Las 5 Mejores Películas de Pablo Larraín
Más de 50 premios internacionales, incluyendo galardones en los tres principales festivales, Berlín, Cannes y Venecia, solo son una muestra del poderío fílmico – narrativo del chileno Pablo Larraín, sin duda alguna el cineasta más reconocido y con mejor exposición internacional en la historia de su país y actualmente uno de los estandartes del cine latinoamericano.
De una familia dedicada a la política de derecha, Pablo Larraín se iría por el camino contrario, y aunque nunca ha profesado una ideología personal, vaya que su cine de denuncia si se ha pronunciado en contra de un sistema, ya sea político, monárquico, burocrático, religioso o simplemente social, construyendo las dos caras y visiones, la del opresor y la de oprimido, estos últimos seres que luchan contracorriente de lo que parece ser un yugo imposible de roer, mientras que los privilegiados sistemáticos serán individuos cínicos, en ocasiones sometidos a una parodia dentro de un muy fino humor negro. Siempre impulsado por la esperanza, el cine de Larraín también denota una siempre clara victoria del bando justo, ya sea de modo explícito o ideológico, redimiendo a sus personajes “reales” al proyectar su verdadera posición emocional frente a la adversidad.
Lo más importante, es que Pablo Larraín apenas va comenzando su carrera. Por lo pronto revisamos sus mejores 5 obras.
5 – Jackie (2016)
La representación de Natalie Portman como la viuda primera dama es impresionante. La israelí no solo logra equiparar el físico, sino que también hace una representación emocional total encarnándose en la piel y duelo de Jackie Kennedy; su acento, gesticulación y lenguaje corporal hablan de una preparación psicológica intensa que disiparon todas las dudas acerca de su talento y de ese Oscar que muchos cuestionaron injustamente por el surrealista cisne. Pablo Larraín logra el primero de sus relatos centrado en la fuerza femenina de una figura política que deberá esclarecer su personalidad por medio de un retrato fílmico intimista. Buena biopic, alejada de los clichés de su rubro
4 – Spencer (2021)
La mejor decisión del guion de Steven Knight es mantener a la familia real a raya, casi en el olvido y fungiendo como meros activadores del micro entorno de Diana. Esto permite que Pablo Larraín recurra a su oficio narrativo para inmiscuir al espectador a un sube y baja emocional apremiante, trágico y un poco perturbador, combinando grandes planos para la opulencia y primeros planos para la opresión y psique (con elementos surreales) de la princesa. La actuación de Stewart es de gran nivel, así como también la banda sonora de Greenwood, que agudiza la tensión. Un poco condescendiente hacía el final, pero la mejora de Pablo Larraín con respecto a sus anteriores películas (Jackie y Ema) es notable.
3 – El Conde (2023)
Divertida, compleja, crítica, pero sobre todo bella en su apartado visual, un agasajo de referencias a una de las corrientes originadoras del propio séptimo arte, el expresionismo, y que junto con su “historia de vampiros”, crea una analogía sobre como un dictador y su pueblo siguen chupando y alimentándose del aquel recuerdo para bien y mal. Pero Larraín no cierra su frontera, sino que la lleva a un plano universal ya no digamos por la intercesión visual del más allá de Theodore Dreyer (y principalmente su Juana de Arco), sino por su brillante elemento narrativo del último acto que no solo sirve como giro de tuerca, sino que da un contexto generalizado sobre la opresión sistémica a nivel mundial
2 – El Club (2015)
Ganadora del Oso de Plata de Berlín, un grupo de sacerdotes viven aislados en una casa que provee la iglesia para delitos graves, pero la cosa se complica pues un agente externo llega para auditar el sitio ya que es un lugar de arrepentimiento y no de diversión como ellos lo han convertido. Una película cruda que realiza una objetiva mirada sobre los diferentes casos en los que se ven involucrados clérigos, pero que logra ese punto de verdadera tensión y aflicción sobre lo sucedido, algo que le faltó por ejemplo a cintas como Spotlight. Sin duda es la narración más compleja de su obra, capaz de sacudir conciencias y al mismo clero
1 – No (2012)
Pablo Larraín se daba a conocer al mundo al no solo captar de manera abundante todo el proceso en la conceptualización de una campaña publicitaria, sino que tomando una trágica y revolucionaria historia real, deja en claro que una negativa como la palabra “No”, que normalmente es evitada en el mensaje propagandístico (atacar con una negativa al consumidor es sinónimo de fracaso), se convierta en el concepto rector del film, dando una vuelta de tuerca a todos los estatutos teóricos y prácticos en la materia de comunicación y siendo hasta ahora un caso único. Por su parte lo de Bernal es monstruoso, pudiendo adaptar su acento al difícil vocablo chileno, e interpretando a un héroe trágico y complejo con una alta carga de dramatismo y veracidad.