Las 5 Mejores Películas de Liv Ullmann
Su nombre en noruego y sueco significa “vida”; japonesa de nacimiento, noruega por nacionalidad y sueca por amor, Liv mantuvo una relación íntima con el arte desde su infancia, logrando abarcar el teatro, el cine (como actriz y directora) y la escritura con legendarios resultados. Nominada al Oscar en dos ocasiones, ganadora del Globo de Oro y merecedora de reconocimientos en Venecia y San Sebastián, la hermosa actriz es considerada un icono feminista y cultural de los años 70 gracias a su papel en Secretos de un Matrimonio de 1973, convirtiéndose también gracias al respaldo de su amado “amante” Ingmar Bergman, en una de las actrices y musas más respetadas de su época.
Nacida en Tokio en 1938, dentro de una colonia denominada “La pequeña Noruega” (debido a los que emigraron de su país para protegerse del asedio nazi durante La Segunda Guerra Mundial), tras la muerte de su padre en 1945, Ullmann regresó a Oslo y después a Londres para estudiar teatro, vocación en la que incluso en su país natal le fue arrebatada al ser tachada en su instituto de tener “poco talento”. La fama detrás de los telones le llegaría interpretando a Anna Frank, misma a la le seguiría la incursión en el cine a finales de los 50. Sin ninguna relevancia, no fue sino hasta que viajó a Suecia que conoció al director Ingmar Bergman, el cual quedó cautivado por su talento y belleza, contratándola para protagonizar su siguiente film: Persona de 1966. El resto fue historia.
Se dice que no hubo mayor amor y musa para Bergman que Liv, a la cual además de dirigirla en 10 ocasiones, le construyó una casa en la Isla de Faro procreando una hija, la también escritora Linn Ullman. Forjando una de las parejas fílmicas más legendarias y prolíficas de la historia, Bergman confiaría en Liv su propia vida, haciéndola partícipe no de sus estudios o proyecciones variopintas feministas o de mortandad, sino de sus relatos biográficos más íntimos y personales, siendo incluso gracias a dos guiones semiautobiográficos de Bergman, que Ullmann alcanzaría renombre también como directora en Encuentros privados (1996), que recreaba el infeliz matrimonio de los padres del sueco, e ‘Infiel’ (2000), crónica de la destrucción causada por el idilio entre una mujer y el mejor amigo de su marido.
Con una carrera 57 títulos como actriz y 7 como directora, se retiraría de la labor histriónica apenas en 2012, mientras que en 2014 lanzaría su última cinta detrás de banquillo: Miss Julie, un no muy afortunado romance de época con Jessica Chastain y Colin Farrell. A pesar de nunca casarse y de su separación en 1970, Ingmar y Liv siguieron frecuentándose debido al gran amor, estima y admiración entre ambos en una relación que se extendió a más de 40 años. Antes de fallecer el cineasta, Liv declaró que sintió algo tan especial que voló de inmediato para estar a su lado sabiendo que Ingmar estaba por morir, queriéndolo abrazar una vez más para expresarle su amor y significado en su vida ( vale la pena ver el documental del indio Dheeraj Akolkar Liv Ingmar: painfully connected. Un retrato de la relación legendaria que los dos artistas sostuvieron)
Celebremos los 84 años de la gran musa escandinava y leyenda de la actuación con sus 5 Mejores Películas
Bonus – Gritos y Susurros (Bergman, 1972)
La hegemonía de la feminidad en la obra de Bergman. En esta multi galardonada joya en la que 3 hermanas se reúnen debido a la próxima muerte de una de ellas, tres de las musas de Ingmar (incluyendo Ullmann) crean una química fraternal e íntima que encausa un perfecto y exquisito manjar histriónico. Los recuerdos comienzan a surgir y entre ellos los fantasmas: disfuncionalidad familiar, infidelidad, falta de espiritualidad y sobre todo muerte, esta última en uno de sus mayores referentes narrativos. Sobre este ensayo el director recalca la ausencia del “hombre”, usándolo como mero valor simbólico para que el poder y la ternura femenina desemboquen un cuento dramático que raya en lo fantástico y romántico.
