Las 10 Películas de Ralph Bakshi: De la Peor a la Mejor

Considerado el abuelo de la animación para adultos, hablar de Ralph Bakshi significa adentrarse en un mundo que ya no tiene cabida en la actualidad, pues su estilo políticamente incorrecto sería tachado de machista, racista y homofóbico (qué triste debe ser que la gente sólo te ubique por la peor película de tu filmografía). Sin embargo, por más que sea fácil tacharlo como un vulgar depravado (muchas de las caricaturas clásicas de los 50 y 60 ya eran adultas, sólo que no llegaban a los excesos que él impondría), también es conocido por ser un artista perseverante y con identidad propia, con una visión alocada, bizarra y chiflada que definitivamente no gustará a todos, pero que proviene de una mente pasional que gusta de lo que hace y que dice más de lo que se ve a simple vista.

Nacido el 29 de octubre de 1938 en Palestina, su familia se mudó a Nueva York para escapar de la Segunda Guerra Mundial. Ávido lector de cómics, Ralph Bakshi comenzó a dibujar caricaturas como método para plasmar sus experiencias personales en el barrio de Brooklyn. Comenzó su carrera como animador en el estudio Terrytoons, donde era pulidor de celuloide y era encargado de colorear personajes como Súper Ratón. Tras varios desacuerdos y un matrimonio prematuro fallido, fundó su propia compañía, Bakshi Productions, que se dedicó a la producción de comerciales de Coca-Cola y la serie de televisión Spider-Man antes de irrumpir en el rubro con un gato calenturiento que, para bien y para mal, dejaría marca en el mundo de la animación.

Ralph Bakshi suele moverse entre 2 géneros: el drama urbano y la fantasía épica. Mientras el primero retrata la decadencia de la sociedad, la vida dura de los barrios bajos, el crimen organizado y una tragedia con un optimismo final, el segundo se va por narrativas más clásicas, pero apoyado en la revolución que significó la rotoscopia en la animación, ya que permite movimientos de personajes más suaves y un aspecto más natural. Un paquete lleno de erotismo y humor sexual acompañado de buena música, trazos gruesos y un aspecto más realista (y como todo judío, no va a faltar el odio y las burlas hacia los nazis, la denuncia a Estados Unidos como un lugar horrible para vivir y la crítica hacia el gobierno tachándolo como “criptofascista”). Un estilo que para los estándares actuales puede percibirse caducado y anticuado, pero debe reconocerse que les abrió las puertas a otros talentos como Mike Judge, John Kricfalusi, la dupla Trey Parker-Matt Stone, Chris Seavor e incluso Peter Jackson.

Retirado del cine desde 1992 (por la intromisión corporativa que significó el fracaso de aquella rubia entre 2 mundos) y dedicado a la pintura (su otra gran pasión), es justo empezar a ver a Ralph Bakshi con otros ojos. Sus obras no siempre tienen sentido y ninguna llega al estatus de obra maestra, pero son tan extrañas que es imposible no quedar enganchado en la creatividad. Porque cuando se piensa tan fuera de la caja, incluso si un proyecto no funciona, puede seguir inspirando la imaginación de la gente. Por eso, como conmemoración de su aniversario, festejemos a este olvidado artista ordenando sus películas de la peor a la mejor (incluyendo un cortometraje digno de su filmografía).

 

10 – Cool World (1992)

Un aborto que nació muerto, esa es la mejor manera de describir un proyecto que fue mutilado desde la preproducción y que falla en casi cualquier apartado que se le analice. No obstante, por muy fácil que sea criticarla, entre toda la mierda hay pequeños trozos de oro que valen la pena posicionarse como lo mejor de la animación y que prueban que Ralph Bakshi, con todas sus fallas e imperfecciones, permanece fiel a su estilo (personificado en su ya icónica villana que alcanzaría el estatus de culto pese al fracaso general de la cinta). Tomando en cuenta la manía actual de Hollywood por destruir su legado, esta es quizás la película que más merece tener un remake (eso sí, más apegado a la visión original del director).

 

9 – Hey Good Lookin’ (1982)

Es difícil hablar de este coming-of-age que, a fin de cuentas, tiene muchos elementos que aluden a West Side Story. Por un lado, tiene un estilo más detallado que compensa la ausencia de atractivo visual con un ritmo más ágil, una duración más corta, un humor más controlado y un manejo conciso del alardeo masculino por fingir ser algo que no es por guardar cierta imagen ante el resto. El problema es que la historia se siente muy básica, los personajes son estáticos y por más que quiera ser realista, Ralph Bakshi opta por la caricaturización en varias escenas por conveniencias argumentales. Llega a ser divertida, pero no es más que una repetición de cosas ya antes vistas.

 

8 – Heavy Traffic (1973)

La mezcla de personajes animados con escenarios reales no será del todo orgánica, pero esta mirada a las realidades extrañas y sombrías de Brooklyn, y cómo puede inspirar arte y una vida de crimen a la vez, puede interpretarse como un viaje alucinógeno que aborda la vagancia anclada al nihilismo, el hartazgo a cumplir las expectativas sociales sobre cómo se supone debe vivirse la vida y el caos que acompaña a la vida urbana. Pese a esto, la historia se siente episódica y a veces va sin rumbo, pero consigue cierta relevancia por presentar una de las primeras parejas interraciales de la animación, así como el toque semibiográfico que le agrega Ralph Bakshi en todas las escenas familiares.

