Las 15 Mejores Películas de Sean Penn
Inestable, misterioso, activista marxista, actor, productor, guionista y director. Sin duda Sean Penn se ha convertido en uno de los hombres más respetados de la actuación, pero a su vez también más oscuros.
Descendiente de una familia artística y de actores (su padre fue el actor y director Leo Penn), Sean comienza a actuar bajo la tutela de su familia desde los años 70, con algunos papeles en la televisión y como terciario en algunas producciones. Para finales de los 80 y tras cortar el cordón umbilical, Penn es capaz de explotar su talento al ser descubierto por varios directores, en especial Bria De Palma, con quien comienza una interesante asociación que le serviría como trampolín hacía la gloria y posteriormente a ganar dos Oscar
Un verdadero camaleón, Penn es capaz de actuar ¡de todo!, desde rufianes hasta seres históricos y/o entrañables, desde hombres rudos e hijos de puta hasta individuos trágicos y de una complejidad emocional avasallante, el histrión suma ya 70 títulos y algunos también registros como director (de donde destaca una de la que hablaremos a continuación).
Desgraciadamente, Penn ha olvidado hacer lo que mejor se le da: actuar, poniéndose de polémico activista, y manteniendo su faceta de “Don Juan” al ya llevar tres divorcios (Maddona Y Robin Wright dos de ellos). Esperando que le llegue otro de esos papeles que tan bien sabe hacer, celebramos sus 62 años con sus 10 Mejores Películas
15 – Licorice Pizza (PTA, 2002)
POR EL FETT
Para bien y mal (por qué tiene mucho de ambos), PTA lleva a cabo un film rico en análisis. Por un lado, este “coming of age” es una comedia romántica que encausa de manera episódica brillantes momentos a nivel directivo, repletos de un humor natural y muy fino; sin embargo, también en esa estructura se torna errática en su objetivo por conectar a sus cautivadores personajes con su entorno y situaciones que los rodean, lo cual desemboca en un muy obvio anti clímax que se contraria sobre todo a un excelente inicio. Es un relato sobre la juventud y la resistencia a la madurez, con muchos simbolismos, nostalgia, buen humor, un chingo de personajes (uno de los mejores es la fugaz pero genial aparición de Sean Penn) y momentos de brillantez, pero deconectados.
14 – The Professor and the Madman (Farhad Safinia, 2019)
El profesor James Murray (Mel Gibson) se ve involucrado en la ardua tarea de compilar palabras para la primera edición del Oxford English Dictionary a mediados del siglo XIX. Mientras tanto el Dr. William Minor (Sean Penn), declarado demente tras el asesinato de un hombre inocente, se convierte en el mejor de sus colaboradores al enviar más de diez mil palabras para el diccionario. La historia es fascinante, en verdad le digo que vaya a verla nada más por conocer la gran proeza de estos dos hombres. El diseño de producción y la ambientación no tienen pero alguno, las actuaciones son bastante decentes; todos sabemos que Sean Penn no necesita esforzarse mucho para dar la impresión de haber perdido la cabeza, pero hace un buen papel.
13- The Game (David Fincher, 1997)
POR EL FETT
El verdadero valor de Fincher es construir y mantener en desarrollo al “Juego” incluso más que a su personaje protagónico, decisión y truco que le permite de manera muy astuta manipular a la ficción hasta algunos tonos un tanto absurdos, pero al fin y al cabo muy funcionales dentro del microcosmos creado alrededor del mismo. El espectador puede sentir en algún punto del relato una fidedigna confusión, de si esto se trata de una venganza corporativa, o de una expiación emocional hacía los fantasmas del pasado, y ese es el objetivo de su narrativa, bien cumplida incluso hasta los últimos instantes finales. Sean Penn se lleva por muchos momentos el relato como el hermano de la víctima
12 – The Tree of Life (Terrence Malick, 2011)
POR EL FETT
El Terrence Malick más surreal, filósofo, psicológico, dramático, paternalista, contemplativo, expresionista y existencial; precisamente las variadas ramificaciones de este árbol narrativo y evolutivo son las que van construyendo una joya fílmica sin precedentes, sumida totalmente en un estilo lírico y de estética contemplativa e impresionante. Muchos la acusaron de pretenciosa ¡y lo es! Pero aquí lo que se debe terminar juzgando son los resultados de dicho y complejo manifiesto centrado en el lugar que ocupa una familia, su relación, sus traumas y final reunión en el más allá en el gran árbol de la vida, desde la formación del universo hasta el final de cada ser humano. Sean Peann y Brad Pitt, hijo y padre, realizan actuaciones maravillosas sin necesidad del diálogo.
