Las 10 Mejores Películas de Denzel Washington
De educación periodística y teatral, estamos hablando del actor afroamericano más prolífico y mediático en la actualidad, y probablemente solo detrás del talento de Sidney Poitier.
Ganador de 86 premios, incluyendo 2 Oscar, 2 Osos de Plata y 2 Globos de Oro, Washington ya se prepara para 10ª nominación al Oscar, pues muy seguramente su versión de “Macbeth” figurará entre las mejores actuaciones de este año. Por el momento, recordemos la carrera de Denzel con sus 10 Mejores Películas
10 – Roman J. Israel Esq. (Dan Gilroy, 2017)
En el papel de un abogado con estrictas normas éticas que ve transformada su ideología a partir del resquebrajamiento del sistema y la tentación del billete, el veterano histrión de nuevo logra un papel entrañable, logrando que dicha metamorfosis se desarrolle de manera convincente en una cinta que va mejorando conforme se acerca su acto final. Una película menor en su filmografía, pero de gran labor histriónico en donde Denzel encausará la tentación, culpa y redención de este frágil ente con gran credibilidad y emotividad, llevándolo de la honestidad a la corrupción en un drama uy entretenido. Mucha mejor actuación que sus sobreactuados gritos de “Fences”, con esta lograría su última nominación al Oscar
9 – Man on Fire (Tony Scott, 2004)
Sensiblera, sensacionalista, manipuladora y repleta de esa horrible tonalidad sepia que le agregan los gringos a todo lo que tenga que ver con México. A pesar de todo eso, en su momento “Man on Fire” resucitó a Tony Scott y llevó a Washington a erigirse como un nuevo hombre de acción, en este caso un exterminador de parias y criminales mexicanos con el objetivo de salvar a una insoportable mocosa llamada Dakota Johnson. Sin duda este papel será de gran influencia para su carrera, pues complementaría ese currículo meramente dramático con personajes rudos e inexpresivos muy acordes quizá a su personalidad (The Equalizer sería el ejemplo más actual, que prácticamente es una calca de aquel hombre chamuscado)
8 – Philadelphia (Jonathan Demme, 1993)
Por Clementine
Inicio los 90’s y el SIDA era un tema en boga, una enfermedad mortal, desconocida y malamente asociada con homosexuales. Hanks interpreta al abogado Andrew Beckett, quien trabaja para uno de los bufetes más prestigiosos de Filadelfia, pero que de la noche a la mañana es despedido bajo el argumento de que es “incompetente. Decide ir a juicio contra sus exjefes con la ayuda del abogado Joseph Miller (Denzel Washington) quien al principio estaba un poco renuente, pero al ir viendo la convicción de Andrew y el desgaste que le propicia su enfermedad, decide ayudarlo a reclamar justicia. Aunque Hanks se haría de su Oscar, la excelsa labor de reparto de Washington logra esa conexión humana – laboral necesaria para crear una excelente química
7 – Remember the Titans (Boaz Yakin, 2000)
Por El Cine Actuario
Mucho antes de que existiera esta moda actual por retratar conflictos raciales en casi todas las películas, Remember the Titans se adelantó a nuestros tiempos, pues sin necesidad de caer en maniqueísmos o de sobreexplotar de forma amarillista la crueldad, Gregory Allen adaptó una historia simple pero efectiva que retrata la inclusión de los afroamericanos en un equipo de futbol americano de preparatoria en los años de 1970, justo cuando la segregación había terminado. Con una manufactura increíble, desde la fotografía hasta la banda sonora, y una actuación destacable de Denzel Washington, Remember the Titans demuestra ser más sutil en cuanto este tipo de temas que muchas de las películas que hoy en día parece que con calzador quieren hablar.
