Las 5 Mejores Películas de Marga López
El 21 de junio de 1924 nace en San Miguel de Tucumán, Argentina, la actriz Marga López, quien llego a México en 1938, estableciendo su residencia permanente cuatro años después, para convertirse en una estrella de la época de oro del cine mexicano.
El encanto de su rostro y la dulzura de su voz le permitieron convertirse en una de las actrices consentidas del público.
La mayor parte de sus 83 películas las hizo en México, trabajando para directores como Emilio “El indio” Fernández, Luis Buñuel e Ismael Rodríguez entre otros.
Compartió la pantalla con actores como Pedro Infante, Arturo de Córdova (de quien fue pareja sentimental hasta la muerte de éste), Libertad laMarque, Silvia Derbez, Miguel Inclán y Sara García por mencionar algunos.
Entre sus películas más memorables encontramos: “Salón México”, “Nazarín”, “Los tres García”, “Feliz año amor mío”, “Un rincón del Cielo” y su secuela “Ahora soy rico”, “La entrega”, “Soledad” y “Hasta el viento tiene miedo”.
Entre 1952 y 1958 fue nominada 9 veces al premio Ariel, resultando ganador en 4 ocasiones y haciéndose merecedora a un Ariel de Oro en 1993 por su trayectoria fílmica.
Trabajo también en la televisión en las telenovelas más exitosas de su tiempo, falleciendo el 4 de julio de 2005 debido a un ataque al corazón.
Sirva de homenaje a tan versátil y gran actriz, el recuerdo de cinco de sus mejores películas
Bonus – Los Tres García (Ismael Rodríguez, 1947)
POR EL FETT
La primera colaboración de Infante con Rodríguez, aquí el macho se multiplica por tres, pero es opacado por la figura más poderosa dentro de la estructura familiar mexicana: la matriarca, en la misma carne de la abuelita de México, Sara García. Toda la conjunción de drama y comedia de Infante en su punto ideal y a la orden de una comedia románticamente atrevida y con más tabús de lo que se pudiera pensar (tres primos intentando conquistar a la misma prima venida de Estados Unidos, Marga López), quizá estemos ante el esbozo cómico más destacable de Rodríguez, en mucha parte gracias a la espectacularidad y química de su reparto y a la energizante presencia de Sara, la cual se agarra a bastonazos a estos tres machos cochinos.
5 – Hasta el viento tiene miedo (Carlos Enrique Taboada, 1968)
POR CHIKILLA
Sin duda la película más emblemática del director Taboada (pero no así la más premiada, pues esa fue Veneno para hadas). El sonido, sin duda el sonido es lo que mantiene al espectador en un constante estado de alarma. Esos ventarrones nocturnos que se cuelan por las ventanas no volverán a ser los mismos después de ver esta película. Trata de Claudia, una chica que estudia en un internado para señoritas y quien antes de que las vacaciones comiencen tiene una serie de pesadillas y visiones que la ponen al borde de los nervios.Destacadas actuaciones de la bellísima Maricruz Olivier y Marga López en la cinta más icónica de todo el género de terror del cine mexicano.
4 – Soledad (Miguel Zacarías, 1947)
POR EDGAR DEL VALLE
Soledad es una sirvienta de origen argentino (hagan el favor) que trabaja en una hacienda mexicana. El hijo del patrón la engaña y se casa con ella falsamente. Al darse cuenta de la mentira, Soledad, que está embarazada, huye. Pasado el tiempo triunfa como cantante, pero al encontrase con su hija, ella la desprecia sin saber que se trata de su madre. Un drama clásico de esta época del cine mexicano, en donde Marga López interpreta a la hija de Libertad Lamarque, en un papel que le permitió ganarse su primer premio Ariel como mejor coactuación femenina. Siendo su actuación lo único rescatable de esta cinta.
3 – Nazarín (Luis Buñuel, 1959)
POR EL FETT
Quizá la obra más irónica y contradictoria de Buñuel, Nazarín es una fresca reinvención del relato de Jesucristo con ricas variantes a la orden de la faceta más religiosa y alejada de su declarado ateísmo por parte del cineasta español. La presencia de un sacerdote intachable en un lugar de pecado, obligan a que el personaje y hombre de Dios comencé una odisea de predicación a la que se le unirán sus apóstoles, dos féminas que simbolizan el conflicto entre el fanatismo y la fe (una de ellas y la principal, una brillante Marga), y que a la postre alimentarán la pasión y el via crucis de aquel hombre en un viaje con muchas connotaciones espirituales y sociales, tan surrealistas como brutalmente palpables. En su diversificación Buñuel logra sustraer al hombre de la divinidad y situarlo en un cruento México.
2 – Salón México (Emilio Fernández, 1949)
POR EL FETT
Contrastes magníficos, el mismo año del cruel retrato rural de Pueblerina, Emilio sería capaz de levantar lo que es en esencia un thriller, pero también un testimonio dramático sobre la urbanización y la consecuente deshumanización que, a través del sacrificio, muchas mujeres tuvieron que adoptar. Es notable cómo Emilio quizá fue el primer “feminista” fílmico de México, y es que sus personajes mujeres, recias y luchadoras, eran siempre estructuradas a través de un contexto social no solo creíble, sino real. Aquí le tocaría a Marga López luchar contra la opresión masculina, pero también daría la oportunidad a Miguel Inclán de salir de su papel de villano con un entrañable y romántico héroe. No cabe duda que a este México actual le hace falta mucho Emilio
1 – Un rincón cerca del cielo (Rogelio A. González, 1952)
POR CAT MOVIE LEE
Hay algo en Un rincón… que sobrepasa la desgracia, la pinche mala suerte y el sino del pobre, y si alguien sabía representar ese sentir a la perfección, era Pedro Infante en una actuación soberbia y una mancuerna perfecta con otra de las grandes del drama, Marga López. Me atrevo a decir que esta tragedia supera a la mítica muerte del Torito en Nosotros los pobres, porque no encontrar oportunidad para trabajar honradamente con un sueldo justo y vivir de lo que se pueda, no está tan mal, pero cuando la vida se ensaña, te quita lo que más quieres (incluida la dignidad y las ganas de vivir) y no conforme con eso te deja más jodido de lo que empezaste… es para no solo cuestionar la existencia de dios, sino para renegar con toda justicia de que en el colmo del sentimentalismo, una pareja de pobres diablos con una boca más que alimentar, termine experimentando la antítesis de lo que verdaderamente sería un rincón cerca del cielo, que no es un edén lleno de riquezas, ni es el cielo de los condenados devotos.