Las 10 Mejores Películas de Ralph Fiennes
Uno pensaría que Ralph Nathaniel Twisleton-Wykeham-Fiennes, mejor conocido solamente como Ralph Fiennes, vendría de la realeza, y que con ese imprescindible talento se encuentra actuando desde muy temprana edad, pero no. Hijo de un fotógrafo y de una escritora, lo único seguro es que aquel primogénito tendría la vocación artística desde el vientre, misma que también se extendió hacía con su hermano, Joseph (también actor con menos suerte y/o talento), y hacía con su hermana, Martha, una directora de teatro.
Fiennes comenzaría su educación artística en el colegio, pero no sería hasta la edad de 30 años, en 1992, cuando debutara en el cine la readaptación de Cumbres Borrascosas a lado de Juliette Binoche. Aunque esta nueva versión de la célebre novela no tendría mucha suerte hacía con la crítica y audiencia, solo un año después el británico sería seleccionado por Spielberg para interpretar a uno de los más grandes hijos de puta que ha parido el cine, y el resto sería historia.
Con 74 títulos en su haber, 40 reconocimientos y aún un largo provenir histriónico, Fiennes sin duda alguna se ha posicionado como uno de los mejores actores de las últimas tres décadas, sabiendo equilibrar su faceta comercial con proyectos que cada cierto lapso le han dotado de un registro y capacidad dramática imponente, misma que se encargó de desarrollar con mayor ahínco durante los 90.
Celebremos los recién cumplidos 61 años de Ralph Fiennes con sus 10 Mejores Películas, una selección VIP de un currículo fílmico exquisito.
Bonus – Strange Days (Kathryn Bigelow, 1995)
Como su nombre lo indica, Strange Days es una película extraña. Un thriller de ciencia ficción que se destacó por poner de relieve uno de los primeros esbozos fílmicos sobre la realidad virtual, pero también por tomar prestado su contexto de la paranoia colectiva previo a la llegada del nuevo milenio. Aunque abusa de su estilismo, de su duración y de ciertos elementos del cyberpunk, y en especial de las novelas de K. Dick, Bigelow se las arregla para construir en lo surreal, una realidad social que quebrantaría en una especie de búsqueda trágica por su propio redescubrimiento. Fiennes lograría un excelente polícia convertido en criminal, que tendrá que desenmarañar un misterio adelantado a su época.
10 – In Bruges (Martin McDonagh, 2008)
Fiennes posee una notoria capacidad para interpretar tanto demenciales villanos como héroes románticos de una cinta a otra, misma que aquí de cierta manera se equilibra al crear un maquiavélico jefe de la mafia con ciertas obsesiones y credos que lo hacen muy afín y hasta divertido hacía con el público. Una de las mejores fábulas criminales de los últimos tiempos (para su servidor incluso mejor Three Billboards del mismo director), con diálogos hilarantes y momentos impactantes y cautivadores que se ensamblan de manera perfecta con la guía turística de Brujas, Bélgica, Ralph Fiennes viene a ser como la cereza del pastel, llegando con su personaje también el clímax y la amenaza del relato hacia su gran recta final.
9 – Harry Potter saga (2005, 2007, 2010, 2011)
Aunque lastimado en muchas ocasiones por el guion y la errónea dirección de Newell y Yates principalmente en los capítulos 4 y 7 (versículo segundo), el Voldemort de Fiennes es precisamente la imagen tenebrosa y demoniaca que muchos lectores de Potter imaginaron en su momento, creando así uno de los villanos del género de fantasía más icónicos y amenazantes. La capacidad teatral sobrepasa la normalizada caricaturización de esta fábula, llegando el clímax del “que no debe ser nombrado” en el capítulo 5, con apenas dos minutos de presencia para protagonizar uno de los mejores momentos de toda la saga fílmica contra el Dumbledore de Gambon. Suficientes para aterrorizar y dar pesadillas a los(as) chiquillos(as).
8 – Quiz Show (Robert Redford, 1994)
Un testimonio de ese mencionado salto radical de villano a héroe, pues tras filmar con Spielberg en 1993, su próxima aparición sería en este potente thriller corporativo y publicitario de Redford. La imagen inocente de su personaje se contrapone a la otra excelente actuación de John Turturro, el cual representa el oportunismo y la falsedad del sistema, pero que también sostiene tanto el dilema moral y de competencia entre estos dos competidores “seleccionados” como eslabones mediáticos de un show de preguntas y conocimientos manipulado a través de los años. Así mismo mientras Van Doren representa lo mediático de la clase alta, a Turturro le toca la de clase media baja en lo que también es un hábil discurso – crítica sobre las clases sociales
7 – Red Dragon (Brett Ratner, 2002)
Otra de las facetas de Fiennes es la de interpretar con tremenda soltura a personajes dementes y/o psicópatas, dotándolos de matices que incluso logran empatizar hacía con la audiencia. En este caso se vio beneficiado por un guion muy bien estructurado alrededor de su personaje, el asesino en cuestión, destacando junto a su reparto incluso por sobre la misma y predecible narrativa, de una muy entretenida precuela del clásico de culto de 1991. Quizá la mayor virtud de Fiennes en este thriller sea el robarle la atención a la figura mediática de Lecter (y a Edward Norton de paso), creando un muy trastornado asesino en serie que logra opacar el buen pero aun así repetido desempeño de Anthony Hopkins.
