Las 5 Mejores Películas de Mathieu Amalric

Nacido el 5 de octubre de 1965 en Neuilly-sur-Seine, de ascendencia judía e hijo de 2 trabajadores del periódico Le Monde, estamos hablando de uno de los actores más reconocidos de la industria cinematográfica francesa. Mathieu Amalric empezó en los 80, pero lentamente se haría un hueco dentro de su país al ganar el César como Actor Revelación. Los 2000 serían el punto de anclaje dando el salto internacional mediante la participación con cineastas como Steven Spielberg, Sofia Coppola y Wes Anderson, de donde aprendería lo necesario para dar el salto a la dirección con buenos resultados.

Ganador de 3 Premios César y un premio a Mejor Director en Cannes, celebremos a Mathieu Amalric con sus mejores 5 películas.

 

Bonus populachero – Quantum of Solace (Marc Foster, 2008)

Por Uriel Salvador

Aquí Bond se enfrenta a su mayor enemigo hasta la fecha: Jason Bourne. Marc Foster vende el alma de la película, porque hay más escenas de acción, pero cada secuencia parece copiada de la saga del espía rival. La historia, a pesar de parecer una intrincada e interesante conspiración, se hace absolutamente efímera y está mal explicada, perdiendo desarrollo y regresando en gran parte al tratamiento burdo y fantasioso al que el personaje estaba relacionado antes. Mathieu Amalric aparece como el villano en turno, aunque no intimida ni se ve amenazante, su falta total de escrúpulos y el inmenso poderío que ostenta, más la alianza con Joaquín Cosío, lo hace de lo poco rescatable que tiene esta entrega.

 

Bonus – J’acusse (Polanski, 2019)

POR EL FETT

Y ahora entiendo porque la mitad de las damas en los Premios César se pararon todas encabritadas por el premio a la mejor dirección para Roman Polanski, y es que aunque quizá sea cierto que el legendario cineasta debería estar preso, su dirección y autoría sigue siendo por momentos impecable, en esta ocasión narrando con toda sobriedad y una dirección de arte solemne, una historia real sobre corrección y moral que obviamente también intenta expiar sus propias culpas. Un relato de época con tintes de declaración auto biográfica, Mathieu Amalric aparece como el grafólogo Alphonse Bertillon, ejecutando su papel a la perfección

 

Bonus – Sound of Metal (Darius Marder, 2020)

POR EL FETT

La sorpresa del año y un fastuoso debut, la compenetración emocional es el vehículo del director y de un fastuoso Riz Ahmed para llevar al espectador a una odisea donde la “discapacidad” es solo el distractor de una película que incluso puede calificar en los registros del romance y el coming of age. De actuaciones prominentes y de una dirección de corte neorrealista, el ritmo nunca palidece ante la fuerza dramática y la naturalidad de este viaje, que ve en su principio y en su final dos poderosas escenas que hacen perfecta alusión al juego de su título y a la transformación de nuestro trágico pero esperanzador héroe. Mathieu Amalric tiene un pequeño papel en la recta final como el suegro del protagonista.

 

5 – At Eternity’s Gate (Schnabel, 2018)

POR EL FETT

La inmersión que hace Willem Dafoe como el genio demente y trágico de Van Gogh es sencillamente impresionante, mostrando a un actor de método dando la mejor versión del pintor holandés en el cine ¿se necesita algo más para ser considerado como una de las mejores interpretaciones de la década? Desgraciadamente el bajo perfil con el que siempre ha operado Dafoe se repitió un año más en el inútil Oscar, que aquel año se atrevió incluso a premiar una “imitación” por sobre una actuación. La cinta alcanza hacía su tercer acto picos de excelencia reflexiva y surreal dignos a la memoria de Van Gogh. Mención para Mathieu Amalric como el Dr. Paul Gachet, quien trató al pintor durante sus últimas semanas de vida.

 

4 – The Grand Budapest Hotel (Anderson, 2014)

POR EL FETT

The Grand Budapest Hotel (póster) - Wes Anderson

Es elegantemente desvergonzado, es vulgarmente poético, es políticamente incorrecto, es la bondad hecha carne, pero al mismo tiempo el egocentrismo en persona; su deseo más íntimo es servir, pero también es mantener la justicia dentro de su muy peculiar ideología. No, no estoy hablando de Gustave H., el conserje maestro de aquel pintoresco, extravagante, sensacionalista y perfectamente encuadrado y simétrico Hotel, sino de Wes Anderson en una de las fábulas fílmicas más bellas y complejas de la década y para su servidor, de la historia. De nuevo escondido en un cuento mágico, Anderson construye un relato maestro y antibélico, una crítica hacia la deshumanización de parte de la bondad humana y todos sus incorrectos pero normales “imperfecciones”. Esta contraparte es reencarnada en Mathieu Amalric como el principal antagonista.

 

3 – Munich (Steven Spielberg, 2005)

POR EL FETT

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Su cinta más brutal, un comunicado de dolor, desesperanza y una cátedra de dirección y montaje fílmico que logran bajo una unión de archivo documental y ficción construir una pieza desgarradora y durísima de apreciar. Spielberg realiza un llanto por los fatídicos sucesos de Munich, sin embargo en este sacrificio opta por plasmar a través de su protagónico la desolación y tensión de la que el pueblo judío no puede deslindarse por causa y consecuencia. Sobre todo esto, se erige un thriller de espionaje sublime, complejo, oscuro, donde la eliminación de las razas es el objetivo y la labor de los medios de comunicación el vehículo para darlo a notar. Mathieu Amalric simboliza la dualidad del gobierno como el principal proveedor de información.

 

2 – Tournée (Mathieu Amalric, 2010)

Por Uriel Salvador

Una obra muy personal del director que, aunque un tanto excéntrica y estrambótica, representa un examen de consciencia sobre la deformidad y lucidez que resulta ser la vida. La soledad del artista es muy íntima porque el choque entre los estilos estadounidense y francés no esconde la devoción por el espectáculo, que deja entrever una reflexión muy madura sobre almas errantes en busca de un destino que nunca llegará. Mathieu Amalric encarna a un pobre infeliz simpático, caótico y soñador que debe atar los cabos sueltos del pasado para seguir adelante, un trabajo que le haría acreedor en Cannes a la mejor dirección.

 

1 – The Diving Bell and the Butterfly (Julian Schnabel, 2007)

Por El Cine Actuario

Cinta que nos mete dentro de la piel de Jean-Dominique Bauby, un hombre que ha sufrido una parálisis completa y que únicamente puede comunicarse a través de su párpado izquierdo. En los primeros actos de la cinta, la perspectiva es hacia dentro del personaje, por lo cual se utiliza el plano subjetivo para que el espectador empatice con su situación; sin embargo conforme la película avance, se vuelve más dinámica ampliando la perspectiva, complementando el perfil del protagonista. En ese sentido la película no solo es un retrato de una limitación física, sino la construcción de una identidad que sea ha perdido con el objetivo de demostrar la importancia de aferrarse a la vida, y sobre el valor de la comunicación en nuestras relaciones interpersonales. La actuación de Mathieu Amalric es perfectamente conmovedora, imposible imaginar escribir una página en esas condiciones

 

 

 

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