Las 20 Mejores Películas de Jack Lemmon

John Uhler Lemmon III, un actor que ganó todo, incluido el cariño y respeto total de una industria, crítica y público; uno de los comediantes más destacados de la historia, su gran capacidad también lo hizo representar papeles serios con gran habilidad. Alejado de polémicas y escándalos, su simpleza y naturalidad marcaron una prodigiosa carrera que lo convirtieron en una Leyenda del cine.

Nacido un día como hoy, Jack Lemmon traía el talento desde la cuna. Comenzaría a actuar desde los 8 años en las producciones colegiales, teniendo desde ese momento una constancia en el estudio de las artes, la música, el drama y la comedia. Tras ser comisionado de manera breve y cumpliendo su servicio en la Segunda Guerra, Lemmon regresaría para retomar sus estudios y carreras, logrando debutar en la escena teatral y finalmente en la televisión a los 24 años en 1949.

Tras casi pasar un década en la pantalla chica y demostrar una vena cómica natural, su revolucionario talento lo acercaría hacía finales de los 50 al cine, donde finalmente encontraría su consagración de la mano de Billy Wilder a finales de dicha década, para consecuentemente vivir un largo clímax como actor que se extendería de los 60 hasta los 90, siendo uno de los más prolíficos, talentosos y versátiles artistas de su tiempo tanto en el rubro cómico como en el dramático.

Ganador de más de 50 premios, Jack Lemmon se haría del Oscar, del Emmy, del Globo de Oro, del BAFTA, del Oso de Plata de Berlín, en dos ocasiones del mejor actor de Cannes, del premio de San Sebastián y de la Copa Volpi de Venecia, siendo uno de los pocos en conseguir literalmente todos los premios más importantes que han existido para un actor.

Recordemos a uno de los mejores actores de la historia con sus 20 Mejores Películas

 

Hamlet (Kenneth Branagh, 1996)

Por Jose Roberto Ortega

Kenneth Branagh dirige y se pone al frente de un impresionante casting plagado de estrellas, para re-contar la historia del Príncipe de Dinamarca, quien se enfrenta al asesinato de su padre, a la boda inminente de su madre con su tío y a los vientos de guerra que se aproximan. Quizás sea esta la adaptación más literal de la obra del Bardo, pero la mano de Branagh logra de alguna manera rejuvenecer la historia, a la vez que respeta el canon y logra alcanzar dimensiones épicas. Las escenas de duelos, los espectros, la locura y las venganzas hacen que sus cuatro horas de duración sean una mera anécdota y que cada minuto sea disfrutable, sobre todo por la impecable música, fotografía y ambientación, amén de los diálogos clásicos de la obra, que aparecen íntegros en este metraje.

 

That’s Life! (Blake Edwards, 1986)

POR EL FETT

Jack Lemmon dentro de su faceta dramática fue uno de los mejores arquetipos para manifestar las crisis de la edad adulta, en especial y una de sus mejores aquí, donde Blake Edwards de nuevo se vale de su naturalidad para encausar un drama matrimonial que, aunque raya en esa delgada línea del “culebrón”, sugiere un relato de alto nivel emocional cuando en torno a las crisis psicológicas adultas. La mancuerna que logra con Julie Andrews nutre de dolor  a una historia que sirve como catalizador empático a toda la audiencia, aunque quizá dentro de un rango de edad un poco conveniente para el guion. Vale mucho la pena para notar y confirmar la maduración como Lemmon como un actor de vena dramática

 

 Grumpy Old Men (Donald Petrie, 1993)

POR EL FETT

La penúltima ocasión en la que Walter Matthau y Jack Lemmon se reunirán, con esa química tan natural y que a pesar de aquí estar en un relato cómico muy convencional y atropellado, es gracias a ellos que la cinta no solo sobrevivió al tiempo, sino que procreó una secuela (un poco peor que esta). El relato de como dos vecinos gruñones que durante 50 años se han hecho la vida imposible, de a poco comienza a esclarecer sus objetivos melosos, navideños y fraternales aprovechando y reciclando todos los clichés orales y físicos que los actores ya habían usado anteriormente en sus colaboraciones. No es por que Lemmon no merezca mención, pero Matthau termina por causar más risa.

