Las 5 Mejores Películas de Nikita Mikhalkov

Nacido el 21 de octubre de 1945 en Moscú y criado en el seno de una familia artística, Nikita Mikhalkov es uno de los últimos vestigios de la Unión Soviética (su padre escribió la letra del himno nacional) y de un tiempo donde el país hacía suponer que se convertiría en potencia fílmica. Inició su carrera cuando todavía era estudiante, al mando de directores reconocidos del país como Kalatozov y Daneliya, pero tras ser expulsado de la escuela, acudió al Instituto Estatal Pansoviético de Cinematografía, donde Mijaíl Romm (quién también fue maestro de Tarkovsky y su hermano Andrei Konchalovski) le daría el impulso necesario para empezar su trayectoria como director. A través de 5 décadas, se encargaría de recapturar mucho del estilo de vida del país según la época, funcionando en muchos casos como una ventana al pasado, pero con un toque más reciente que hace a las historias más vigentes. Esta capacidad de adaptarse a las circunstancias externas fue recompensada a largo plazo con varios premios que lo reconocieron como uno de los mayores exponentes del cine ruso pasado y presente.

Pero la adaptación tarde o temprano caduca, y en este caso la modernidad venció a Nikita Mikhalkov, pues su carrera lleva varios años estancada sin un buen rendimiento, enfocándose más en la política que en el legado que ha dejado (se sabe que es un firme partidario de Vladimir Putin). Ganador de un León de Oro, un Oscar y una Concha de Oro de San Sebastián, Caballero de la Orden “Por Mérito a la Patria”, recordémoslo con sus mejores 5 películas.

 

Bonus – 12 (Nikita Mikhalkov, 2007)

La mera concepción de esta obra debería ser considerada un sacrilegio, pues para quienes no lo sepan, esto es un remake de 12 Angry Men. No obstante, Nikita Mikhalkov es consciente de que nunca va a alcanzar la majestuosidad de Lumet (sobre todo porque es una hora más larga que la original), por lo que prioriza la psique de cada personaje para diferenciarse, dándole a cada uno a su vez la oportunidad de contar su historia (incluyendo al testigo). Además, tiene un final más realista que sirve como un sutil retrato de la situación sociopolítica de Rusia. ¿Innecesaria? Seguramente, pero la última obra relevante del director al menos sabe valerse por su cuenta.

 

Bonus – Amigo entre mis enemigos (Nikita Mikhalkov, 1974)

Una celebración de las buenas virtudes del ser humano como honor, lealtad y amistad, al mismo tiempo que incluye todos los elementos clásicos del western (hasta la banda sonora de Eduard Artemiev rememora la instrumentación usada por Ennio Morricone). El ritmo decae por momentos y llega a volverse confuso debido a un guion algo improvisado, pero el añadido psicológico provisto por el contexto histórico en cierta manera influye en la dinámica de la historia y la composición de imágenes. El debut de Nikita Mikhalkov en la dirección es un vistazo hacia la idealización del pasado, la implementación del crimen y la acción occidental durante los primeros años del reino soviético.

 

5 – La Tienda Roja (Mijail Kalatozov, 1969)

La última obra de Mikhail Kalatozov no está a la altura del resto de su filmografía, más que nada porque Leonid Kalashnikov no llena el hueco que dejó Sergei Urusevsky en la fotografía y la historia parece más una repetición de otros proyectos suyos. Sin embargo, retrata con gran acierto la tragedia de la histórica expedición comandada por Umberto Nobile, y lo somete a un examen de conciencia que abarca los hechos que llevaron al desastre y a los implicados en el suceso que a la mayoría les costó la vida. Gran parte de su atractivo yace en el reparto internacional (Finch, Connery, Cardinale y Nikita Mikhalkov, por mencionar algunos).

 

4 – Caminando por las Calles de Moscú (Georgiy Daneliya, 1964)

La falta de pretensión es lo que ayuda a Georgiy Daneliya a encausar una trama sencilla al presentar 4 personajes bien caracterizados y cada uno de diferente procedencia geográfica, clase social y nivel intelectual. Sin embargo, todos ellos son meros pasajeros ante la ciudad de Moscú como verdadera protagonista, entreviendo una mezcla de alegría con melancolía en el ambiente sin caer en el sentimentalismo excesivo. La presencia de un joven Nikita Nikita Mikhalkov deja ver el lado más humano y cotidiano del socialismo, cuya canción siempre será recordada como himno para el ciudadano promedio.

 

3 – Pieza inconclusa para piano mecánico (Nikita Mikhalkov, 1977)

Uno de los mejores homenajes a Anton Chéjov, que a pesar de ofrecer una certera crítica y burla a la burguesía del siglo XIX, es atemporal por saber ocultar la tragedia de la vida cotidiana con más dudas que certezas hacia el futuro. Si bien es cierto que a los personajes les falta un trasfondo más sólido para poder simpatizar con ellos, pueden vislumbrarse atisbos de frustración existencial y clasismo alrededor de temas como el amor, la juventud, la esperanza o los sueños, razones por las que aquella sociedad estaba destinada a tener un abrupto final. Nadie mejor que Nikita Mikhalkov para entender al mítico dramaturgo.

 

2 – Urga (Nikita Mikhalkov, 1991)

Una de las primeras películas lanzadas luego de la caída de la Unión Soviética, donde las interrelaciones entre pasado y futuro toman forma en la amistad entre un pastor mongol y un camionero ruso. Nikita Mikhalkov aporta una pizca de toque político que muestra la apertura de las antiguas exrepúblicas soviéticas a Occidente, y mediante las interacciones de los personajes, retratar de manera muy personal ambos mundos. Un precioso homenaje a la vida de estas personas, demostrando que existe un lugar donde el tiempo no avanza y se puede obtener un poco de paz lejos de la civilización.

 

1 – Quemado por el Sol (Nikita Mikhalkov, 1994)

Uno de los pocos testimonios veraces de la Gran Purga, una masacre fomentada por Stalin cuyo número de víctimas sólo es comparable al Holocausto. Balancea la fría brutalidad y manipulación del régimen dictatorial con la pasión por la revolución que realmente existió, complementado con la ternura que recibe un general de su hija (el propio Nikita Mikhalkov y su hija Nadezhda, lo que explica la naturalidad de su relación). Quizás la mejor forma para superar los errores del pasado yace en una buena y adecuada formación y, sobre todo, en la experiencia que puedan aportar los antiguos habitantes a las nuevas generaciones. Lástima que sus secuelas nunca pudieron estar a la altura de esta primera parte.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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