6 – American Gangster (Ridley Scott, 2007)
De manera indirecta he demostrado mi repulsión hacía esta mediana obra gansteril, que se sirve de todos los elementos de otras verdaderas grandes películas para llevar a cabo un pastiche tanto en el desarrollo de su historia como en el del personaje principal. Una grosería y farsa de Scott, de donde Washington se exime dando una loable interpretación como este padrino criminal, y en donde su principal valor radica en el sacudirse su condición de “color” para encausar un buen antihéroe que poco a poco abandona lo “humano” por su propia ambición. Conociendo los egos de Scott y Washington, no sería raro que este último haya tomado la batuta de su propio personaje, pues en su actuación denota mucho más control que la propia dirección de Ridley
5 – Malcolm X (Spike Lee, 1992)
Otro caso similar al Gánster de Scott. El que quizá sea el director más sobrevalorado de la historia, hace que la soberbia actuación de Denzel le haga toda la película, y cuando me refiero a toda es ¡TODA! Debido a la subjetividad e inutilidad narrativa de Lee, que conlleva a una cinta de lo más pesada y redundante, Washington se sirve para literalmente sumergirse y adoptar la propia personalidad del revolucionario en cuestión, logrando lo que quizá sea una de las mejores actuaciones biográficas en la historia. Es irónico pues, que las fragilidades a nivel de guion y de dirección permitan la libertad del actor en cuestión, que no tiene más que concentrase en su labor de inmersión para en este caso lograr consagrarse a principios de los 90
4 – Flight (Robert Zemeckis, 2012)
Tras 12 años de inconsistencias y bonitos pero vacíos experimentos animados, Flight significó el rescate de un náufrago Zemeckis. Si cortamos el cliché americano que hacen que la película en ocasiones se asemeje a un documental sobre auto ayuda, quizá estaríamos ante un mejor drama que Cast Away, sin embargo, la secuencia inicial dio ese esbozo narrativo que pensábamos perdido, encausando un relato catártico sobre degradación humana en donde Denzel saca el mejor partido, funcionando mejor y a la par de con Zemeckis cuando la historia se aleja de lo moralino para recrear la cruda realidad del alcoholismo. Una buena cinta que marcó una notoria actuación de Washington con un buen retrato fílmico sobre la grave adicción al alcohol.
3 – Hurricane (Norman Jewison, 1999)
La penúltima cinta del gran Jewison se convirtió en uno de los referentes de aquel poderoso año fílmico americano de 1999 (Magnolia, Eyes Wide Shout, American Beauty, The Green Mile), donde el cineasta retoma su discurso social para relatar la historia del ex boxeador Rubin Carter, acusado erróneamente de tres asesinatos y encarcelado de por vida solo por su color de piel. Así como el injusto caso, el desconocimiento fílmico también privó al mismo director del reconocimiento debido, siendo una de las principales influencias del inflado Spike Lee, el cual es sencillamente superable con la sutilidad y poderosa narrativa que Jewison imprime tanto a este como a sus otras obras, en este particular caso soportado también por una notoria actuación de Washington.
2 – Glory (Edward Zwick, 1989)
Por Dastan
Considerada una de las obras maestras del cine, film que lanzó al estrellato al director Edward Zwick y al actor Denzel Washington (ganó el Oscar a mejor actor de reparto), estrenada en 1989 y basada en sucesos reales, ambientada en la Guerra de la Secesión a mediados del siglo 18. Narra la historia del 54° Regimiento de Massachusetts, primer batallón conformado por afroamericanos. La película toca temas políticos como los que propuso Lincoln al argumentar que la guerra no solo puede ser entre blancos, todos los que viven en el país tienen el derecho a defenderla. Los afroamericanos no solo buscaban formar parte de la historia, deseaban conseguir su total libertad. Una historia magnifica con acertada narrativa, emblemáticas actuaciones y un final memorable.
1 – Training Day (Antoine Fuqua, 2001)
Ethan Hawke mencionó al ver el libreto de este fastuoso thriller policiaco que, de hacer él un buen trabajo, haría que Denzel Washington ganara el Oscar. Dicha declaración refleja una sapiencia impresionante sobre el quehacer actoral, pues bien es cierto que la interacción del reparto genera y ensalza la química del protagonista. Ya todos saben el desenlace profético de aquella frase: Denzel se haría de su Oscar, en un trabajo conjunto que saca chispas en cada plano, diálogo y situación incómoda entre estos dos policías, donde la tensión es un ingrediente constante de su narrativa. El villano de Denzel es impresionante, tan carismático y excéntrico como su personaje lo requiere; un ejemplo perfecto es la clásica frase: ¡King Kong ain’t got shit on me!