 

Bonus – Bell, Book and Candle (Richard Quine, 1958) 

Por Edgar del Valle

Un grupo de brujos que colabora con la finalidad de que su sobrina logre el amor de su objeto de deseo. Una comedia que tuvo éxito comercial, pero no así de la crítica especializada, que sin embargo es rescatable por las actuaciones de sus protagonistas, dentro de un gran reparto encabezado por James Stewart, el objeto del deseo, Kim Novak, la bruja novata, la tía hechicera, Elsa Lanchester, y finalmente un curioso Jack Lemmon, como el hermano de la protagonista, dando muestras de su esencia y gran talento para la comicidad (y que un año después lo harían despegar de la mano de Wilder). Resalta la construcción de su universo “brujo” dentro de la ciudad de Nueva York.

 

The Great Race (Blake Edwards, 1965)

POR EL FETT

Casi tres horas de locura en una carrera que va de Nueva York hasta París, y donde Blake Edwards echa mano de la gran química y arquetipos caricaturescos de Tony Curtis y Jack Lemmon para encausar una serie de infortunios en donde la maldad y los inventos del legendario y malévolo “Profesor Fate” (un caricaturesco y genial villano engendrado por Lemmon) querrán fastidiar a la bondad de una competencia que simboliza sencillamente la fórmula para la vida eterna: la risa. Si bien es cierto que su último tramo se torna un poco cansado debido a la duración del metraje, la narrativa episódica y una serie de escenas verdaderamente hilarantes la han convertido en una de las cintas con mayores carcajadas originadas a través de los tiempos.

 

15 – Mister Roberts (John Ford, Mervyn LeRoy, 1955)

Por El Fett

Curiosidad dentro de la filmografía de Ford, que compartió crédito en el banquillo con el también prolífico Mervyn LeRoy. Una comedia bélica muy entretenida y con grades valores de diseño y producción, Jack Lemmon conseguiría llegar al estrellato en apenas su cuarta película, haciéndose de su primer Oscar a mejor actor de reparto. Evidentemente llamaría la atención por su sagacidad y naturalidad humorística, compartiendo créditos con Henry Fonda y James Cagney. Aunque quedó como un título menor en la filmografía de ambos directores, su mayor valor es su ágil adaptación al lenguaje fílmico, teniendo en cuenta que venía de una obra de teatro

 

14 – Glengarry Glen Ross (James Foley, 1992)

POR EL CINE ACTUARIO

Con un elenco de lujo (Pacino, Harris, Jack Lemmon) y un guion excelso de David Mamet, la historia de un grupo de vendedores de bienes raíces dispuestos a todo por cumplir con sus metas es una demostración de la deshumanización y el materialismo excesivo en un mundo salvajemente capitalista dónde la ganancia está por encima de todo. Con un guion ingenioso dónde la base principal son los diálogos, el ritmo permite generar remates de impacto entre cada participación. A pesar de que quizás su “stopper” sea una dirección más mesurada, la cinta no desmerece y termina por ser un retrato crudo de un mundo donde a veces maximizar una ganancia propia puede ser sinónimo de minimizar el bienestar de los demás.

 

13 – JFK (Oliver Stone, 1991)

Por El Fett

Una película que cimbró e incomodó a todo un país, no es ningún secreto la cacería a campo abierto que el estado dio a Stone a partir de esto gracias a una excelsa labor de histrionismo e investigación que desembocó en una de esas joyas atemporales que se mueven entre la ficción y el semi documental de manera fastuosa. Con un reparto envidiable (Jack Lemmon incluido en un papel informante y cobarde clave) y un montaje que, a pesar de durar en su corte del director (por favor véanlo) un poco más de 3 horas y media, JFK se convirtió en el punto máximo de la investigación fílmica y uno de los mejores thrillers en la historia. Es impresionante no solo su reparto, sino el detalle narrativo de Stone hacía cada pista, ángulo, testigo, conspiración y suceso alrededor de aquel asesinato.

 

12 – The Fortune Cookie (Billy Wilder, 1966)

Por Edgar del Valle

De la mano del que será su gran padrino directivo, Billy Wilder, y teniendo como pareja a su eterno compañero de comedia, Walter Matthau, Jack Lemmon participa en esta una comedia que no tiene desperdicio. Un abogado sin escrúpulos propone a su cuñado (un camarógrafo de televisión) fingir una grave lesión para cobrar un jugoso seguro. La pareja nos brinda una excelente actuación, foco también del corrosivo humor que despliega Wilder alrededor de los deportes, el mundo del espectáculo y por supuesto las elusivas leyes de los Estados Unidos. Aunque Matthau es el que recibiría los mayores elogios con un premio Oscar como mejor actor secundario, cada premio de este debería ser siempre dividido entre dos.

