Las 10 Mejores Películas de Clint Eastwood
Una de las leyendas vivas del cine y sin duda uno de los artistas – autores más prolíficos de la industria a lo largo de las 7 décadas. Al explotar su carrera bajo el cobijo de Leone como el nuevo arquetipo del “cowboy” de aquel nuevo western de corriente “espagueti”, pocos se hubieran imaginado que aquel “Hombre sin nombre” expandiría su figura no solo al rubro actoral, sino al directivo y hasta al de la cultura pop, siendo al día de hoy y de manera literal, una poco menos que mística silueta que con cada mirada, gruñido, retirada o vuelta de las cámaras, hace que la industria y audiencias tiemblen ante su presencia física y virtuosismo narrativo.
Actor, director, productor, músico, compositor y hasta líder de opinión sociopolítica, Eastwood nació en San Francisco bajo el apodo de “Sansón”, nombre que las enfermeras le pusieron al ver que ese bebé pesaba 5.2 kilogramos al momento de nacer. Un nómada de ascendencia inglesa y descendiente de la nueva clase obrera que antes la Guerra encontró prosperidad en ese entorno de ensueño del “american way of life”, al ser rechazado de varias instituciones por rebelde, tomaría servicio militar y lucharía en la Guerra de Corea, sobreviviendo incluso a la destrucción de su avión bombardero, el cual al estrellarse y gracias a su gran habilidad como nadador, recorrió 3.2 kilómetros hasta la costa. Su rudeza se iba forjando de manera progresiva.
Al regresar a suelo americano y gracias a su también físico privilegiado y rostro de galán, encontró bajo el cobijo de la CBS su primer papel en la televisión con la serie Rawhide, donde rápidamente fue ubicado por la industria gracias a su presencia y talento, a pesar de solo tener un papel secundario. Pronto pasaría al cine con algunas participaciones en cintas de monstruos y series b, sin embargo fue a la llegada de los 60 cuando su co estrella de Rawhide, Eric Fleming, rechazaría el papel protagónico en una extraña cinta western con tintes hispanos e italianos dirigida por un tal Sergio, papel que Eastwood tomaría por 15 mil dólares y un Mercedes Benz… y el resto es historia.
71 créditos como actor, su carrera como director empezaría a principios de los 70, justo después de la trilogía del dólar, su primer gran clímax y posicionamiento como estrella. Pero su sapiencia empresarial lo llevaría más lejos que cualquier otro, pues con sus ganancias de aquellos y otros western, Clint fundaría su propia casa productora, Malpaso, en honor al riachuelo de su propiedad en el condado de Monterrey. Y he ahí otra historia… una repleta de éxitos, con una prolífica producción de films a través de 5 décadas y sobre todo el poder creativo de las mismas 41 piezas (y otras) que han salido de aquel “riachuelo”.
Más de 150 reconocimientos que incluyen 5 Oscar, 5 Globos, 3 reconocimientos de Cannes y un par de Venecia, recordemos a Eastwood con sus 10 mejores películas, entre actor y director, porque sería imposible separar a uno del otro, pues notarán a continuación que el Clint director nunca hubiera podido ser “la leyenda” sin ese “Hombre sin nombre”, el Eastwood actor y también su principal “auto” influencia.
Bonus 1 – American Sniper (Eastwood, 2014)
En el género existe un tono muy establecido que crítica la campaña mediante el análisis de la estadía del soldado en combate, psicología y estado emocional; llamado anti bélico, en lugar de ensalzar la batalla, se enfoca en los horrores y consecuencias de esta, proyectándola como insulsa y falsa, una cortina de humo para poder enriquecerse a consta de algunos sacrificios. Pero qué pasa cuando Eastwood no crítica la guerra, sino al soldado y a la sociedad ¿Hay algo más patriota que la honestidad? Muchos llamaron a esto “propaganda patriotera”, siendo totalmente lo contrario: un relato sobre un soldado en particular y su objetivo: servir sin preguntar. Si bien dista de sus mejores piezas, se merece una mención por infravalorada.
