Las 5 Mejores Películas de Aki Kaurismaki
Estamos hablando no solo del hijo fílmico de Finlandia, sino de uno de los mejores narradores de Europa con influencia a nivel mundial. Aki Kaurismaki tendrá en Helsinki y en sus habitantes la mitad de los elementos necesarios para encausar obras de alta sofisticación narrativa, tan inclasificables como extravagantes, y las cuáles narrarán conflictos sociales y cotidianos vistos desde personajes tan humanamente convencionales que parodian a la misma humanidad. En otras palabras, las acciones y situaciones que Kaurismaki expone son tan universales que, a pesar de suscitarse bajo el folclor social finlandés, se adaptan a nivel global gracias a la impresión de un sutil pero efectivo tono de humor, tan fino como surreal, que sus humanos se convierten en un retrato entrañable y conmovedor del propio espectador.
El amor (y el desamor), la falta de oportunidad y programas sociales, el maltrato emocional, la opresión del sistema laboral, el crimen organizado, la inmigración y los refugiados serán temas complejos que Kaurismaki adapta a su lenguaje artístico para da un mensaje que puede ir desde lo más esperanzador hasta lo más angustiante; no se encasillará en los finales felices o trágicos, sino que solo mostrará con un toque de gracia, y poniendo de relieve la estupidez social y humana, la realidad que afectan a sus personajes ya sea por factores externos o por su propio accionar.
Para esto, Kaurismaki no requiere de dos horas, pues apenas 70 minutos bastarán para dar forma a obras de exquisito valor visual, narrativo y auditivo, en este último punto presumiéndose como un amante de la música, siendo esta un elemento necesario para poder desarrollar sus relatos
Celebremos los 67 años de este gran director con sus Mejores Películas
Bonus – El otro lado de la esperanza (2017)
POR EL FETT
Solo hace falta un esbozo de su gran destreza narrativa para que Kaurismaki vislumbre a todos en esta combinación de sutil comedia negra y trágica alegoría sobre el conflicto de los refugiados. Un cuento de hadas moderno, el islandés expone el inestable y ruin sistema y protocolo social – político, pero contrarresta tal vileza con un halo de esperanza mágico y emotivo, ensalzado por los dos ejes protagonistas, seres tan dispares que se verán unidos por un vigorizante sentido de humanidad y esperanza, acompañados siempre por la exquisita selección musical, elemento que otorga sensibilidad y agilidad a esta tan tierna como dura historia.
5 – El Hombre sin pasado (2002)
Saliéndose un poco de sus tópicos, pero manteniendo su estilo de humor inteligente, kaurismaki nos presenta la historia de un hombre mayor que al recibir una golpiza pierde totalmente la memoria. En el hospital esperan que su recuperación física sea al mismo tiempo que la mental, pero esto no sucede y este hombre se queda sin nombre, sin papeles, sin familia, sin vida particular. Al ser dado de alta y sin otra motivación más que vivir, emprende una carrera para establecer una vida prácticamente ajena y que está lejos de la anterior, da la impresión que hubiese reencarnado en otra persona y de intentar partir de cero sin ninguna ayuda.
4 – Contraté un asesino a sueldo (1990)
POR EL FETT
Simplicidad maestra, los 70 acostumbrados minutos del cineasta finlandés sirven en esta ocasión para construir un relato – homenaje hacía el redescubrimiento de la vida, los cuestionamientos alrededor de la soledad, y por supuesto la importancia del amor. Un hombre contrata un asesino a sueldo para que lo mate, pero cuando el encargo está en marcha, el contratista conoce a una mujer que le devolverá las ganas de vivir. Kaurismaki se da el lujo de incluir ciertos elementos “screwball” mientras los planes del asesino no se ejecutan a la perfección, en una cacería más metafórica que metódica, donde la “muerte” funge como un testigo del renacer humano sumido en una comedia negra, exactamente como el mismo director percibe la propia existencia.
3 – Ariel (1988)
El cierre de una mina donde trabajaba será el detonante para la vida del protagonista, con un atisbo de sueños y gracias a un amigo logra salir de su pueblo a buscar una mejor vida que no encontrará nunca, tropezará con una mujer que tiene un hijo y que obligatoriamente necesita de muchos pequeños trabajos para subsistir. Su relación está basada en la necesidad de encontrar un espacio de tranquilidad en un mundo realmente hostil. El director logra crear un ambiente ten abrumador que es fácil sentirse relacionado con lo que sucede y lo peor de todo es la inevitabilidad de las situaciones que deja una marca indeleble en su filmografía.
2 – Fallen Leaves (2023)
POR EL FETT
El que dice mucho sin casi nada, el que hace reír con los silencios, el que nos hace ser testigos de la más primitiva idiosincrasia humana con diálogos cortos y repletos de humor negro, el alfarero de joyas que nos traspasan la hora y media de duración. Otro de los regresos más importantes, Kaurismaki consigue una de sus mejores obras a partir de otra entrañable historia de amor enfundada en la marginación de la sociedad europea, en aquellos cotidianos que al igual que su cine, disfrutan de cada detalle, botón de la radio, sorbo de café y miradas penetrantes. El finlandés se homenajea así mismo homenajeando al cine mudo y a su transición sonora, pero también nos regala uno de los mejores romances de los últimos años.
1 – La chica de la fábrica de las cerillas (1990)
POR EL FETT
Una historia de venganza tan fría como placentera, tan íntima como minimalista. Pocos diálogos y escenas complementadas por planos secuencias con miradas que hablan por sí solas. Dentro de aquellos minuciosos silencios, se esconde un mensaje de hartazgo social hacía la opresión y el machismo, hacía la inocencia rota y el abuso parental. Así pues, Kaurismaki abandona su acostumbrado tono de humor negro, pero no así su crítica social y marginal, estableciendo una conmovedoramente enfermiza empatía por su trágica protagonista, una chica sumergida en la monotonía y la esclavitud, esta última no solo reflejada en la repetición de la manufactura de una caja de cerillos, sino también en el protocolo familiar bajo las limitantes más absurdas y los abusos más descarados.