Las 10 Mejores Películas de Martin Ritt

El 2 de marzo nace en Estados Unidos el director de cine Martin Ritt, quien en sus inicios fue jugador de futbol americano, para posteriormente dedicarse al teatro y cine.

En la década de 1930, al igual que muchos directores y guionistas de la época, simpatizó con el Partido Comunista de los Estados Unidos, aunque siempre se mostró crítico con las líneas básicas de este. Aunque no fue directamente nombrado por el Comité de Actividades Antiamericanas, fue mencionado en el Boletín informativo de un grupo anticomunista llamado Contraataque.

Su debut en la gran pantalla sería Donde la ciudad termina, donde pone de manifiesto sus denuncias acumuladas durante estos años. Allí expone la corrupción, el racismo y la opresión gubernamental.

En su obra se denota su posición política e ideológica. Con cintas como: “Norma Rae”, “Hombre”, “Hud”, “Odio en las entrañas”, La gran esperanza blanca” y “El largo en cálido Verano”, entre otras.

Fue nominado al premio Oscar como mejor director por la cinta “Hud”.

Sin duda alguna, un director comprometido socialmente quien fallece a los 76 años en Santa Mónica (California) el 8 de diciembre de 1990. Aquí 10 de sus mejores películas para mostrar la capacidad de este gran director de cine, desdeñado por su postura política.

 

10 – Pete n’ Tillie (1973) 

POR EDGAR DEL VALLE

Llamada en suelo latino “Risas y Lágrimas”, es una película protagonizada por Walter Matthau y Carol Burnett, quien pasan de ser amigos, a ser amantes y posteriormente en esposos. Todo esto a través de pasaje que conjugan las risas y lágrimas de su relación (de ahí su traducción del título al español, más que acertado). Geraldine Page, con menos momentos de los que merecía, pero tan atinada en cada aparición que, por tercera vez, fue nominada como actriz de reparto a los premios Oscar. Una cinta menor de Ritt, pero aun así agradable para la audiencia, logrando algunos premios y nominaciones para sus actores (destacando el BAFTA para Matthau).

 

9 – Conrack (1974)

POR EL FETT

Drama educacional y de tema racial, donde Voight interpreta a un maestro poco convencional que es destinado a una comunidad negra, olvidada y muy pobre; sus métodos no serán tan bien aceptados, comenzando así un choque de ideales y valores sociales muy en la línea de lo acostumbrado por Martin Ritt, un narrador del “pueblo”. El film se sostiene gracias a la naturalidad y fuerza interpretativa de Voight, mientras Ritt esquiva todas las artimañas manipuladoras en cuanto al mensaje moralino de la película. En definitiva esta esta es una película (basada en la propia autobiografía del personaje principal) que debió haber causado mayores nominaciones o reconocimientos para el actor

 

8 – The Black Orchid (1958)

POR EL FETT

Producida por su marido, Carlo Ponti, este elegante drama romántico con toques de cine gansteril significó uno de los primeros ejercicios de Loren en Hollywood, auspiciada por tres cosas: su sensualidad y belleza (en una narrativa sujeta al lucimiento de dichos elementos), su creciente fama en Italia, y finalmente la amistad que desde 1953 había forjado con Anthony Quinn, con el cual habría de transportar una excelente química actoral también dentro de la pantalla. Quizá el guion, un poco convencional y predecible, no le haya hecho justicia a esta unión actoral, sin embargo es la pasión de ambos, y la perspicacia directiva de Ritt los que convierten a este drama en uno de los más importantes de la carrera de Loren en suelo americano

 

7 – The Great White Hope (1970)

POR EL FETT

Sin duda el clímax de Earl Jones como actor fílmico, varios elementos convergieron en esta adaptación para que encausará una fastuosa interpretación y química con Jane Alexander, que marcaría el valor de esta obra muy incluso por encima de su propia narrativa. El primero de ellos es el propio pasado de Jones, al ser abandonado por su padre, el boxeador y también actor (y con el que se reconciliaría una década antes); la segunda que esta cinta proviene de Broadway y de su previa actuación en el telón acreedora al Tony junto a su compañera de reparto, haciendo una labor redonda dentro de este drama deportivo que brilla gracias a la relación y el amorío entre un boxeador afroamericano y su amante blanca.