 

11 – Short Cuts (Robert Altman, 1993)

Por El Fett

Una de las mayores características de Altman como director era sino su desprecio, si su objetiva y externa mirada hacía la sociedad humana, siendo una especie juez fílmico y natural observador de sus condiciones. Short Cuts a partir de los 90 vino a influir de manera relevante a todas esas historias de relatos independientes que se cruzaban con genuina indiferencia o ignorancia de su entorno, hasta que un común acontecimiento afectara sus vidas. Por momentos puede caer en lugares muy comunes, pero en términos generales puede ser tan cruenta como conmovedora. Jack Lemmon personifica a un padre que rehúye de cualquier problema o desgracia (tener hijos y nietos incluidos), en un papel de reparto sobrio y que ejemplifica la deshumanización del relato.

 

10 – The Odd Couple (Gene Saks, 1968)

Por Edgar del Valle

Dirigida por Gene Saks, esta cinta reúne nuevamente a una de las mejores parejas de comediantes de todos los tiempos formada por Jack Lemmon y Walter Matthau.  Dos divorciados que deciden compartir piso y gastos que no imaginan lo difícil que puede ser la convivencia por su diferencia de carácter y costumbres. El filme recibió dos nominaciones al Oscar y tres al Globo de Oro y fue incluida por el American Film Institute en su lista AFI’s 100 años… 100 sonrisas en el puesto 17. Sin duda con el paso del tiempo se convirtió en la colaboración y clímax más legendaria entre esta inolvidable pareja de camaradas, la cual llevaría su amistad hasta fuera de cámaras, denotando una química natural.

 

9 – Save the Tiger (John G. Avildsen, 1973)

Por El Fett

En un guion en el que el mismo Jack Lemmon confió y apoyó por encima de la producción y el propio director, el ya veterano actor brinda uno de los antihéroes más empáticos y críticos de la sociedad americana en esta excelsa narración que abarca un día y medio en la vida de un hombre de 50 años que ve de manera literal como se derrumba su vida emocional, relacional, económica y laboral. Una espiral de tragedia, la crisis por la que pasa su personaje es perfectamente ejecutada psicológica y físicamente, logrando que toda la narración de Avildsen (el rey de los underdogs fílmicos) se enfoque sin reparos en su talento. Lemmon conseguiría con este impulso creativo y su excelente interpretación su segundo y último Oscar.

 

8 – Irma La Douce (Billy Wilder, 1963)

Por Edgar del Valle

De nuevo bajo la dirección del gran Billy Wilder, la cinta volvería a reunir a Shirley MacLaine con Jack Lemmon, quienes habían trabajado con anterioridad en la película “El apartamento”.  Se trata de una divertida comedia romántica, que trata sobre el amor entre un gendarme y una prostituta y todos los enredos que se dan en torno a su relación sentimental, teniendo como marco la ciudad de París. Lemmon se encuentra en su gran momento como actor, y una muestra de ello es este maravilloso personaje que elabora de manera inmejorable de la mano de Wilder y con el acompañamiento de una también estupenda MacLaine, la cual ganaría un globo de oro. Lemmon de nuevo demostrando ser un perfecto complemento y química.

 

7 – The China Syndrome (James Bridges, 1979)

Por El Fett

Poniéndonos en el contexto del año de su estreno (la crisis y la terror colectivo por la energía nuclear), este thriller de ensalzamiento y cierta manipulación hacía el periodismo gringo, resulta no solo un ejercicio de suspenso sumamente notable, sino también una cátedra de ritmo y actuaciones dirigidas y conectadas con una energía y talento actoral avasallante; Michael Douglas, una inmejorable Jane Fonda y la magnífica veteranía de un Jack Lemmon (que se llevaría por su papel el BAFTA y el reconocimiento del Festival de Cannes), son los tres vehículos para contarnos la intriga sobre una planta nuclear que encubre el hecho de poder sufrir un fatal accidente para la ciudad de Los Ángeles y sus habitantes. Una cinta injustamente olvidada.

