Las 10 Mejores Películas de Slim Pickens.
Nacido en 1919, Louis Burton Lindley, Jr. se aburrió de las labores de la granja de su padre, y pese a que este le prohibiría montar caballos broncos, la pasión y habilidad del muchacho lo haría escabullirse por las noches para participar en los rodeos. Un gerente de rodeo, dudoso de que habría alguna “ganancia mínima” (o algún “Slim Pickens“, término en inglés para referirse a las pocas posibilidades de algún premio en efectivo) para él, lo dejó competir debido a su insistencia. Para evitar que su padre lo descubriera, Louis ingresó su nombre como Slim Pickens (ganancia mínima) y ganó $400 dólares en su primera competición.
“Slim” se haría un notable renombre como “payaso de rodeo” en los consecuentes 20 años, labor que por ser más peligrosa, era mucho mejor pagada. Al enlistarse en el ejército, la secretaria le preguntó cual era su labor profesional, pero el acento de “Slim” hizo que esta apuntara “radio” en lugar de “rodeo”, por lo que el “payaso” sería enviado a labores de comunicación en una base, en donde descubriría su segunda pasión, la locución, la cual y combinada con su agilidad para montar lo llevarían al mundo del cine en los años 50.
Como era de esperarse y tras esta historia tan curiosa, “Slim Pickens” se haría lugar en muchísimas cintas y series de western de la época, resaltando en algunos buenos papeles secundarios, mismos que llamarían la atención de otros directores y géneros, principalmente cómicos y de suspenso. Pickens a la larga se haría de un envidiable currículo como actor con mas de 170 créditos entre el cine y la televisión, hasta el día de su muerte en 1983.
Un gran y divertido actor secundario, lo recordamos con sus 10 Mejores papeles – películas
10 – The Howling (Joe Dante, 1981)
POR EL FETT
Una revitalización elegante sobre el mito del “hombre lobo”, el principal valor de Dante es que a partir de un mcguffin, la historia se va “transformando” en una espeluznante e intimista metamorfosis no solo física, sino psicológica, cuando el director dote a sus protagonistas de un trasfondo literariamente terapéutico y humano antes de pasar a su decadencia animal, siendo la recreación y aparición de esta criatura tan tétrica como también lo es trágica. Sin dejar de lado el tono juguetón que lo llevó a ser uno de los cineastas más simbólicos de los ochenta, The Howling funciona también como una crítica a la media y a la propia audiencia gringa, en un final particularmente satírico y triste. La cinta significó el último destacable papel de Slim Pickens en el cine.
9 – The Cowboys (Mark Rydell, 1972)
POR EL FETT
El principio de la despedida para John Wayne, en una historia que precisamente trata sobre eso, el retiro de las viejas leyendas del oeste y la llegada de una nueva generación. Situada en la fiebre del oro, un viejo ranchero tendrá que contratar a un grupo de jóvenes para arrear un millar de reses por un paraje repleto de peligros. Vale la pena solamente por la presencia de un maduro Wayne en un papel que traspasa la pantalla para prácticamente servir como guía y maestro de este nuevo grupo de “cowboys”. Así mismo, su fotografía y banda sonora (a cargo de John Williams) son dos elementos que embellecen esta odisea. Slim Pickens guarda un fugaz pero buen papel
8 – The Ballad of Cable Hogue (Sam Peckinpah, 1970)
POR EDGAR DEL VALLE
Un western crepuscular que relata como un explorador abandonado por sus compañeros en medio del desierto y al borde del colapso, encuentra un pozo de agua lo que le permite convertir la zona en un lugar de descanso para los viajeros, mientras piensa en cómo llevar a cabo su venganza contra quienes lo traicionaron. Con muchos problemas de producción, uno de los menos recordados westerns de Peckinpah no es debido a su falta de calidad, pero si a su salida del molde “dramático” que solía manejar, incluyendo aquí toques de comedia que hacen una combinación muy interesante y divertida. Parte de esto es gracias, entre otros, a la presencia de Slim Pickens, que le da su toque de humor a este bien western
7 – Tom Horn (William Wiard, 1980)
POR EDGAR DEL VALLE
Richard Farnsworth acompaña en esta película a Steve McQueen, quien personifica a un vaquero al que se le atribuye haber atrapado al jefe apache Jerónimo. Basada en un hecho real, se supone que Tom Horn fue un rastreador y pistolero legendario que contaba con un gran respeto dentro de las últimas etapas del salvaje oeste. El director respeta este canon y admiración por su figura llevando a cabo un western dramático que denota las habilidades del personaje dentro de un pequeño pueblo en donde al ir a buscar trabajo, le es tendida una trampa. Es en ese pequeño pueblo donde Slim Pickens tendrá de nuevo una oportunidad para brillar dentro de sus típicos, en este caso como el Sheriff.
