Las 15 Mejores Películas de los Hermanos Coen
Una de las cosas que me encanta del cine de los Coen es que me hace sentir que pertenezco a un club muy exclusivo de quiénes comprendemos el uso y el lenguaje del humor negro en su totalidad. Por eso no me extraña que a muchas personas les disguste o simplemente no les cuadre un cuento donde la materia, las situaciones y hasta los mismos personajes no importen ni un comino, siendo fichas prescindibles a la orden de una circunstancialidad tan cruenta como espontanea. Si bien es cierto que el llamado “director bicéfalo” tomó sus bases del noir, el western, el thriller y el suspenso, esas caras largas, presencias burdas y miradas pérdidas esconden una esencia cómica de lo más oscura e hilarante, misma que los ha llevado a posicionarse como una de las voces con más injerencia e influencia en los últimos 30 años de historia fílmica.
Ya lo han declarado en múltiples ocasiones “¿Por qué debemos que ser incluyentes en nuestras historias cuando escribimos sobre lo que conocemos y no sobre lo que otros nos quieren imponer conocer? Es totalmente absurdo”; esta frase puede ejemplificar a la perfección el aprobatorio desapego emocional que estos dos judíos profesan sobre la raza humana, impreso en una filmografía extremista que tan ha esculpido joyas como escupido bodrios, en un afán por comunicar lo inútil que es cualquier “objetivo” en su visión paródica sobre la sociedad.
La verdad es que nadie está a salvo en el cine de los Coen, ni la audiencia ni sus protagonistas, pero en esa sublime disparidad que los ha distinguido existe una clave para comprender y analizar su cine y el cauce de sus historias. Aun cuando nos tienen acostumbrados a una progresión cruenta de situaciones en donde gozan de literalmente replicar la “psicosis” de Hitchcock, deshaciéndose en muchas ocasiones de sus ejes y/o usando variados elementos “mcguffins” a lo largo de su trama, pongan atención en aquel personaje que se presente como el más “simplón”, y/o convencional, aquel “Dude” casi siempre presente en su filmografía que parece a nadie estorbar en el mundo con sus objetivos más burdos, ingenuos y/o hasta insolentes. Él es la extensión de su visión, la directriz narrativa de cada una de sus obras y por ende, la proyección más pura de humor negro al someter a esta criatura, a una serie de infortunios que lo llevan a una espiral de mediocridad social que parece no tener fin ¿Será entonces que esta honestidad tan brutal incomode a quién dice no comprenderlos?
Repasamos las 15 mejores películas del incansable autor bicéfalo, nacido del cine indie, apodado como cineasta de autor, productor, guionista y sin duda alguna uno de los mejores artistas fílmicos de nuestra era.
15 – The Ballad of Buster Scruggs (2018)
Esbozos de genialidad y del mejor nivel fílmico de los Coen en este compendio de cortos que resumen no solo la historia de uno de sus géneros preferidos, sino también sus variados tópicos y estereotipos: El pistolero, el bandido, los artistas ambulantes, el minero, los colonizadores y los cazarrecompensas enfundadas en historias musicales, cómicas, de suspenso y romance, todas con ese toque siniestro que los caracteriza y en donde la muerte reposa en un ambiente más formal y común al tratarse del salvaje oeste. Dos de sus relatos (lo más largos y forzados) son ejemplos claros de su debacle narrativa, sin embargo los primeros 4 denotan la chispa que los posicionó como los reyes de la violencia y comedia espontanea.
14 – True Grit (2010)
El western podría etiquetarse como un género que abarca pocos tópicos gracias a su concepción como el retrato de una época violenta, sin embargo la injusta segregación fue diluyéndose a principios de los 50 hasta que en 1969 vio su arribo a una comunión con una temática más sentimental y emotiva, particularmente del tono paternalista con True Grit. A pesar de que en ella Wayne vio su consagración en el género gracias a una narrativa de mayor peso dramático, fue hasta el 2010 cuando los hermanos Coen sugirieron un mejor remake, mejor encausado y dirigido, sumamente entretenido y con un Bridges sumido en el papel del antihéroe mercenario que le diera el Oscar a Wayne. Tan sobrevalorada en su tiempo como infravalorada en la historia.
13 – Burn after Reading (2008)
La vena cómica disparada y en su máxima expresión al servicio de la película con más “mcguffins” en la historia. Divertida, entrañable y con una McDormand que simplemente causa una sonrisa y culpable empatía hacía un personaje sumamente egoísta y superficial. Los Coen usan a su musa para desbordar todas sus desgracias y elementos distractores, y que al final de manera casi fortuita sale avante al siempre representar esa “artificialidad” humana, etiquetada de manera hilarante en los empleados de un gimnasio (una burla y toque maestro de los directores) ¿La villana de la historia? Posiblemente, pero su actuación es tan sobresaliente que su propia personalidad se convierte en el principal elemento “distractor” de esta humorística gran tragedia.