11 – 21 Grams (Alejandro Gonzáles Iñárritu, 2003)
POR CLEMENTINE
Desde su estreno, el segundo largometraje del mexicano ha desatado opiniones encontradas, pero en algo en lo que la mayoría coincidimos es en la buena interpretación que ofrecen los 3 protagonistas de este rompecabezas de historias entrecruzadas, en particular Del Toro, quien nos demuestra que también funciona de manera perfecta fuera del arquetipo criminal, y Sean Penn, que tiene un proceso de auto descubrimiento y consecuente auto destrucción tan asombrosa como empáticamente desgarradora. Aunque no es de lo mejor de Iñárritu, sin duda el nivel actoral de los tres protagonistas es sublime.
10 – Into the Wild (Sean Penn, 2007)
POR IVANO
Christopher Johnson McCandless de 22 años y con una licenciatura en Historia y Antropología ya terminada, tenía todo para ser un hombre de éxito: Harvard le abría las puertas pero él tenía en mente otra cosa. Hastiado de sus padres materialistas e hipócritas, y del mundo del capitalismo, decide dejarlo todo y emprender el viaje de sus sueños, cruzar todo Estados Unidos y llegar a Alaska. En ese momento Christopher muere y decide llamarse Alexander Supertramp; la narración se divide entre el viaje de Alexander por todo Estados Unidos y su vida en ese viejo autobús en el que fue su último hogar, donde Alexander descubrió en medio de la soledad que “la felicidad solo es real cundo se comparte”. Mientras Eddie Vedder hace lo suyo con el gran soundtrack.
9 – The Thin Red Line (Malick, 1998)
POR EL FETT
Un manifiesto no solo de la humanidad ante la actividad bélica, sino también de la naturaleza ante la humanidad. Un notorio clásico y logro de la cinematografía moderna, quizá su postura narrativa hasta ahora única y revolucionaria (y desgraciadamente aún por muchos desconocida o simplemente inentendible) quede mejor explicada en su comparativa con el “otro” estilo bélico de aquel año, la loable y espectacular a nivel técnico, Saving Private Ryan de Spielberg. Malick pinta una línea anti bélica permanente, y también una línea de estilo anti- Spielberg en toda la extensión de su perfecta estructuración psicológica alrededor de todos y cada uno de sus personajes. Un cine coral de otra categoría, de entre los que destaca un fugaz pero excelso Sean Penn (que volvería a repetir con el director en The Tree of Life)
8 – The Secret Life of Walter Mitty (Ben Stiller, 2013)
POR EL FETT
Aunque Stiller abusa de ciertos elementos previamente desarrollados en otros lenguajes artísticos (musical y publicitario) para delimitar y desarrollar no solo su trama, sino también a sus personajes, es innegable tanto su frescura argumental como la capacidad de crear momentos emotivos, lo cual crea un inmediato nexo con el cinéfilo ávido por volver a soñar. De aquí parte este teatro onírico, musical y bellamente “Stillizado”, el cual solo crea minuto a minuto sensaciones visuales y musicales que de manera casual conmueven a la audiencia. Ejemplo la breve aparición de Sean Penn, que no solo es conmovedora (y quizá mi favorita del actor), sino que también encausa la filosofía de la cinta y su mensaje por la apreciación de la vida y la belleza de la misma
7 – I Am Sam (Jessie Nelson, 2001)
POR VILMA AIDA
Penn interpreta a un hombre con un retraso mental que después de una extraña relación se queda con una niña producto de esta. Juntos van creciendo y Sam va sorteando todos los problemas y situaciones que se le presentan en la crianza de un niño y a pesar de su poca capacidad lo va logrando. Es una película muy linda, con unas actuaciones excelentes, que le dieron una de las tantas nominaciones al Oscar a Sean Penn, con el también lanzamiento al estrellato de Dakota Fanning. Provista de un sentido del humor que te hace tanto reír como llorar, quizá su narrativa sea moralina y manipuladora, pero estas debilidades son solventadas por un increíble Penn.
