Las 5 Mejores Películas de Burl Ives
Comenzó su carrera artística como músico callejero, el y su banjo, y de a poco Burl Ives fue haciéndose conocido a través de todo el territorio gracias a su creativa composición y carisma inigualable. Pasaría a la radio, donde explotaría su inigualable talento musical para después dar el salto al cine, escpecíficamente en una década, la de los 50’s, ganando su Oscar y demostrando que en aquella vena artística también corría mucho talento actoral, en especial cuando se trataba de roles paternales recios, regidos por la costumbre y el rencor. Eso no impidió que Burl Ives también se distinguiera en la comedia y por supuesto prestando su reconocida voz para algunas narraciones y personajes animados, convirtiéndose así en una figura muy querida y completa dentro del estrellato estadounidense
Recordamos al buen Burl Ives con sus mejores películas
5 – Our Man in Havana (Reed, 1959)
POR EDGAR DEL VALLE
Con la colaboración de Graham Greene en el argumento y basado en su propia novela, Carol Reed dirige este sensacional relato de espionaje y humor negro sobre un funcionario diplomático que engaña a sus superiores con la finalidad de no perder su empleo. Entre el gran reparto figuran los nombres de Alec Guinness, Burl Ives, Maureen O’Hara y Ralph Richardson. La mayor valía de su narrativa es que Reed mantiene una trama de espías entre la parodia y la seriedad, haciendo un muy entretenido híbrido repleto de diálogos chispeantes e incluso gags físicos sutiles que funcionan a la perfección. Checar el año de su estreno, pues Reed incluso propondría ciertos conceptos que servirían al propio género
4 – The Big Country (Wyler, 1958)
POR EDGAR DEL VALLE
Estupenda película dramática enfundada dentro del entorno western, un poco olvidada y protagonizada por Gregory Peck, Jean Simmons, Charlton Heston, Burl Ives, Carroll Baker, Charles Bickford y Chuck Connors. La confrontación de un hombre culto y refinado ante los rancheros violentos y toscos, cuando se trata de manejar un racho, da como resultado una épica dramática que toma el salvaje oeste como marco perfecto para sus acontecimientos. Adepto a la grandilocuencia equilibrada del gran Wyler, Las buenas actuaciones de Jean Simmons, Gregory Peck y Ives (ganando su Oscar) resaltan de entre los demás protagonistas, dando esa intensidad dramática a lo ya acostumbrado por William Wyler.
3 – East of Eden (Elia Kazan,1955)
Por El Fett
Primera de tres para la fugaz y gran carrera de James Dean, otro egresado de la escuela “Kazan” que bajo la protección del director vio su más compleja actuación. Quién sabe qué nivel hubiera alcanzado Dean de seguir vivo, factor que quedó demostrado en la que quizá sea la comunión más electrizante de Elia con uno de sus actores dentro un marco dramático de doble tangente: el primero, la competencia íntima por el amor religioso de un padre; la segunda, los mesteres relacionales tóxicos tan distintivos de su carrera que aquí se explayan de una manera más “pecadora” y enmarañada. Los dos arcos recaen sobre Dean, el cual es parte de un reparto formidable que incluye a un electrizante Burl Ives como el sheriff del condado
2 – Day of the Outlaw (André De Toth, 1959)
POR EL FETT
Un western atípico y repleto de una tensión psicológica pocas veces dada en el género. Un vengador ranchero deberá hacer frente a una camada de bandidos que reclamará tierras ajenas. Dos particularidades de este olvidado y gran western de corriente crepuscular; la primera, su entorno nevado, que aunque no único, si lo convierte en una de las pocas cintas del género en pintar el lienzo blanco con sangre; el segundo, su profundización psicológica, incluso dejando de lado los planos abiertos para explorar las emociones de los personajes. Hay que descubrirlo o re valorarlo, el duelo entre Robert Ryan y el gran villano de Burl Ives saca chispas con cada diálogo, pero lo que resalta de este último es la dualidad y buena escritura alrededor de su complejo personaje
1 – Cat on a Hot Tin Roof (Richard Brooks, 1958)
POR EL FETT
Adaptación de la obra de Tennesse Williams, esta cinta se convirtió en su momento en uno de los grandes clásicos dramáticos sureños, siendo también la primera “a color” en filmarse proveniente de una novela del autor. Las actuaciones literalmente están que “arden”, siendo uno de los ejercicios con mayor talento y energía histriónica en la historia, quizá debido al impulso emocional de algunos inmiscuidos debido a una tragedia externa, o tal vez solo por el gran ensamble y dirección de Brooks, que logró trasladar unas potentes tablas teatrales al dinamismo del celuloide en cada rincón de aquella mansión, en una lucha de manipulación sin cuartel por la herencia del acaudalado patriarca (un extraordinario Burl Ives). Alcohol, depresión, ambición, negación y falsedad, una combinación candente.