Las 5 Mejores Películas de Fernando de Fuentes
Uno de los precursores del cine mexicano, de los primeros directores, productores y guionistas en ejecutar el arte fílmio en nuestro país, Fernando de Fuentes comenzó como segundo al mano en aquella primera “Santa”, para proseguir como uno de los primeros cineastas de aquella máquina apodada “época de oro”.
No solo fue el responsable en “descubrir” a Gabriel Figueroa, sino también el inventor de la llamada “comedia ranchera”, precursor del tópico revolucionario y el primero en internacionalizar el cine mexicano. Así mismo, fue Fernando de Fuentes el responsable de la primera cinta mexicana a color y el primero en llevar a cabo una producción conjunta con otro país.
El drama, la aventura, el horror, la comedia y hasta el thriller, Fernando de Fuentes fue uno de los primeros responsables en darle al cine mexicano una identidad propia, la del sufrimiento con la comedia, la de las traiciones y el melodrama, la del entretenimiento equilibrado con intensas historias en un entorno revolucionario y/o familiar violentos. Un héroe nacional, recordemos a de Fuentes con sus mejores películas
Bonus – Las aventuras de Pito Perez (1957)
POR EL CINE ACTUARIO
Tomando el argumento de la novela “La vida inútil de Pito Perez” (y siendo la segunda adaptación de la misma), Fernando de Fuentes y Juan Bustillo de Oro construyen una historia basada en la peculiaridad de sus relatos y en el carisma de su personaje principal: un pícaro con demasiado ángel, y quien mejor para interpretar a este tipo de individuos que el famoso “Tin Tan” quien junto una hábil dirección atrapa al espectador por mas de 94 minutos. Destaca en el elenco Anabel Gutiérrez como “Chucha”, papel que demostraría que la comedia era un género en la que la actriz se sentía muy cómoda.
5 – Allá en el Rancho Grande (1936)
POR EL FETT
Si “Santa” fue la que inició todo, fue el Rancho Grande de Fernando de Fuentes el que originó los pininos de la gran producción mexicana y el arranque oficial de la llamada “época de oro”. Con ella también se inventaría la llamada “comedia ranchera”, que entre musicales, alcohol y humor, se discutían temas tan complejos como la pérdida de la virginidad de jovencitas y los duelos por el amor entre patrones y empleados en lo que bien se conoce como un “puebloc chico, infierno grande”. La dirección de de Fuentes es adelantada, encausando una mejor labor histriónica de parte de los inmiscuidos y secuencias grandilocuentes con un gran manejo de planos y un montaje de excelencia, practicamente un parteguas audio visual que le daría mucho de su idiosincracía y humor al cine nacional. Patrimonio fílmico de la patria
4 – El Fantasma del Convento (1934)
Por Flaco Cachubi
Dirigida, editada y escrita por Fernando de Fuentes en colaboración con Juan Bustillo Oro, El fantasma del convento nada tiene que pedir a los grandes clásicos de horror de otras latitudes. La historia de un matrimonio y un amigo que encuentran refugio en un antiguo monasterio después de sufrir un accidente tiene una narrativa visual extraordinaria. La atmósfera siniestra, los decorados, las escenografías, todo el diseño de producción es magnífico y totalmente verosímil, no obstante, es notable la influencia del cine expresionista alemán de los años veinte, corriente pionera del cine y que durante aquellos años ya se encontraba en sus últimos suspiros
3 – Doña Bárbara (1943)
POR EL FETT
La película que catapultó a la figura de María Félix no solo como actriz, sino como el símbolo más grande del empoderamiento femenino dentro del cine y la idiosincrasia mexicana (también culpa de Fernando de Fuentes). La película, así como la controversial novela en la se basa, es surtida de una narrativa metafórica que Fuentes aprovecha para llevarla de los parajes venezolanos a la universalidad latina, repleta del folclor rural, la brujería y por supuesto de la mano dura de La Doña como la emperatriz de aquellas tierras, la cual dejará caer su armadura frente al enamoramiento del recién llegado extranjero. Los paralelismos con la propia vida de Félix son surreales, pues se sabe que la diva era adepta a la intelectualidad foránea.
2 – El Compadre Mendoza (1933)
Por El Fett
Un thriller revolucionario de Fernando de Fuentes ensamblado dentro una devastadora historia de amistad, este gran clásico sorprende por su cercanía del conflicto, apenas 16 años después de dar por terminada La Revolución mexicana, y por lo tanto por su manejo de diálogos, escenarios y personajes dentro de una ficción realista y adepta al movimiento zapatista en el sur del país. “El compadre”, símbolo familiar intachable dentro de la idiosincrasia y amistad nacional, aquí juega un rol de doble agente, presionado no solo por sus nexos y relaciones tanto dentro del movimiento, como con las facciones federales; sin embargo, será la mujer, la intocable comadre y un platónico triángulo amoroso con el padrino zapatista lo que detonará la última acción de Mendoza, su compadre.
1 – ¡Vámonos con Pancho Villa! (1936)
Por El Fett
La proximidad con los hechos revolucionarios hacen a esta aventura una pieza que raya en el valor histórico, no por las libertades creativas que se toma para referir a “La Revolución” como el enemigo común de esta camaradería entrañable, sino al plasmar con una belleza técnica y narrativa algunos pasajes fieles a lucha de La División del Norte; desde canticos, lenguaje y algunos nombres y/o leyendas de gran valía como los generales dorados y hasta mitos, como el de la creación de la mortal ruleta rusa al estilo nacional. Para algunos románticos amantes de la historia el retrato de Villa podría parecer vulgar y alejado de los reales ideales; sin embargo, el cautivador y emotivo cuento sobre la amistad y la revolución de Fernando de Fuentes, como dirían en mi pueblo ¡no tiene madre!