Las 5 Mejores Películas de Domingo Soler
El 17 de abril de 1901 nace el actor mexicano Domingo Soler (Domingo Díaz Pavia), que junto con sus hermanos Fernando, Andrés, Julián e Irene, constituyeron lo que se dio a conocer como la “dinastía Soler”.
Actuó en teatro junto a sus hermanos y en 1933 hizo su debut cinematográfico en la cinta “La mujer del puerto”, con Andrea Palma como protagonista y dirigido por Arcady Boytler.
En 1935 Domingo Soler participó en la cinta “Vamos con Pancho Villa”, den donde protagonizó al centauro del norte, bajo la dirección de Fernando de Fuentes. En 1944 apareció con otro personaje memorable (Batiste Borrull) en la cinta “La barraca”, dirigida por Roberto Gavaldón, cuya actuación le mereció el premio Ariel como mejor actor.
También interpretó a José María Morelos y Pavón en El padre Morelos y El rayo del sur, ambas producciones de Miguel Contreras Torres.
También se desempeñó como argumentista y junto a sus hermanos fue fundador de la ANDA en 1934. Al igual que sus hermanos fue un actor versátil que le imprimía a sus interpretaciones la calidad artística que caracterizó a toda su familia. El 13 de junio de 1961 falleció este gran actor debido a una insuficiencia cardíaca
Para conmemorar su natalicio cinco de sus apariciones en la pantalla grande:
Bonus – Río Escondido (Emilio Fernández, 1948)
POR EL FETT
Ganadora de nueve Arieles (incluyendo mejor película), la dupla Fernández – Félix volvería a las andanzas tras dos años de “Enamorada”, para enfrentar la fiereza de aquella mujer contra un señor feudal y opresor de los valores y la educación. Como un heraldo del propio Presidente, el personaje de Félix simboliza a la maestra rural que llegará a acabar con la opresión de un poblado inundando por el crimen y la corrupción, en algo que parece tan romántico como atemporal en nuestro México mágico. Por supuesto que la idealización de la educación sobre la corrupción es el tema para desarrollar aquí, y Emilio Fernández con su musa lo hacen de maravilla. Pongo esta de bonus para destacar que quizá sea Domingo Soler el actor que más interpretó sacerdotes o señores curas de las comunidades dentro de la época de Oro del cine mexicano.
Bonus – Sensualidad (Alberto Gout, 1951)
Por El Cine Actuario
El común denominador del cine mexicano de los años 50, era mostrar los sentimientos más pasionales de los seres humanos y sus consecuencias en extremo, generalmente despertados por una mujer. Sensualidad es un filme que sigue esta tendencia, pues a través de la historia de una rumbera que en venganza por ser mandada a prisión por el Juez Alejandro Luque decide destruir sus vínculos familiares despertando con sus encantos las emociones más desenfrenadas y lujuriosas. Con una dirección estupenda y las increíbles actuaciones de Fernando, Andrés y Domingo Soler y la hermosa Ninon Sevilla, esta es una historia oscura pero atractiva, siendo la encarnación de las emociones más fuertes e ilógicas del ser humano.
Bonus – Azahares para tu boda (Julián Soler, 1950)
Por Edgar del Valle
Cinta dirigida por Julián Soler acerca de una madre que impide el matrimonio de su hija con su novio socialista debido a sus creencias religiosas. Lejos de ser un drama que este basado en la sobrerreacción de los conflictos, se construye a través de referencias históricas y de la presentación del contraste de ideas entre los miembros mayores de esta familia y los más jóvenes. La dirección permite que los actores se mantengan en un estado sobrio y natural, alejándonos de la exageración histriónica. Una buena película que, aunque flaquea un poco en el final, sigue siendo una muestra ideológica e histórica de la ideología de los jóvenes de los años 50´s.