6 – Major Dundee (Sam Peckinpah, 1965)
POR EL FETT
Un grandilocuente ejercicio bélico – western durante la Guerra de secesión y protagonizado por el arquetipo de héroe rudo y violento en manos de Heston. El gran valor de la aventura es el manejo de sus distintos grupos dentro de una narrativa que sugiere el más puro anti heroísmo como fuente de salvación dentro de un entorno donde el bien y mal son prácticamente desdibujados: la guerra. Aunque Peckinpah pierde el piso en varios momentos entre su caótica producción, la misión de un renegado coronel, que junta a un grupo de parias negros y criminales para salvar a tres niños secuestrados de una banda de malévolos indios mientras atraviesan el peligroso territorio mexicano y burlan al ejército francés, es eso, un pinche desmadre que se disfruta.
5 – One-Eyed Jacks (Marlon Brando, 1961)
POR EL FETT
Bien podría considerarse un documento histórico dada la extrañeza no solo de su labor, sino de su talento detrás de cámaras. Imaginemos su personalidad, multipliquémosla por 2 horas y media e impregnémosla del protagonismo western como el antihéroe bandido de noble corazón; si bien esto luce tan arriesgado como descabellado, la locura es que funciona de manera espléndida dentro de un cuadro fraternal de traición y venganza que parece pasar en la mitad de tiempo de lo que marca metraje, causa del disfrutable ritmo directivo y carisma del actor. Mención aparte para Karl Malden como el perfecto socio actoral (aquí villanazo), y para su excelente reparto donde aparece Jurado, Pellicer y Slim Pickens, este último en su arquetipo perfecto de vaquero sin ley.
4 – Blazing Saddles (Mel Brooks, 1974)
POR ARQUICRUZ
Para las nuevas generaciones esta cinta debe ser toda una montaña rusa de emociones encontradas dado que posee un humor un tanto absurdo, pero a la vez ofensivo y nada correcto. Todos los estereotipos habidos y por haber (en 1974) son presentados de la forma más ridícula y divertida en uno de los géneros más amados por los estadounidenses: el western. En definitiva la parodia mejor escrita de Brooks, más divertida, mejor ejecutada (directivamente hablando), pero también la que más polémica causó (y causa) en la deconstrucción de varios temas tabús sociales y hasta raciales. Mucha de la genialidad trasgresora de su guion se debe también a la colaboración actoral, Donde Slim Pickens será parte de esta especie de auto parodia para su arquetipo
3 – The Getaway (Sam Peckinpah, 1972)
POR EDGAR DEL VALLE
Otra cinta que permitió erigir el culto alrededor de Steve McQueen, quien interpreta a Doc McCoy, que cumple condena de diez años por asalto a mano armada. Cansado del encierro le pide a su esposa que haga lo necesario para sacarlo. Para lograrlo su pareja Carol (MacGraw), deberá de ceder a la solicitud de favores sexuales de un funcionario corrupto, que además les pide participen en un asalto a un banco. Buena road-movie de inicio a fin, con las escenas de violencia características del director y con un McQueen que logra una de sus mejores actuaciones. Slim Pickens aparece en el tramo final de la cinta (como buen fetiche del director y del western), con un muy divertido papel de “cowboy” moderno que ayudará a McQueen con su escape.
2 – Pat Garrett and Billy the Kid (Sam Peckinpah, 1973)
POR EL FETT
Un Peckinpah engolosinado con la potencialidad estética del western, logró hacer un film que funciona para la música y la fotografía, y no viceversa. Si bien este error al parecer intencional hizo que el film fuera por momentos abrumadoramente largo, las sinfonías de Dylan y el toque del cineasta en cuanto al manejo de la realidad y crueldad en sus diálogos y actuaciones, son características que posicionan a esta cacería como uno de los estandartes más bellamente visuales y cruentos del género, este último factor desde un punto de vista más simbólico que visual, donde la violencia puede alcanzar incluso el mote de hermosa. Por ejemplo, la muerte del personaje de Slim Pickens junto a Katy Jurado, donde ambos actores protagonizan la escena más famosa y bella del film.
1 – Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (Stanley Kubrick, 1964)
POR EL FETT
La sátira bélica por excelencia, su descaro no solo es hilarante sino también crítico, recordándome incluso a un meme actual: Parece chiste, pero… Dr. Strangelove, al ser también una de las mejores comedias de la historia, exacerba a figuras políticas de tétrica atemporalidad para dejar en claro que el mundo se encuentra en peligro por la propia histeria humana resultante del propio nazismo (y que el mismo personaje que da el título simboliza). Cada secuencia es un manjar de humor negro al servicio de un casting fastuoso coronado por la triple interpretación de Sellers (su mejor película) y un sobresaliente Hayden. La escena de la bomba será la más famosa, estelarizada por Slim Pickens en un gran papel, y seleccionado por Kubrick a partir de su buena imitación del acento texano