior, funciona como un recuerdo colectivo que intenta mantener vivos los recuerdos de varias generaciones que cada vez se vuelven más difusos.

 

8 – Nuit et Jour (Noche y Día, 1991)

Es innegable el efecto acogedor que la fotografía de tonos cálidos ofrece para resaltar la conversión de la armonía del lenguaje corporal a la confrontación hablada. El conflicto emocional que plantea Chantal Akerman es ágil por la relación que ejercen el amor, la opresión y liberación sobre los protagonistas, lo que conlleva a una historia cargada de ingenuidad y mucha dependencia emocional. Por momentos puede volverse redundante en la narración, pero es una obra armoniosa sobre una pareja que se distancia por la falta de comunicación, simbolizado en un muro perforado que representa escapatoria y una dolorosa herida que debe sanar.

 

7 – Je, Tu, Il, Elle (Yo, Tú, Él, Ella, 1974)

Aquí está el origen del estilo de Chantal Akerman: las tomas fijas largas, las meditaciones reflexivas, el aislamiento, la pasión y las diferentes partes que configuran su particular yo femenino. Este estudio introspectivo hacia su persona es complementado por pequeños diálogos que calculan cada minuto de metraje, de tal manera que el lenguaje corporal enfatiza el estado de ánimo de los personajes para culminar con una escena tan salvaje como romántica. Divisiva para muchos por la pasividad del ritmo lento, pero necesaria para entender su metodología para hacer cine.

 

6 – Portrait of a Young Girl at the End of the 60s in Brussels (1994)

A través de los diálogos y el manejo de la cámara, esta película para televisión delimita la búsqueda de identidad de una juventud inconforme con las normas establecidas por la sociedad. Chantal Akerman expone la presión interna de una persona a la convivencia social, la toxicidad externa, la rebeldía adolescente y una sutil alegoría a la orientación sexual. Con cierto toque autobiográfico y sentimiento de anhelo por el pasado, sabe aprovechar su corta duración (poco más de una hora) y contextualiza el comportamiento adolescente según el marco de referencia y la personalidad de cada individuo.

 

5 – Golden Eighties (1986)

Este homenaje a Jacques Demy utiliza una estética colorida y un tono alegre para ocultar un mundo donde el amor se torna artificial por el consumismo, la privacidad es inexistente, el chisme se propaga como un virus y el romance es tan pasajero como las vivaces, pero caricaturescas coreografías. Puede que el ritmo más ligero y accesible edulcore mucho la narrativa, pero también revela a una Chantal más relajada y animada, que propaga mucha pasión en cada diálogo y anécdota de un grupo de empleados y clientes de un centro comercial. Un musical infravalorado cuya rimbombancia lo convierte en la obra más excéntrica y divertida de su filmografía.

 

4 – No Home Movie (2015)

Chantal expone su intimidad y su misma alma con una situación que presenta la pasividad y monotonía de un acercamiento abrupto, doloroso y silencioso a la enfermedad y la muerte. Los planos fijos están colocados de tal manera que preservan hasta el último detalle de las conversaciones personales que lidian con el pasado de Natalia Akerman, siempre con el presentimiento de que cada instante puede ser el último. Una excelente despedida para una gran cineasta, y en un plano más personal, para una mujer que en verdad amaba a su madre, tanto que al morir ella, ya no tuvo nada por qué vivir.

 

3 – Les Rendez-vous d’Anna (Las Citas de Anna, 1978)

Aurore Clément es la responsable de establecer y detonar un aislamiento causado por el cansancio de la rutina diaria, lo que deriva en una notable alegoría sobre la añoranza, la identidad sexual y las relaciones maternales. La conexión entre cada pareja cumple el cometido de entender la soledad por la que atraviesa y sirve para aclarar algún tipo de conexión con tal de poder sacarla del encierro voluntario en el que flota a la deriva. Quizás un poco más de contexto y trasfondo hubiera venido bien para tener una mejor delimitación de personajes, pero Chantal Akerman consigue una historia que tal vez es más necesaria para la época actual por el sentimiento de vacío emocional.

 

2 – News from Home (1976)

Documental biográfico donde Chantal Akerman lee las cartas que mandó su madre desde Europa mientras residía en Nueva York, durante una etapa previa al inicio de su carrera. Cada una de las imágenes sirve para crear un autorretrato oblicuo, indirecto y nostálgico sobre las circunstancias alrededor de la presencia, la ausencia y la alegría por el bienestar y la felicidad de un ser querido, delatando una comprensión al anhelo por volver a casa debido a los sacrificios hechos por el esfuerzo en conseguir una meta. El plano final simboliza una despedida casi abstracta del brumoso panorama urbano.

 

1 – Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles (1975)

Más allá de la controversia causada por ser nombrada “la mejor película de la historia” (algo exagerado y que sólo la hará más divisiva de lo que ya es), retrata las consecuencias del silencio y el aislamiento por períodos prolongados. Chantal Akerman limita el diálogo y usa tomas largas para plasmar por 3 horas el entumecimiento mental causado por la cotidianidad, logrando que uno sienta lo mismo que estas personas encerradas en un círculo vicioso donde la muerte es quizás el único camino de escape. Una experiencia más común de lo que podría pensarse porque esa vida de autómata es el mundo entero para muchos, aclara que si le dices a alguien lo que sientes, es probable que lo entienda.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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