Bonus 2 – Bird (Eastwood, 1988)
El jazz no es para todos, y tampoco lo es esta película. Como sus acordes, los 170 minutos de Eastwood son ambiciosos y heterogéneos; parecerían estar a destiempo con una progresión de retazos, pero existe una extraña armonía que une todo su relato, y esa es la música de Charlie “Bird” Parker, la cual se funde de manera perfecta con su esencia y entorno fílmico, poseyendo en alma y espíritu a Forest Whitaker y entregando por consecuente la que sin duda es el testimonio audio visual más íntimo sobre el jazz desde su irrupción como remanente artístico, social y cultural en los años 40, pero también uno de los clásicos más injustamente olvidados de Clint, el cual le regaló su primera nominación en las premiaciones gringas (Globo de Oro).
10 – Gran Torino (Eastwood, 2008)
Debo aceptar que al principio rechacé esta propuesta descarada de “auto homenaje” a un estereotipo eterno por parte del Clint actor, estableciendo su bono y posición de vejez a través de ciertos cambios de aceite y registros en lo que vendría a ser su nuevo “arquetipo” de “baby boomer patriota, bondadoso y heroico”. Es cierto, Eastwood también con el pasar de los años se reveló como un mejor director que actor, pero entonces ¿por qué cedi ante ella con el pasar de los años? Por qué a pesar de su convencionalidad y vehículo de lucimiento ¡Por Dios! ¡Que puto lucimiento! Y es que así deberían de funcionar todos los “auto lucimientos” en el cine, con esa presencia, seguridad, diálogos y por supuesto, excelente y emotivo giro final.
9 – The Bridges of Madison County (Eastwood, 1995)
A la fecha sigue siendo una excelente curiosidad en su carrera; tanto como director, al enfrascarse en un romance de tintes melodramáticos alejado de su zona de confort; como también como actor, y es que con 65 años, Clint experimentaría no solo una de sus mejores interpretaciones dramáticas, sino también su mejor ¿y único? (aunque por ahí figura The Beguiled, pero no es exactamente una cinta “de amor”) papel romántico y de galán al andarse ligando a una también extraordinaria Meryl Streep. Como narrador, Eastwood provee de un loable ritmo a este relato que en un segundo plano y adepto a su ideología patriotera, también se convierte en un homenaje a la vida rural “y romántica” de Los Estados Unidos y sus “boomers”.
8 – Letters form Iwo Jima (Eastwood, 2006)
Una de las más inventivas cintas bélicas de todos los tiempos que gracias a la experiencia combativa y directiva de Eastwood encausa un realismo dramático difícil de encontrar en otros ejemplos del género. Pero el principal valor no solo radica en este toque narrativo tan distintivo, sino en que el conflicto es narrado de parte de los japoneses, convirtiéndose así también en un rico testimonio histórico y de estructura de una serie de entrañables personajes. Como dato curioso, este ejercicio salió a la par de su contraparte “gringa”, en un “doublé pack” directivo y muy ambicioso por parte de Clint que terminó por regalar a esta parte “japonesa” todas las mieles de la victoria fílmica, pues Flags of our Fathers es poco más que nefasta.
7 – A Perfect World (Eastwood, 1993)
Si analizamos su obra como director, podemos apreciar un simbolismo escondido, la de la figura paterna; como pistolero, coach de boxeo, cabecilla del hampa o anciano retirado, dicho elemento lo ha acompañado en algunos de sus mejores films y en la mayoría de las ocasiones fungiendo este como sustituto, en una especie de elemento paternalista adoptivo. Dentro de este contexto está A Perfect World, una de sus más crudas y conmovedoras historias relatadas con un detallismo sobrecogedor. Road movie, western, rica en simbolismos políticos, paternales y de empoderamiento femenino, esta es una de sus mejores y más olvidadas piezas, que curiosamente también presenta a un inmejorable Kevin Costner
6 – Dirty Harry (Siegel, 1971)
Un vaquero de asfalto era el complemento y la evolución perfecta para dar el salto protagónico del western al thriller y a la acción, géneros que representaban un entorno encomiable para su figura y que aquí dieron como resultado también a su segundo personaje integro de la cultura pop. A la orden de Siegel, Eastwood experimentaría no solo esta transición como hombre policíaco y/o de acción, sino también en el rubro dramático, logrando forjar una clara influencia en su posterior carrera directiva y en lo que refiere a esta excelente y entretenida pieza, una referencia en los relatos policíacos por venir de parte del arquetipo del policía rudo y rebelde creado por ambos. Los diálogos de Harry en Eastwood son míticos.
