Las 5 Mejores Películas de Catherine Zeta-Jones
Es irónico que Catherine Zeta-Jones comenzara su carrera artística muy joven como bailarina y cantante, para después decantarse de dicho estilo y proponerse una carrera como actriz, labor la cual le otorgaría las mejores glorias de su carrera precisamente al cantar y bailar.
Aunque no cuenta con muchos títulos en su currículo (44 entre cine y televisión, esto debido a un trastorno bipolar que la aquejado toda su vida y que incluso la ha llevado dos veces a internarse en una institución), su innegable belleza y talento le alcanzaron para labrarse una muy buena racha a finales de los 90 y principios del 90 milenio, para después verse desvanecida tanto por su trastorno como por la elección de una vida más familiar a lado de su esposo, Michael Douglas, que curiosamente comparten fecha de nacimiento
Celebremos los 55 años de Catherine Zeta-Jones con sus 5 Mejores Películas
5 – High Fidelty (Stephen Frears, 2000)
Cuenta la historia del dueño de una tienda de discos quien junto con sus empleados la han convertido en un santuario de peregrinaje para los coleccionistas y fans de estos vinilos y de la música en general. Desde Velvet Underground, hasta Aretha Franklin pasando por Elton John y The Roots; vemos a Rob repasar a través de sus discos y canciones algunos de sus desencantos sentimentales. La manera en que está narrada tan original para su época, además de los carismáticos personajes de sus co protagonistas (Catherine Zeta-Jones funge como la segunda novia) y obviamente el excelente repertorio musical, convirtieron este proyecto personal del propio Cusack en la película de culto que es hoy en día. Excelente clásico
4 – Entrapment (Jon Amiel, 1999)
POR EL FETT
Uno de esos gustos culposos de finales de los 90 sostenido por el carisma de un veterano Sean Connery en su arquetipo como 007, pero ahora como un ladrón profesional, en compañía con una Catherine Zeta-Jones que desborda sensualidad. Aunque toma varios elementos y quiere emular de mala manera el cine de Hitchcock, este juego de chantajes y emboscadas guarda un par toques de buena química entre ambos actores, pero sobre todo algunas secuencias de atracos con muy buena impresión de tensión. El romance, forzado y en lo general torpe (y un poco “cringe”), sin duda es su elemento peor desarrollado, pero que sobrevive gracias a la pareja, y a cierta escena que inmiscuyen unos hilos rojos, rayos y mallas.
3 – The Mask of Zorro (Campbell, 1998)
Por Clementine
El papel que la consagró llegó con esta película que fue un taquillazo en el verano de 1998. Producida por Spielberg, esta entrega del justiciero hispano creado en 1919 por Johnston McCulley e interpretado anteriormente por Tyrone Power y Douglas Fairbanks, vino a hacerle un poco de justicia al personaje, interpretado al fin por un verdadero hispano y que mejor que Antonio Banderas que nació para interpretar a Alejandro Murrieta, y que se convierte en esta especie de Robin Hood hispano. Por su parte la sólida y bella presencia de Catherine Zeta-Jones se distingue por su arquetipo alejado de la “damisela en peligro”, logrando una excelente adhesión a la aventura y en el perfecto complemento para Banderas
2 – Traffic (Steven Soderbergh, 2000)
Por Dr. Dark
Oscar a mejor dirección y con un guion bien estructurado, Soderbergh encausa tres historias entrelazadas de una forma coherente y nada confusa. Tráfico es una buena pieza que retrata adecuadamente la realidad del narcotráfico y de la drogadicción. Se le ha acusado de ser racista, al tener una iluminación específica para cada episodio (tonos amarillentos en México, azulados en el capítulo de Wakefield y Pardos en el de los Ayala), mostrando a México de modo desfavorable y literalmente sucio, lejos de la opulencia de los Estados Unidos, pero es claro que lejos de su polémica, fue un retrato crudo de la corrupción compartida entre dos países. El retrato coral brilla por su reparto, en donde resaltan Catherine Zeta-Jones y su marido.
1 – Chicago (Rob Marshall, 2002)
POR EL FETT
Uno de esos años apoteósicos dignos del recuerdo hollywoodense, enmarcado por la llegada de un teatrero con la capacidad y calidad necesaria para arrebatar justamente el Oscar ¡Eso era Chicago! El último gran musical fue un ejemplo de maestría adaptativa del teatro al cine en donde Marshall supo transformar la estática de los escenarios de Broadway en movimiento cinematográfico a través de una gran escala técnica, de luces, sonidos, danzas, fotografía, planos y fastuosas secuencias musicales que compiten entre ellas bajo el mismo estándar de calidad. Así es como debería ser una representante del Oscar: espectacular, bella, altamente entretenida, de un gran guion y actuaciones. Catherine Zeta-Jones como Velma Kelly es impresionante, una femme fatale cínica y adorable.