12 – The Man Who Wasn’t There (2001)
Una de sus películas más infravaloradas, esta deconstrucción del cine noir es tan provocadora que juega a descomponer los elementos más básicos del género sin que estos sean ajenos a su narrativa. Los Coen así dan un revulsivo que en todo momento es tenso por la serie de acciones idiotas en las que caen sus protagonistas y la propia narración de su odioso pero a la misma vez encantador y trágico antihéroe (un genial Billy Bob). Frances como la femme fatale, una de esas “raras”, sensuales, con cuestionables acciones y una personalidad que juega con la deriva y desginio de los Coen. Como dato curioso, McDormand ha hecho o colaborado en 8 películas con su esposo y cuñado.
11 – O Brother, Where Art Thou? (2000)
Coqueteando con el surrealismo, los Coen imprimen una singular e inclasificable gracia a la adaptación más americana que pueda existir sobre Homero y la Odisea; una road movie que toma los elementos culturales, artísticos y sociales más comunes de la gran depresión para de manera hilarante desarrollar una metáfora sobre el absurdo modus vivendi concentrado en la violencia, el racismo y el sistema criminal. Los simbolismos que utilizan los Coen despliegan en su máximo esplendor no solo su negro humor, sino ciertos apuntes espirituales que hacen a este viaje onírico una traducción cuasi infantil o una fábula alrededor de la ineptitud y corrupción política, el góspel y el Ku Klux Klan.
10 – The Hudsucker Proxy (1994)
Sátira corporativa que desborda originalidad y una terrorífica y vigente realidad burocrática. Una de las piezas más ágiles de los Coen, pero también más olvidadas, su valor radica en recrear dos panoramas muy distintos entre sí, pero unidos bajo el mismo concepto del consumismo; dentro de la empresa, plantean una ambientación surrealista, jugando incluso con la ficción entre la corrupción capitalista y el sueño de un ingenuo nuevo inventor, mientras que afuera, representan una sociedad tétricamente consumidora. Los resultados de esa combinación desembocan en una de las secuencias más hilarantes de su filmografía, develando el misterio de aquel maldito y misterioso círculo dibujado en un papel y que se presume como el invento del siglo.
9 – Raising Arizona (1987)
Joyita cómica, sencillamente divertidísima y provista de secuencias formidables que forjarán a la priori el estilo narrativo de los Coen. Un criminal de poca monta se casa con una policía estéril, ambos decidirán robar uno de los 7 bebés de un multimillonario de la región para criarlo como su hijo, no sin antes ser acosados por los ex compañeros de celda del esposo y un cazarrecompesas sacado de la imaginaria de Mad Max, suficiente para encausar una road movie hilarante y de ágil desarrollo que a diferencia de la mayoría de sus obras, prescinde de cualquier sátira o crítica social sin que esto deje exento la presencia de sus arquetipos estúpidos y trágicos. Uno de los ejemplos más desnudos y honestos sobre cómo los Coen pueden llegar a divertirse haciendo cine
8 – A Serious Man (2009)
La irreverencia religiosa en su máxima expresión. Esta aparente sencilla película es en realidad una compleja comedia negra que relata la frustrante vida de un judío y su eterna búsqueda por una explicación de su difícil existencia. Los Coen juegan nuevamente con el espectador al brindar una historia sin ninguna “aparente” resolución. Desde su comienzo podemos notar que estamos ante un laberinto argumental, el cual se sirve de un excepcional libreto para que a través de Gopnik el espectador pueda reconocer el resurgimiento del héroe y el desechar de su búsqueda por la complicación de su vida y de la trama misma. El Rabino dando como mensaje la icónica canción “Somebody to Love” de Jefferson Airplane es el perfecto resumen de lo que es esta cinta
7 – Inside Llewyn Davis (2013)
Si existen películas sobre la mediocridad, el íntimo retrato sobre este músico, ni lo suficientemente bueno para encontrar una oportunidad, ni lo suficientemente malo para compadecernos de él, sería una de las piezas clave en donde se cimente dicho tópico; de ahí en más esta sería fuera de toda mezquindad, una de las piezas más infravaloradas y geniales de los Coen, una patada para entender que la vida no solo no es perfecta, sino que es brutal y posiblemente la peor barrera de tu mediocre ser. Lo genial de este cruento cuento musical es Llewyn y su andar errante por el mundo, que se resume como una metáfora hacía con un gato callejero sin nombre el cual abandonará la encrucijada de su vida en cierto punto.
6 – Blood Simple (1984)
Un film noir y debut sobresalientes para los hermanos Coen, los cuáles comenzaban a plantear su estilo irónico y discrepante al enmarañar una serie de situación funestas, resultado de las malas decisiones de sus protagonistas. Como una peculiar femme fatale, McDormand será la víctima de esta serie de infortunios “macho – opresores”, denotando no solo una bravura actoral nata, sino también una naturalidad avasallante (y una indiscutible belleza) que seguiría persistiendo en todas las consecuentes asociaciones con su marido y cuñado (ocho en total). Es curioso como los Coen en el principio de su carrera comenzarían por adoptar más la oscuridad fortuita que la comicidad, a la cual irían incluyendo gradualmente para patentar su estilo.
5 – Barton Fink (1991)
Su pieza más personal y en donde al parecer el protagonista es un híbrido entre sus dos personalidades, un guionista teatral ajeno a los estándares del Hollywood consumista que sucumbe ante la presión de sus agentes y allegados a trabajar en su primer guion. Íntima e intimidante, los Coen logran que un sucio hotel se convierta en el reflejo paranoico de la presión y el estrés del artista, encarnados de manera surrealista en una presencia (y sentido) homicida que se torna tan siniestra como incomoda con el eterno fetiche de su caos social de nombre Goodman. La bicefalia toma un rol fundamental no solo en el suspenso de su hotel (mente), sino también en una de las representaciones más satíricas del hipócrita sistema de la industria fílmica
4 – Fargo (1996)
Para muchos su obra cumbre; elegante, entrañable y en donde mejor se refleja su apego por exprimir a su ritmo cada plano en búsqueda de simbolismos, en este particular caso, propios diálogos e inolvidables gestos en la investigación y actuación de una maravillosa Frances. Como la presencia constante de la nieve, los Coen parecen ir improvisando sobre un lienzo blanco lo que en realidad es una actualización remota de su primera cinta, y que aquí ve su evolución narrativa con un thriller detallado y de lógica y desarrollos perfectos, suscritos como de costumbre a una serie de infortunios que de manera única en el género nunca se entrelazan con su protagonista, dejando que esa pureza resuelva por consecuencia un crimen de lo más brutal y estúpido.
3- No Country for Old Men (2007)
Brillante western que sin duda significó un parteaguas para la recreación del rubro en su etapa moderna, alejados del desértico viejo oeste y trasladado a nuestra era, siempre conservando los mismos elementos y las raíces socio culturales de las culturas fronterizas. El extraordinario ritmo impreso por los Coen hace que el film pase de un trepidante suspenso a una explosiva acción en cuestión de minutos, respetando hasta los duelos cánones del género y enriqueciéndolo con ricos diálogos que no genera un génesis, pero si una introducción magistral de los personajes para clarificar y estructurar sus motivos. Un western de icónicos momentos, destaca Bardem, que aunque se encuentre caricaturizado, entrega uno de los mejores villanos del oeste.
2 – Miller’s Crossing (1990)
Noir fundamental para comprender la revitalización del género, y para analizar como los Coen pueden combinar la trama más oscura con un retorcido y hasta por momentos desequilibrado sentido del humor (y salir avantes). No es que esta fastuosa joya guarde en su narrativa momentos de humor, sino que simplemente los Coen comprendieron que para su subsistencia, el forjamiento de su estilo debería basarse en la inclusión de un humor tan sutil como oscuro, repartido entre la rica gama de sus personajes y en una guerra entre carteles a partir de la protección de la femme fatale en cuestión. Algo de Yojimbo de Kurosawa, del halcón de Huston, la fidelidad fraternal como cimiento clave de su narración desemboca en un doble momento clímax exquisito y entrañable
1 – The Big Lebowski (1998)
The Big Lebowski no solo es la mejor película de los Coen, sino el clímax de esa desfachatez narrativa y encausamiento de improvisación actoral que desembocaron en un instantáneo y vigente culto. Una parodia social sumamente inteligente y embelesada con secuencias surrealistas que denotaban un divertimento único tanto fuera como dentro de la pantalla. La improvisación y la química entre Bridges, Goodman y Buscemi encarnan el manejo de una serie de elementos narrativos distractores que, como de costumbre en su filmografía (Macguffin’s como la alfombra, el apellido, el rescate, el guía espiritual, el torneo de bolos, etc), solo sirven para llevar al espectador a través de una serie de situaciones oníricas que desembocarán en una conclusión tan ridícula como brillante, pero también con ese toque de emotividad que llevo al Dude a posicionarse como una de las figuras de la cultura pop noventera.
8 Comments
No Country for Old Men tiene una primera hora perfecta, pero la segunda no hay quien se la aguante. Al final dan deseos de que el mismo Chigurh acabe con la vida de Bell para no tener que seguir escuchando sus monólogos. No sé señor Fett, por más que leo opiniones a favor de la película nunca lograré entender qué pasó por la mente de los Cohen para arruinarla así.
Perdone por la ausencia en comentar de nuevo por aqui estimado (aunque siempre los leo y siempre ando agradecido y bien volado)
Tiene razón en algo, y es que parecen dos películas distintas al dar ese giro siniestro de la muerte protagónica. Para su servidor no fue malo el cambio, sino uno más de los chistes de los hermanos, los cuales como insisto estimado, son directores de comedia negra desde su medula, y aquí denotan ser crueles y bromistas hasta en el western
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