5 – High Plains Drifter (Eastwood, 1973)
Uno de los relatos más complejos, oscuros y espirituales en el western; un misterioso pistolero llega al pueblo de Lago para imponer una dictadura y transformar su supuesta tranquilidad en un infierno (cambia el nombre de Lago en Hell), escenario perfecto para aguardar y ejecutar su venganza. Eastwood decide salvaguardar la figura de su personaje espagueti (El hombre sin nombre) para adaptarlo a otra ficción fuera del contexto de Leone y darle un giro de tuerca que deja sobre la mesa un mensaje vengador y espiritual (temas recurrentes en su filmografía), sin embargo lo que resalta en realidad en Lago, es la extravagancia impuesta por Eastwood con ciertos símbolos surrealistas y de crítica social.
4 – Million Dollar Baby (Eastwood, 2004)
Sin duda el epitome de su tema patriarcal es también la conexión perfecta y clímax entre el Clint director y actor. Uno de los mejores dramas deportivos y ganadora del Oscar, la confirmación de su figura de culto (ahora como cineasta) se ve ensalzada por una gama actoral sinónimo de perfección, logrando no solo una química paternalista con Swank entrañable, sino también de nuevo con su socio actoral por excelencia, Morgan Freeman, en una unión que ya había desplegado excelencia en 1992. Un film sencillo en apariencia, pero que engloba una complejidad directiva sobresaliente, desde el bello manejo de esos planos “western” y su adaptabilidad al mundo del deporte ¿Han notado hasta aquí la influencia eterna de su espagueti?
3 – Il buono, il brutto, il cattivo (Leone, 1966)
Como si tratase del más bello relato mitológico, Leone despliega una excelsa odisea a través del territorio americano en plena guerra civil, donde tres forajidos con motivaciones y “personalidades” muy dispares persiguen un mismo fin. Las asociaciones y juegos mentales entre los protagonistas no se hacen esperar, y Leone entrega su obra más ágil y rítmica, que también significa el compendio del western por excelencia, una guía de ficción épica, estética técnicamente superior que engrandece la historia del lejano oeste y de la cinematografía durante sus más de 50 años de vida. Divertida, compleja, trágica, emotiva, dramática y sencillamente magistral, el “Hombre sin nombre” es punto de llegada y de partida para el género.
2 – Mystic River (Eastwood, 2003)
Debió haber ganado otro Oscar ese año a mejor película, y es que estamos hablando de uno de los puntos más altos en cuanto al cine thriller se refiere. Oscura, ágil y misteriosa, el tema del abuso es el punto de partida para encausar un complejo estudio de personajes que desemboca también en un sutil pero trágico cuento de gánsteres aderezado con los elementos policiacos aprendidos desde Siegel. Una excelsa narrativa de 3 ejes (Penn, Bacon y Robbins en sus puntos máximos) dentro de un caso que siempre se posa al borde del suspenso y de lo impredecible, y que como el genial narrador que es, se ve ensalzado por una escena final que completa el círculo perfecto que crudamente se establece desde su inicio. Gran, gran cinta.
1 – Unforgiven (Eastwood, 1992)
La más pura concepción del western como el adjetivo que siempre lo acompaña, salvaje; Unforgiven es la obras del género más cruda y adepta a la realidad de aquel desolado y ruin tiempo; una utopía conformada por el silencio y su interrupción súbita por la más pura e imperdonable violencia. Eastwood logra no solo resucitar, sino concebir la definitiva y verdadera naturaleza de su hombre sin nombre, un ser despreciable que se concluye así mismo con un diálogo sublime que resume la joya en cuestión y que provee a todo el film de esa constante tensión y veneración necesarias para recordar que el vaquero, el vengador, el escorpión, el bueno, el malo y el feo no han muerto, y que nunca lo harán: