Las 5 Mejores Películas de Peter Fonda
Tan bendecido como opacado por su apellido, la realidad es que Peter Fonda nunca pudo contar con el talento de su padre, Henry, o el de su hermana, Jane, quedando más bien posicionado en la memoria cinéfila como uno de los rebeldes sin causa, símbolo de la contracultura de finales de 60 y principios de 70, y de los primeros destellos del cine serie b a la orden Roger Corman.
Marcado por la tragedia desde muy chico, cuando su madre se suicidó, Peter se convirtió en un ente surrealista o leyenda urbana a la orden del LSD, cuando variados grupos de rock n’ roll lo acogieron como su distribuidor y/o simple acompañante en sus giras, siendo el relato más conocido aquel en el que se convirtió en la inspiración de The Beatles para la canción “She Said, She Said”, cuando este en una sesión de drogas junto al cuarteto de Liverpool (aunque solo eran 3 en aquella ocasión), les contó que él ya sabía “lo que era estar muerto”, pues a los 11 años se disparó un arma en el estómago, suceso que casi le causa la muerte.
Aunque al principio de su carrera se destacó rápidamente incluso como productor y guionista gracias a cierto hito de la contracultura gringa, Fonda parece haber sido permanentemente etiquetado como una extensión del cine barato de Corman, llevando su incierto talento a través de 7 décadas con muy pocas piezas destacables, relegado en la mayoría de sus 116 títulos a obras de serie b o cintas de muy baja calidad tanto en el cine como en la televisión, ejemplo de ellas su participación en Ghost Rider o Wild Hogs.
La realidad es que Fonda tristemente no cuenta con un bagaje o currículo artístico muy destacable para hacerle un conteo u homenaje digno, sin embargo su figura rebelde y su motocicleta lo han llevado a ser en este tiempo la recreación pura de aquella legendaria canción de Steppenwolf: “Born to be Wild”, suficiente para que tan accidental como su carrera, Peter quede enmarcado no solo en la historia fílmica, sino en la cultura pop americana.
5. The Trip (Roger Corman, 1967)
El club de Roger (Fonda, Bruce Dern, Dennis Hopper y Jack Nicholson como guionista) en la que tal vez sea no solo su cinta más arriesgada, sino su más injustamente olvidada y de culto. Notese el año y al verdadero protagonista por primera vez en la historia fílmica: el LSD. El consumo de esta droga se vuelve pues en el único hilo de esta trama, en la que un director de comerciales (Peter Fonda) cae en la depresión después de que su novia lo abandone, siendo incitado al alucinógeno por su más cercano amigo ¿Casi un retrato autobiográfico del mismo Fonda? Totalmente, regalando una pieza tan extraña como íntima y natural, donde Corman astutamente equilibra más su relato hacía el drama que al surrealismo implícito y visual que conlleva dicho consumo.
4. 3:10 to Yuma (James Mangold, 2007)
Revitalizante western donde Fonda interpreta a un rudo sheriff más a manera de auto homenaje (y a su padre) que de real injerencia en la trama, con apenas suficiente tiempo en pantalla para dar cuenta que esto se trata de un recordatorio de su propio recorrido en dicho género. Así mismo y con una distancia de más de 10 años con el día de su muerte y último trabajo, es triste pero es quizá esta participación su ultimo remanente de cierta calidad al menos en la escena fílmica, cayendo después de 2007 en una especie de auto parodia aceptando cualquier trabajo o incluso campaña televisiva para intentar de seguir vigente dentro de una generación que simplemente ya lo desconocía.
3. Easy Rider (Dennis Hopper, 1969)
Sobrevalorada, pero aun así icónica gracias a que los graduados de Corman (Fonda, Hopper, Nicholson) llevan a cabo un ensayo trágico de la contracultura de los 60, dejando un testimonio visual de final de dicha década con todos sus elementos (drogas, motos, hippies) y movimientos (social, cultural y bélico), pudiendo por momentos retratar de una manera alucinante (¿o alucinógena?) la paranoia y la violencia social de aquel incierto cambio. Quizá estemos hablando de la road movie por excelencia, que a pesar de su intermitencia procreó un poderoso discurso sobre la libertad a través de los 3 actores. Para algunos podría ser una película sobre vagos que hablan de todo y nada, pero créanme que para otros “Easy Rider” es una biblia sobre cómo ser “gringo”.
2. The Hired Hand (Peter Fonda, 1971)
Tres escuelas se conjugan aquí de manera interesante y sorpresivamente bien dirigidas por el mismo Fonda: el western, herencia del mismo padre Henry; el serie b, herencia del padre adoptivo, Corman; y el LSD, herencia del propio y eterno vicio y conflicto del actor – director. Extraño, de ritmo pausado y poético más en la línea del espagueti, Fonda logra un western destacable y diferente, lo suficiente para ser considerado culto, pero aun así alejado para ser catalogado clásico. Para ese tiempo se pensaba que Fonda despegaría como uno de los talentos jóvenes más influyentes, estandarte de toda una cultura, pero algo raro pasaría… quizá demasiadas drogas, rock n’ roll o motocicletas, pero Fonda ya no volvería a brillar de esa manera.
1. Ulee’s Gold (Victor Nunez, 1997)
Una resurrección actoral sin duda alguna, Fonda interpreta a un apicultor padre, abuelo y defensor de familia en este drama que a pesar de su corte televisivo logró no solo hacerse de varios reconocimientos y premios de la crítica (incluyendo el Globo de Oro para Fonda y una nominación al Oscar) , sino también poner al ahora veterano actor en una posición en la que nunca había estado… el ser alabado por su mera condición actoral y no por su emblema o movimiento mayormente influenciado por las drogas. Un drama ágil y de excelentes actuaciones, el oro aquí fue el tardío descubrimiento del verdadero talento de un actor más en la línea de su padre, dando respeto a su apellido.