Las 5 Mejores Películas de Krzysztof Kieslowski.
Un cineasta psicólogo, teólogo, simbólico, tanto en el cine como en la televisión sus teorías narrativas sobre la dualidad humana y el espiritualismo enamoraron a la crítica y a la audiencia bajo dramas complejos adeptos al tema religioso. Desde su origen documental, Krzysztof Kieslowski estudió la condición humana a través del cine, exponiendo así las emociones, deseos, frustraciones y miedos mas íntimos mientras en su imagen entregaba una paleta de colores contrastada con sombras y luces, las cuales comunicaban el reflejo del alma de sus personajes, un deleite estético que en comunión con sus interrogantes ofrecía un discurso de valores y debilidades humanas exquisito.
Sin duda un enorme cineasta, Krzysztof Kieslowski tendría una obra corta pero muy significativa dentro del cine y la televisión.
5 – La Doble Vida de Verónica (1991).
POR JOSE ROBERTO ORTEGA
Las historias paralelas de dos mujeres físicamente idénticas, separadas por las nacionalidades (una es polaca y la otra francesa), pero unidas por el amor a la música y por el sentir. La película explora qué es aquello que nos divide como seres humanos a la vez que enfatiza los puntos de convergencia y los sentimientos que irremediablemente nos unen. Apoyada por una interpretación de primer nivel por parte de Irène Jacob, quien dota de profundidad emocional a las dos Verónicas, Kie?lowski da cátedra de una técnica narrativa que roza la poesía visual y auditiva, al incorporar a la música como elemento narrativo y acompañarla con una fotografía estilizada.
4 – Tres Colores: Blanco (1994)
POR EL CINE ACTUARIO
Quizás no sea la más fuerte de la filmografía de Kieslowski, pero incluso en estos terrenos el polaco demuestra su estirpe cómo director con una comedia triste y de humor negro acerca de un hombre divorciado que planea una venganza contra su exesposa, siendo la representación de la negación de la igualdad ante la disparidad de situaciones de estos dos individuos. Cómo es costumbre en Kieslowski, la fotografía es de alta calidad especialmente en aquellos encuadres que reflejan la desigualdad de condiciones de los dos personajes. Dentro de la trilogía Tres Colores es la pieza más absurda pero la más divertida lo cual le agrega un distintivo que hace sentir a la cinta única pero necesaria en la narrativa conjunta de esta trilogía.
3 – Tres Colores: Rojo (1994)
POR BEDUB
Un accidente será la causa de que personas, diametralmente opuestas, se conozcan y compartan instantes de sus vidas. Al atropellar a un perro, la protagonista lo llevará a su dueño (Trintignant), quien no es particularmente alguien normal pues tiene como hobby espiar las conversaciones telefónicas de sus vecinos. Para muchos la mejor dentro de la trilogía de los colores, obra que explora las relaciones de una manera introspectiva, emocional y psicológica, y aquí en lo particular compleja, llevando a cabo un misterioso desarrollo de la accidental relación enfocada en el resquebrajamiento de prejuicios y la admiración entre sus protagonistas, más que carnal, emocional.
2 – Tres Colores: Azul (1993)
POR EL FETT
Parte de su revolucionaria propuesta narrativa, y también manifiesto – homenaje a la corriente alguna vez conocida como “nouvelle vague”, Bleu es de las tres, quizá la estrictamente diseñada para formar parte de aquel movimiento. De perfecta interpretación, Kieslowski logra abordar el duelo desde una perspectiva tan cruda como fresca, y es que en esta poderosa introspección emocional sobre la pérdida y el amor, de manera experimental el color juega la parte de un protagonista que acompaña en todo momento la sensibilidad de una Juliette Binoche en estado de gracia. Muy bella pieza, azul, templada y melancólica.
1 – Decálogo (1989).
POR JOSE ROBERTO ORTEGA
Concebido como una miniserie para la televisión polaca, nos presenta una serie de diez mediometrajes (una hora de duración cada una), en la que se exploran dilemas éticos y morales tomando como base los Diez Mandamientos. A través de parábolas y situaciones vividas por los habitantes de un complejo residencial, Kieslowski logra abordar temas complejos y universales reflejando estos en el microcosmos de la sociedad polaca, abarcando cuestiones como la libertad, la autoridad, la fe, el aborto, la soledad, la paternidad, ente otros. Si bien cada uno es excelente, se llega a un punto de maestría total en los capítulos V y VI, correspondientes a los dilemas de la vida y del amor. Imprescindible para cualquier cinéfilo por su maestría en narración visual, este compendio es considerado unánimemente por la crítica como el mejor trabajo del director polaco y fue llamado por Stanley Kubrick como la única una obra maestra que él conocía.