5 – Sonata de Otoño (Bergman, 1978)
Un intenso drama que responde al fervor por el matriarcado que profesa el director y que de la mano de la mancuerna Ingrid – Liv, ofrece una de las interpretaciones colectivas más memorables en el cine. En realidad podría decirse que es una cinta atípica, no por la falta de pasión ni temática, sino por el aterrizaje del argumento en planos e interacciones sumamente realistas, afectivas y emocionalmente empáticas en su totalidad: Una famosa concertista de piano no ha visto a su hijas en siete años, una de ellas casada con un pastor protestante y la otra incapacitada. En esta tensa e importante decisión de por fin enfrentarse al amor y al odio de sus hijas, la solemnidad entre las dos actrices es un reflejo de la misma ineptitud parental del mismo Bergman, clave de su obra
4 – Persona (Bergman, 1966)
Un experimento surreal sobre la presencia espiritual y metafísica del mismo ser. A través del diálogo y variados simbolismos, Bergman lleva a cabo un compendio de los elementos suscritos en su obra: religión, sexo y muerte dentro de una historia de vanidad y abandono físico donde una enfermera debe cuidar a una antigua y célebre actriz (una silenciosa Liv en su primer papel con Bergman) tras esta ser dada de alta del sanatorio. Nuevamente teniendo a la mujer (Liv) como estandarte de esta transfiguración y juego de roles, muchos piensan que este esbozo de imágenes y diálogos representan solo una pretensión visual, y quizá tengan razón, pero al mismo tiempo su genialidad raya donde los demás apuntan su error, pues verdaderamente es única.
3 – Cara a Cara (Bergman, 1976)
Aunque no figura en el TOP de películas de Bergman, sin duda alguna es gracias a Liv que esta densa introspección psicológica (que recuerda en mucha parte a Persona, pero ahora con un nuevo cambio de rol más maduro como una psiquiatra que debido a la ausencia de su esposo, se desvive con el caso de una de sus pacientes) se mantiene interesante a lo largo de 130 minutos, creando no solo un impresionante remanente histriónico que le otorgaría su segunda nominación al Oscar, sino también una especie de retribución hacía su amante, guía y socio en uno de esos casos donde la interpretación supera a todo la narrativa. Su exploración de la angustia regala una de las interpretaciones femeninas más potentes en la historia.
2 – Los emigrantes (Troell, 1971)
Nominada a 5 Oscar (incluyendo mejor actriz para Liv) y ganadora del Globo de Oro a mejor cinta extranjera y actriz dramática, la internacionalización llegaría de parte de un potente y desgarrador drama histórico construido en base a la desgracia progresiva al puro estilo del Job bíblico. Una de las “americanizaciones” más enternecedoras de las que se tenga memoria, el director logra no solo una excelente ambientación de la Suecia rural del Siglo XIX, sino también una de las odiseas migrantes (y sus efectos) más veraces. Con una duración de poco más de 3 horas, Ullman se acaba llevando todas las palmas, gracias y sobre la también capacidad y química que mantiene con Max Von Sydow en una encrucijada dramática y emocional presente desde su inicio.
1 – Escenas de un Matrimonio (Bergman, 1974)
No la suelo incluir en mis tops de Bergman debido a que el corte fílmico de dos horas y media es en realidad un corte – adaptación de la mini serie de 1973 de seis episodios de 50 minutos cada uno, pero no resta méritos a la mejor actuación de Ullmann en su carrera en lo que es un análisis desgarrador, veraz y hasta tierno de la vida matrimonial en lo que se refiere a la convivencia diaria y al amor profesado. Ojo, que Ullmann como pareja de Bergman y madre de su hija, ejerce una fuerza e influencia narrativa brutal en los causes que toma la sobrecogedora trama, por lo que fácilmente podríamos referir incluso a una doble labor autoral – artística en el clímax de su comunión. Ambos cortes, serie o película son magistrales.