Las 5 Mejores Películas de Peter Mullan
¿No lo ubica por nombre? No se preocupe, es normal, y es que el escocés Peter Mullan bien podría considerarse un maestro del disfraz, con tantos papeles protagónicos y de reparto de buen nivel y que a pesar de casi siempre interpretar personajes viles y deplorables, ha sabido equilibrar su carrera con altas exigencias dramáticas que lo convierten en un verdadero camaleón.
Más de 100 créditos en cine y televisión, casi 50 reconocimientos y hasta un premio como mejor actor de Cannes, ya es hora de que lo vaya ubicando en cada uno de sus disfraces, y no solo por el que se puso durante 15 minutos (geniales por cierto) en Harry Potter. Celebramos los 65 años de Peter Mullan con sus mejores películas
Bonus – Braveheart (Gibson, 1994)
POR EL FETT
Director y actor en su esplendor se conjugan en una de las épicas más infravaloradas del cine, una aventura que a pesar de tomarse variadas libertades históricas, alcanza picos de excelencia dramática, romántica, actoral, visual y hasta auditiva en mucha parte gracias al obsesivo y técnicamente brillante trabajo de Gibson como narrador supremo de la historia sobre el libertador de Escocia. Si bien el relato usa el viejo truco del sacrifico emocional, es el bien estructurado héroe y su historia de amor y venganza el que brindan la base “sentimental” necesario para que el espectador comparta la travesía y hasta el dolor de su último grito. La batalla de Sterling sigue siendo uno de los hits directivos más grandes de los 90 y de las batallas en el cine, y de la cual Peter Mullan es parte como pieza importante del drama y del diálogo antes de emprender la batalla, batiéndose en argumentos con el propio William Wallace.
Bonus – Children of Men (2006)
POR EL FETT
Una delgada línea entre el goce emocional y la exasperante sensación de ansiedad, aquella en el que el apocalipsis es lo bastante reconocible para sumergiros en la desesperanza, el terrorismo y la vileza humana, y al mismo tiempo lo suficientemente irreconocible para su “ficticia” apreciación artística. La visión de la aniquilación del futuro humano no solo contienen uno de los planos secuencias más hermosos y complejos de la historia (garantía de la casa), sino también un análisis progresivo del caos, la guerra, el amor, la expiación y la esperanza de este mundo sumido en la mierda, y que el director decide comunicar con maestría en un doble discurso: fílmico y musical. Peter Mullan logra un ser despreciable, que servirá como nexo para que nuestros héroes puedan escapar de la ciudad.
5 – Shallow Grave (Danny Boyle, 1994)
POR CLEMENTINE
Balde lleno de frescura; de un ritmo ágil, con fallos diminutos en su ambientación y credibilidad histriónica justificados gracias a un guion lleno del humor negro y de diálogos perspicaces, Danny Boyle – Hodge – McGregor sentarían las bases argumentales – visuales – actorales que definirían el cine del primero y forjarían el prominente futuro de su primer actor ¿El porqué del bajo perfil comercial de este cinta? Un verdadero misterio, el cual tal vez se revele por la sencillez de su propuesta que gracias a esta misma naturaleza también se ha posicionado como un ejercicio de culto. Mejor que quede así ¿No? Como una tumba. Peter Mullan será al final parte importante del relato, una pieza extra y externa en este círculo de 3 que desatará el caos y la tensión del acto final
4 – War Horse (Steven Spielberg, 2011)
Spielberg se iba a reencontrar por algunos momentos con su buen nivel, al lograr transportar a su audiencia a una tensa y bonita odisea de un caballo y su dueño a través de la Primera Guerra Mundial. No difiere del manual establecido por Lassie, pero la innovación es el entorno bélico, el cual le permite a Steven crear una serie de personajes y situaciones tan emotivas como explosivas. Al contrario de muchos otros, el guion consigue que todos los personajes mantengan una cierta importancia sin robar ni abusar del contexto enfocado a la supervivencia de “Joey” (Peter Mullan como el padre y primer comprador del caballo), inclusive relegando acertadamente el camino de su “dueño” a un escenario secundario. Un “cuento de hadas” bélico
3 – Trainspotting (Danny Boyle, 1996)
POR EL FETT
Un parteaguas social dentro del cine y la cultura: el del final de la juventud de la generación X. No es de extrañarse entonces que a partir de ese incomodo pero adecuado momento la cinta se haya convertido en foco de culto instantáneo, atención que sigue prosperando hasta nuestros días a 28 años de haberse estrenado. La mayor virtud es la honestidad de su lenguaje y propuesta. Danny Boyle se sitúa en un trozo de esa generación perdida y por mandato del arte les provee de una definición dentro de la cultura y sociedad ¡Así de relevante! Peter Mullan se convertiría en un fugaz primer fetiche para el director, aquí interpretando a la inolvidable “Madre Superiora”, un ser que simboliza el “escoger” la perdición como el principal proveedor de la heroína.
2 – My Name Is Joe (Ken Loach, 1998)
POR EL FETT
Nada es fácil en el neorrealismo de corte laboral – social de Ken Loach, el director de las causas pérdidas y las redenciones ínfimas. Y de aquí se desprende Joe, otro desmpleado que no encuentra su camino, entre entrenar un equipo de fútbol y ayudar a ciertos desfavorecidos adictos mientras él mismo intenta rehabilitarse. Pero por supuesto que en esta falsa espiral de esperanza habrá que arrastrar a alguien, y esa es Sarah, una trabajadora social que ve en Joe otro proyecto, una relación que se esfuerza, pero que será de nuevo truncada por el entorno y por la frustración ante este. El premio como mejor actor para Peter Mullan, el cual construye a la perfección otro manifiesto de crueldad social del maravillos y desgarrador Ken Loach
Tyrannosaur (Paddy Considine, 2011)
POR EL FETT
Ganadora de la mejor dirección y actuaciones (Para Considine, Peter Mullan y Colman) en el Festival de Sundance de 2011, este cruento drama alrededor del alcoholismo, fue el responsable de poner a Colman en las marquesinas, y de consagrar a Peter Mullan como uno de los actores más sobrevalorados de su generaicón, en una desgarradora historia sobre una mujer cristiana que, a pesar de sus diferencias, emprenderá un tóxico romance con un alcohólico en busca de redención. A pesar del desconocimiento comercial de esta pequeña gran cinta indie, sin duda el talento directivo mostrado por Paddy Considine fue imposible de ignorar. Por su parte, el trabajo de Peter Mullan es tan creíble que es díficil creer que sea solo un papel de “ficción”, con una naturalidad y compromiso brutales.