Las 5 Mejores Composiciones de Jonny Greenwood
El compositor favorito de Hans Zimmer, Jonathan Richard Guy Greenwood es sin duda uno de los mejores músicos contemporáneos gracias a su doble posicionamiento artístico, primero siendo uno de los líderes creativos de Radiohead, una de las últimas bandas de culto y revolucionaria de la historia, y en un segundo por su incursión como compositor fílmico, rubro que le ha otorgado además de la admiración de toda la industria, más de 30 premios internacionales de éntrelos que destaca el Oso de Plata de Berlín.
Contratado originalmente por Radiohead como piano y armónica, su versatilidad y talento le permitió expandir su gama instrumental con el teclado, percusiones, batería, viola, mellotrón, órgano, banjo, bajo, glockenspiel, guitarra, sampler y sintetizadores, mismas que lo han llevado a abordar y concebir composiciones tan originales como trasgresoras y que se han vuelto una parte esencial del relato ligado directamente a la evolución y desarrollo de complejos personajes, pero también a su caída y/o resquebrajamiento emocional.
Ligado de manera íntima a la obra de Paul Thomas Anderson, de las 7 composiciones de Greenwood, son cuatro las que han acompañado al prolífico director, logrando una legendaria y onírica dupla artística y audiovisual en cada una de sus participaciones.
Así mismo y más allá de sus composiciones, la música y presencia de Greenwood, como solista o con Radiohead, ha aparecido en más de 230 soundtracks e incluso como actor dentro de la saga de Harry Potter y el Cáliz de Fuego, donde formó parte de la ficticia Weird Science.
Celebremos los 49 años de Jonny recordando sus 5 mejores aportaciones musicales al mundo del cine.
5 – Inherent Vice (2014)
Sin duda lo más destacable de la única película mala de PTA es el soundtrack de Johnny Greenwwod, capaz de crear esa atmosfera psicodélica que obviamente ya había experimentado con Radiohead y en algunos proyectos como solista. Jonny prácticamente te transporta a la época y al juego “sin sentido” de este noir, toca el blues, el jazz y concibe un composición – soundtrack que debería estar en todos los anaqueles de cualquier amante del rock psicodélico.
4 – The Master (2012)
En su segunda colaboración con PTA, Greenwood comprendió que el objetivo artístico de The Master era crear una introspección psicológica y emocional con aquellas dos figuras: alumno – maestro. Durante el primer acto utiliza los sintetizadores para crear un efecto de hipnosis ambiental, sin embargo conforme avanza el desarrollo de los personajes, los instrumentos se esclarecen para ir literalmente crear un cierto efecto inverso resumido de manera perfecta en el título y los acordes de “Time Hole”, una pista que destruye la falsa paz, pero que no deja de ser totalmente hipnótica.
https://www.youtube.com/watch?v=ZMzBcxkDGsA
3 – Tokio Blues (Norwegian Wood, 2010)
Aunque la adaptación de la afamada novela de Haruki Murakami no fue lo esperado dentro de su propuesta y desarrollo dramático, la combinación de pianos y cuerdas de Greenwood se exime de su atropellado “flashback” logrando captar la romántica tensión de aquel Tokio de los 60, logrando una de sus mejores y más olvidadas composiciones que logró cierta proyección gracias a su presentación en el Festival de Venecia. Hay que escuchar su hermosa suite en la adaptación de orquesta de Robert Ziegler
2 – There Will be Blood (2007)
El principio de una gran amistad y colaboración artística, es difícil concebir esta odisea empresarial y desconstrucción humana sin la irrupción de cuerdas de Greenwood, que no solo acompañan el levantamiento y caída del gran personaje de Day-Lewis, sino que también lo impactan dentro de varios de sus momentos clave. Es notorio como incluso estos impactos musicales fungen de cierta manera como un elemento ya no digamos de tensión, sino de terror, haciendo perfecta alusión a la naturaleza y la maldad de sus personajes. Maravillosa, esta fue la responsable de hacerle ganar el Oso de plata en Berlín
1 – Phantom Thread (2017)
Es sencillamente imposible concebir la parte visual sin la parte auditiva. Un agasajo que desprende a mi parecer las mejores virtudes de Greenwood en su esencia musical hacía con el piano y que prácticamente te acompaña en esta progresiva tensión romántica. Los acordes y la narrativa crean así una obra que se asemeja a una misma y sola pieza – secuencia, logando proyectar el sube y baja demencial y emocional de esta peculiar y literal “enfermiza” pareja. Una obra maestra de la cinematografía, la composición de Greenwood también sobrevive por si sola como una joya musical