6 – The Reader (Stephen Daldry, 2008)
Aunque Kate Winslet aquí acapara toda la atención, hay que poner atención al sustancial papel de reparto de Ralph Fiennes, que de hecho es el vehículo, narrador y personaje que da el nombre al título de este potente e infravalorado drama de connotaciones bélicas. Daldry divide su trama en dos capítulos muy evidentes, y esta segregación agrega complejidad al misterio del personaje de Winslet, pero también dota de profundidad, primero como nexo y luego como protagonista (del segundo acto) al personaje en crecimiento de Fiennes, en una versión adulta de aquel primer deseo, contacto y “coming of age”. Solemne, romántica y trágica, la interacción entre estos dos ensalza a la propia Kate, que se haría del merecido Oscar.
5 – Spider (David Cronenberg, 2002).
En el mismo año de Red Dragon, Fiennes extendería su demencia fílmica a la orden de Cronenberg, pero en esta ocasión bajo las reglas de un thriller psicológico que no distingue la realidad de los meros pensamientos. Así pues, al dejar al psiquiátrico y acudir al asilo, nuestro protagonista será vapuleado por una serie de retazos mentales que lo refieren a la infancia, con una brutalidad narrativa en la que Cronenberg parece visualizar a la perfección esa trágica y loca odisea sin un rumbo fijo o peor aún, esperanzador. Fiennes es el vehículo o traje de este viaje mental, entregando un ente errante que puede llegar a ser tan conmovedor como en veces repulsivo. Cinta muy recomendada y olvidada.
4 – The Constant Gardener (Fernando Meirelles, 2005)
Hay veces que Fiennes de reparto ayuda a ganar Oscar a actrices protagónicas (Winslet en The Reader), y ha y otras en que Fiennes protagonista ayuda a ganar Oscar a actrices de reparto, como en esta ocasión a una también soberbia Rachel Weisz. Para su servidor un poco injusta la relegación de su gran y conmovedor papel, y en cierta parte una conjunción de muchos otros papeles ya revisitados y por venir, Ralph no solo denota esa credibilidad como “diplomático británico”, sino también el amor que profesa a su difunta y misteriosa esposa, y que al final es el principal motivante de su personaje y por ende del film. De nuevo el Oscar se olvidaría de él, así como la audiencia de este gran drama.
3 – The English Patient (Anthony Minghella, 1996)
Mi película romántica ideal, o mejor dicho nuestro cuento de amor trágico–fílmico preferido (de mi esposa y su servidor). Ralph Fiennes alcanzaría muy pronto la madurez actoral interpretando aquí dos facetas del mismo personaje (o incluso tres): el aventurero pre bélico, el amante y por supuesto el paciente que provee el título de esta gran e infravalorada ganadora del Oscar. Sobra decir que la potencia dramática de su actuación y química con Scott Thomas (además del reencuentro y química comprobada con Binoche) te lleva al llanto más honesto, resumido quizá dicha genialidad e intensidad en la escena de la cena – fiesta y por supuesto en aquella desgarradora cueva, cuando el lleve cargando a su moribundo amor.
2 – The Grand Budapest Hotel (Wes Anderson, 2014)
Pocas cintas me hacen estremecerme hasta el llanto por la calidad y alegría que irradian incluso en su tragedia, y son esos factores los que de manera asombrosa se encarnan en el ahora emblemático personaje de M. Gustave, un gigolo, un idealista, un humanista, y sin duda uno de los personajes más entrañables de la cinematografía moderna a cargo de un inconmensurable Ralph Fiennes, que como lo vengo diciendo, puede crearte a este grandioso héroe en una cinta, y a un espeluznante monstruo en otra (como lo veremos en el primer y próximo lugar). Aquí es de enmarcarse incluso la vena cómica, tierna y solemne, que también son parte del encausamiento den ese potente, inolvidable y trágico clímax.
1 – Schindler’s List (Steven Spielberg, 1993)
Tan solo su segundo film y Fiennes lograría construir (con todo y nominación al Oscar) uno de los mayores monstruos en la historia del cine bajo un registro dramático de lo más complejo e interesante, capaz de recrear no solo la brutalidad del nazismo y la exterminación judía, sino también la demencia y deshumanización en la que muchos militares debieron de caer durante la expansión alemana. Su química con Neeson es un manjar, creando de cada uno de sus momentos (también en individual), un cuadro de terror y de tensión maquiavélica narrativamente exquisita, incluso por muchos momentos volviéndose el principal atractivo de la epopeya de Spielberg. Oscar robado por cierto, como muchas nominaciones en su gran porvenir. Larga vida a Ralph Fiennes.