 

6 – Inherit the Wind (Daniel Petrie, 1999)

Por Edgar del Valle

Basado libremente a en un hecho real, el llamado ‘Juicio del “Mono’ de Scopes (Tennessee) de 1925, esta película nos permitió gozar la última participación de C. Scott en un duelo actoral con Jack Lemmon, en una adaptación para televisión de la cinta de 1960 protagonizada por Spencer Tracy. Dos abogados se enfrentan en un juicio insólito: el acusado es un profesor de ciencias que enseña a sus alumnos la teoría darwinista de la evolución. Mientras C. Scott nos brinda nuevamente una soberbia muestra de su talento como el abogado y defensor de la teoría creacional, su fe es a toda prueba de los magníficos desplantes actorales de su contraparte, un Jack Lemmon que incluso en films hechos para televisión se mostraba majestuoso.

 

5 – The Front Page (Billy Wilder, 1974)

Por Edgar del Valle

No es coincidencia que dentro de las mejores películas de Jack Lemmon, veamos que se encuentra haciendo pareja con Walter Matthau, pues la química entre ambos actores era evidente. Nuevamente dirigidos por el gran Billy Wilder, en esta adaptación de dos versiones anteriores, nos encontramos con una cinta menor de este cineasta, que es rescatable sobre todo por las buenas actuaciones. De qué va la cinta: Un periodista que está esperando una gran nota, está decidido a dejarla, ya que está próximo a contraer matrimonio. Su jefe con tal de retenerlo hace todo lo posible para evitar su boda. La cinta con todo y su menor poder mediático (pero de mayor comicidad actoral) fue nominada a 3 Globos de Oro.

 

4 – Missing (Costa-Gavras, 1982)

Por El Fett

Aunque el afamado director griego abusa un poco de su duración y reconocido contenido anti político de cada una de sus obras, este thriller sobre la desaparición de un periodista en el inframundo de la dictadura chilena de Pinochet, permite a Jack Lemmon otorgar una de sus más sórdidas y desgarradoras actuaciones cuando este interprete al padre del desaparecido, que unirá fuerzas con su nuera (una también excepcional Sissy Spaceck) para hacer frente a toda la burocracia, crimen e injusticia de un sistema violento y totalitario. Virtuosamente tensa y exasperante, a través de las actuaciones de este par se es posible conocer el inexplicable dolor ajeno que de manera atemporal se sigue experimentando en todo el continente

 

3 – Some Like It Hot (Billy Wilder, 1959)

Por El Fett

Utilizando el elemento criminal como un soberbio recurso macguffin, Wilder construirá una de las más adorables y sensuales bombas cómicas de la historia, una explosiva y vertiginosa odisea romántica que tuvo que necesitar de Wilder, el dominio dramático de Curtis y la gran capacidad humorística – actoral de Lemmon, para contener la belleza y carisma, pero también la incapacidad actoral y problemas emocionales de una radiante  Monroe. El resultado es imprescindible, regalando varios de los más grandes momentos y diálogos dentro de la comedia fílmica, incluyendo por supuesto uno de los más grandes finales de la historia con el que tal vez sea el momento más recordado de Jack Lemmon en su carrera.

 

2 – Days of Wine and Roses (Blake Edwards, 1962)

Por El Fett

Feroz y crudo drama sobre el alcoholismo y la autodestrucción que exprimieron a Jack Lemmon y a Lee Remick hasta la última gota de talento para interpretar a dos amantes arrebatados por el vicio y la obsesión. He aquí el testigo fílmico de que Blake Edwards sabía sobrellevar esa honestidad cómica también a planos dramáticos realistas y brutales; su dirección y química hacía con sus actores fijaron un clásico de poca recordación que quedará como precedente de otras películas similares tales como Leaving Las Vegas. El visionado no es fácil, y menos para alguien con problemas de bebida o bien para los que hayan convivido cercano a estas, incluso llegando a convertirse en una cierta terapia de shock. De nueva cuenta, Henry Mancini se llevaría el Oscar

 

1 – The Apartment (Billy Wilder, 1960)

Por El Fett

Hermoso ejercicio fílmico que tal vez nos revele el punto más alto de la tragicomedia romántica (y en un segundo plano siendo un accidental clásico navideño). Dos almas desdichadas y solitarias, con sombras y luces personales y entrelazadas de manera irónica, consagraron el doble arquetipo cínico y cautivador de Wilder, forjando una joyita de poderosa influencia para la comedia y el romance. Wilder construye así un guion centrado en los aspectos humanos: debilidades, vicios, infidelidades y secretos, que al final son vencidos por la conexión amorosa y la soberbia química actoral entre Jack Lemmon y MacLaine, los cuáles junto con su director procrean un ritmo, momentos y diálogos entrañables, que ven su clímax en su mítica y bella, muy bella escena final.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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