 

7 – Coonskin (1975)

Una mirada a los hechos de la vida y la opresión en Harlem, al mismo tiempo que despliega una sátira hacia el racismo y crimen fomentado por la clase alta en Estados Unidos (incluso si dicho comentario es más accidental que propositivo). Sin embargo, todos estos elementos no abstienen de ver al producto como un ejercicio que a ratos se le olvida qué quiere contar, más un humor que por momentos asemeja al proyecto con una tesis universitaria. Una respuesta a la censura de la época, un homenaje al blaxploitation y una respuesta a Song of the South que es más interesante de lo que es buena, pero es innegable que Ralph Bakshi retrata con agudeza la cultura estadounidense de los 70.

 

6 – Fire and Ice (1983)

Puede que esta mezcla de Conan con el Clan del Oso Cavernario no sea tan convincente en su ambientación, pero despliega una aventura bestial donde la lucha por la supervivencia se impone a las creencias e ideales entre diferentes tribus de cavernícolas. Si bien la obra de Ralph Bakshi nunca destacó por retratar bien a las mujeres, aquí logra ser la excepción al plasmar una princesa de carácter fuerte que destaca más que quien teóricamente es el protagonista. La más débil de sus fantasías épicas, pero que sigue las mismas bases de sus trabajos anteriores del género y envolvente con buenas escenas de acción y la banda sonora de William Kraft.

 

5 – Last Days of Coney Island (2015)

De apenas 22 minutos y financiado mediante Kickstarter, es un regreso breve y corto que pudiera parecer tosco o inacabado, pero en realidad es un llamado a usar la verdad para despertar a la gente a la realidad que los rodea, en lugar de confiar en la nostalgia. La reproducción de imágenes (que incluye fragmentos del asesinato de Kennedy) toma viejos clichés y la experiencia que las caricaturas le brindó con los años, pero los aplica como tributo a sus raíces en el infierno que era la vieja Nueva York, apoyado en un contexto personal que es relevante incluso hoy. Un collage que representa el movimiento por los derechos civiles que prueba que Ralph Bakshi conoce las “reglas” de la animación y sabe cómo romperlas.

 

4 – Fritz the Cat (1972)

El debut de Ralph Bakshi deja ver lo que sería su estilo a futuro: los fuertes trazos de dibujo, humor rojo al por mayor, intriga política, denuncia social y un final trágico envuelto en optimismo. Una mirada satírica a la hipocresía donde a pesar de que el individuo sabe que la sociedad está corrompida, en realidad hace poco por cambiar el panorama, ya sea por comodidad o falta de iniciativa. Si bien la trama parece más una recopilación de escenas que una historia concisa, cada una de las situaciones presentadas se adentra en un mundo donde las relaciones interraciales, el movimiento del amor libre y las políticas de izquierda y derecha son el pan de cada día, volviéndola un poco más actual.

 

3 – Wizards (1977)

Luego de 3 dramas urbanos similares, el cambio a fantasía épica le sienta bien a Ralph Bakshi. Más allá del innovador trabajo en rotoscopia, esta mezcla de Calabozos y Dragones con un futuro postapocalíptico vuelve las líneas que dividen el bien y el mal más turbias con un ritmo más vertiginoso que aun así no oculta sus obvios simbolismos que aluden a la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Una aventura fantástica que es más una antesala para lo que vendría después, pero que plasma un mundo único donde los restos de la humanidad han resurgido como hadas, duendes, demonios y magos.

 

2 – American Pop (1981)

Arriesgada desde la decisión de prescindir de humor, más que ser una lección de historia que funciona como documental, Ralph Bakshi muestra el crecimiento social, económico y cultural de Estados Unidos en el siglo XX a través de 4 generaciones y su amor por la música. La banda sonora abarca distintos géneros que reflejan un amplio marco de bailes, pasos y cantantes que marcaron época y quedaron plasmados en la memoria de la gente. Sin embargo, también trata sobre la importancia e influencia de la figura paterna en la vida y la responsabilidad de la siguiente generación por mejorar el mundo. Muy acelerada en ritmo, pero con un tono más maduro, lástima que sea muy desconocida para gran parte del público.

 

1 – The Lord of the Rings (1978)

Descartar y quitarle todo valor a esta versión es ignorar una narración estilística que se apoya en una bella animación en rotoscopia. Por primera vez Ralph Bakshi quiere ser tomado en serio, así que trata de ser lo más fiel a la novela en tanto añade al mundo de Tolkien unas atrapantes escenas de acción. Tiene sus defectos en la caracterización de algunos personajes y adolece mucho que técnicamente no esté terminada (abarca sólo los primeros 2 libros), pero incluso las fallas cargan con una belleza hipnótica. Cabe añadir que, sin este experimento, las películas de Jackson no existirían, pues el cineasta homenajearía este proyecto en su propia versión.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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