 

6 – The Spy Who Came In from the Cold (1965)

POR EDGAR DEL VALLE

Basada en una de las mejores novelas de John Le Carré y dirigida por Martin Ritt, Burton nos ofrece nuevamente una soberbia actuación como el agente secreto británico, Alec Leamas, a quien se le pide que se infiltre en los círculos de espionaje, para posteriormente darse cuenta que sólo lo han utilizado como un peón más en el terreno de la guerra fría. Aunque la conocida trama sienta las bases narrativas de muchas películas – dramas o acción –  de espionaje por venir, su nueva nominación al Oscar (cuarta de siete) como mejor actor pone en otro relieve histriónico a una película que no obtuvo ni el éxito de taquilla como de crítica esperados, a pesar de que es un muy buen filme de intriga y suspenso.

 

5 – The Molly Maguires (1970)

POR EDGAR DEL VALLE

En 1876, en Pennsylvania, un grupo de mineros decide crear una sociedad secreta que comete sabotajes para presionar a los patronos y conseguir así mejorar sus condiciones laborales. En esta cinta, Ritt da muestras nuevamente de su posición social en defensa de la lucha de la clase trabajadora. En su momento fue un fracaso de taquilla, y más teniendo en cuenta que la película tuvo un presupuesto considerable contando en su reparto con actores como Sean Connery, Richard Harris y Samantha Eggar. Mencionar que este sería uno de los primero papeles importantes para Sean Connery fuera de la sombra de James Bond (aunque el protagónico reace en un excelente Harris)

 

4 – Hud (1963)

POR EDGAR DEL VALLE

Una muestra de cine comprometido por parte del director, en una cinta que deja ver el idealismo en contra de un sistema capitalista que propone un choque de intereses. Otra colaboración entre este director y el actor Paul Newman, con quien trabajó en cintas como “Hombre”, “Un largo y cálido verano” y “París de noche”. El director Martin Ritt, hombre de un virtuosismo y de una sensibilidad a toda prueba, se ha servido de sus habituales colaboradores, Irving Ravetch y Harriet Frank Jr., para dejar plasmada una historia profundamente humana; un drama sureño con ciertos toques de western que deja en claro la sensibilidad y gran conexión actoral que mantenía hacía con sus actores

 

3 – The Long, Hot Summer (1958)

POR EDGAR DEL VALLE

Película con un reparto multiestelar de primera, encabezado por Paul Newman, Joanne Woodward, Orson Welles, Lee Remick, Angela Lansbury, Richard Anderson y Anthony Franciosa. Basado en un relato de William Faulkner, el director nos cuenta la historia de un joven (Newman), acusado de un incendio, que llega a un pueblo para transformar la vida de los lugareños. El filme desarrolla un drama familiar ambientado en el sur más tradicional y profundo de los EE. UU., dominado por caciques todopoderosos y autoritarios. La película separó al novato Newman de la posterior leyenda, al joven enérgico de la leyenda dramática, y es que sin duda fue bajo el apadrinamiento de Ritt donde Newman conoció como establecerse como un actor de método.

 

2 – Hombre (1967)

POR EDGAR DEL VALLE

Western extraordinario, nada convencional, con un desarrollo impecable; los diálogos son de enorme enjundia filosófica, ética y altura intelectual, tanto que pocas veces se han visto en el género intercambios de palabras con un nivel tan solvente de raciocinio. Martin Ritt tiene en su filmografía un puñado de películas notables y de marcado carácter liberal. La que nos ocupa se une a la moda de aquello que en los años sesenta se llamó western crepuscular. Sin duda alguna, una de las mejores películas de este desdeñado director por su posición política. Newman ejecuta a la perfección la metáfora social y crítica hacía el clasismo y eterno racismo de los pueblos americanos, dignificando al nativo como una especie de vengador hacía el giro de su trama

 

1 – Norma Rae (1979)

POR EDGAR DEL VALLE

Película basada en hechos reales, que quizá es la que mejor demuestra la ideología de este director, al contar la historia de una trabajadora fabril que lucha por lograr conformar un sindicato que defienda los derechos de su gremio (un tour de force magnífico por parte de Sally Field, que se llevaría el Oscar, el Globo y el premio del Festival de Cannes). Una de las grandes virtudes de la película es su guion (reconocido de manera internacional también con varios premios), que construye personajes atractivos, con los que el espectador puede sentirse, si no identificado, sí al menos solidario. La cinta también fue nominada a mejor película de ese año, siendo ve

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Edgar Del Valle    


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