5 – La Mujer del Puerto (Arcady Boytler, Raphael J. Sevilla, 1934)
POR EL FETT
Una calma inusitada rodea al considerado primer clásico del cine nacional, una que en tres cuartas partes de su metraje proyecta muchos de los elementos por venir dentro de la época de oro, y que a pesar de una narración por momentos amateur (una retacería y un montaje arcaicos), deja los estatutos para la final aparición de aquella tragedia épica enfundada en la figura icónica de la también calificada como la primera diva nacional Andrea Palma, la dama del puerto, víctima de la pobreza, de las vecindades, de la hipocresía social y de un desenlace cruento auspiciado por las condiciones sociales y la aparición de un también trágico y solemne Domingo Soler.
4 – El Padre Morelos (Miguel Contreras Torres, 1942)
POR EL FETT
Apoyada en una investigación histórica cuidada, resultado del prestigio como entusiasta historiador de su también director, la primera de las dos partes sobre la historia del caudillo “José María Morelos y Pavón” se centra en la vida del sacerdote antes de ordenarse por supuesto de la lucha de independencia, entre hijos, conflictos de tierra y desamores, sin de dejar de lado la llama revolucionaria y el carácter que identificó quizá al más recio de los líderes independentistas mexicanos. La actuación de Domingo Soler como Morelos es de gran nivel, repitiendo en 1943 con “El Rayo del Sur”, ya centrada dentro del conflicto, pero no tan afortunada como esta primera parte
3 – ¡Vámonos con Pancho Villa! (Fernando de Fuentes, 1936)
POR EL FETT
La proximidad con los hechos revolucionarios hacen a esta aventura una pieza que raya en el valor histórico, no por las libertades creativas que se toma para referir a “La Revolución” como el enemigo común de esta camaradería entrañable, sino al plasmar con una belleza técnica y narrativa algunos pasajes fieles a lucha de La División del Norte; desde cánticos, lenguaje y algunos nombres y/o leyendas de gran valía como los generales dorados y hasta mitos, como el de la creación de la mortal ruleta rusa al estilo nacional. Para algunos románticos amantes de la historia, el retrato de Villa (un fugaz pero genial Domingo Soler) podría parecer vulgar y alejado de los reales ideales, sin embargo, el cautivador y emotivo cuento sobre la amistad y la revolución, como dirían en mi pueblo ¡no tiene madre!
2 – El rebozo de Soledad (1952, Roberto Gavaldón)
POR CAT MOVIE LEE
En este precioso relato lleno de costumbres curanderas que pelean con la ciencia de la medicina, se aviva un triángulo amoroso entre Armendáriz, Inda y de Cordova, que no terminará nada bien. Aquí la magia radica en la preciosa lente de Gabriel Figueroa, quien bajo las órdenes de un enorme Gavaldón, refleja esa discordancia tan enorme que se vivía a mediados del siglo pasado, donde mientras la Ciudad de México emergía con un despertar trepidante, los pueblos se quedaban con un atraso monumental con niños que morían de hambre, de sarampión o de leche contaminada de vacas enfermas. Un tanto moralina, dirían algunos, sin embargo es precisamente esa moralina la que se rompe con la tela de un rebozo que hace de hilo conductor durante un relato que pese a su duración en tiempo y espacio, sigue pareciendo vigente.
1 – La Barraca (Roberto Gavaldón, 1945)
POR EL CINE ACTUARIO
Con quizás una manufactura modesta, pero una fotografía excelente y cuidadosa, esta es una historia que refleja las condiciones adversas que le tiene que hacer frente la gente del campo; sin maniqueísmo y sin una polarización de buenos contra malos, es un reflejo de como una familia noble ante las injusticias y atropellos en su contra, comienza a transformar su bondad de forma plausible y orgánica en una fiereza por el simple hecho de garantizar su supervivencia, destacando la actuación de Domingo Soler. La Barraca es un clásico atemporal del cine nacional que demuestra que quizás antes las adversidades los instintos primitivos de los seres humanos pueden salir a luz.