6– Milk (Gus Van Sant, 2008)
POR EL FETT
Todos los vicios y todas las fallas de ritmo de una biopic se encuentran implícitas en su metraje, pero es el sello de Van Sant, en lograr convertir a la figura de Milk en un mártir marginal sin maniqueísmos y construyendo a su alrededor un marco social, político y cultural tan entrañable como peligroso para los motivos de su personaje. Por supuesto que la actuación de Sean Penn tiene un gran mérito, que es lograr la credibilidad y empatía hacía con una causa que iba más allá de lo meramente personales, convirtiéndose en uno de los movimientos sociales más escondidos de la mucha veces penosa historia estadounidense. Un papel excelente y de Oscar ¿pero lo suficiente para haberle ganado a The Wrestler? No lo sé, aún tengo rencor al respecto
5 – Carlito’s Way (Brian De Palma, 1993)
POR EL FETT
La evolución de Scarface dentro de la comunión de De Palma y Pacino se daría con este relato simplista, pero de gran contexto psicológico hacía la figura del traficante: un Pacino que con narración incluida, va teniendo una regresión expiatoria tras la salida de la cárcel y su afán por recuperar la vida y el amor alejados del crimen. La química conla olvidada Penelope Anne Miller y Sean Penn ayudan, siendo este último un truhan odioso que no solo se va de construyendo inversamente a la redención de Carlito, sino que también marca el progresivo derrumbe de este gracias a sus desdeñables acciones. Gran papel secundario donde Penn logra el cometido, ser un magnífico hijo de puta
4 – Sweet and Lowdown (Woody Allen, 1999)
POR EL FETT
Quizá una de las películas más injustamente olvidadas dentro de su filmografía (y la de Woody Allen), este excelente homenaje al jazz funge también como un hábil y hasta divertido manifestó del poder del alcohol, los vicios y la auto destrucción, en lo que también es un interesante punto de vista crítico hacía el lujo y el poder que provee el ser un “talento” y/o artista. Con nominación al Oscar en mano, puede decirse que Penn se aproxima demasiado a su personaje, un ser carismático en escena, pero monstruoso y oscuro detrás de ella, que buscará la redención en donde menos se lo imagina, una mujer muda que complementa de manera emocional dicho espiral hacía la fulminación.
3 – This Must be the Place (Paolo Sorrentino, 2011)
POR EL FETT
De cierta manera es la película “menos Sorrentino” de Sorrentino, pero aún fuera de su zona de confort, el italiano no deja de lado el tono trágico y complejo que despliega esta especie de road – movie y cacería, en la que una acabada estrella de rock irlandesa, deberá recorrer América en la búsqueda del agente nazi que humilló y torturó a su recién difunto padre. El juego de Sorrentino consiste en que la relación entre padre e hijo es ajena, por lo que este errante personaje tomará como excusa su búsqueda para encontrar un nuevo propósito a su vida, dejando de lado la redención familiar que su objetivo pudiera conllevar. De tono ácido y tragicómico, la actuación de Sean Penn es maravillosa
2 – Dead Man Walking (Tim Robbins, 1995)
POR EL FETT
Uno de esos golpes de suerte directivos en la historia, que le permitió a Robbins demostrar sus dotes narrativos y de manejo de actores, al enaltecer no solo a su esposa Sarandon (que se llevó el Oscar), sino también a un creciente Sean Penn que entrega un magistral retrato sobre la redención, el arrepentimiento y la búsqueda de un imposible: la pena de muerte. Un crudo drama con una solvencia dramática que raya por momentos en lo documental, la naturalidad en la química entre Sarandon y Penn, y ese tono humanizado, logran no solo sobrevivir a los maniqueísmos de otros productos símiles, sino también permanecer ajeno al propio acto de la ejecución durante la mayoría de su metraje.
1 – Mystic River (Clint Eastwood, 2003)
POR EL FETT
Estamos hablando de uno de los puntos más altos en cuanto al cine thriller se refiere. Oscura, ágil y misteriosa, el tema del abuso es el punto de partida para encausar un complejo estudio de personajes que desemboca también en un sutil pero trágico cuento de gánsteres aderezado con los elementos policiacos aprendidos desde Siegel. Una excelsa narrativa de 3 ejes (Penn, Bacon y Robbins en sus puntos máximos) dentro de un caso que siempre se posa al borde del suspenso y de lo impredecible. Penn tiene en sus manos uno de los mejores y más complejos personajes del nuevo milenio, un villano, un padre, un ser trágico al que todos perdonamos. Oscar seguro. Joya y pedazo de obra maestra