Las 5 Mejores Películas de Peter O’Toole
“El irlandés loco”, le llamaban los medios y sus compañeros actores. Armado de un extravagante sentido del humor y de una capacidad histriónica sobresaliente, proveniente de los teatros británicos y de su amor por la poesía y el periodismo, Peter O’Toole supo conservar hasta el día de su muerte ese halo de misterio y misticismo alrededor de su figura, incluso nunca quedando claro su lugar de nacimiento y orígenes.
Alumno del drama y de la comedia Shakesperiana, su excentricidad lo llevó a interpretar roles que sugerían un trasfondo psicológico complejo basado en la evolución y transformación emocional de sus personajes, todos ellos resultado de su primer y accidentado protagónico por el cual siempre será recordado y reverenciado, a tal punto que es difícil separar a aquel Lawrence de misma su persona y comportamiento.
Nacido un día como hoy de 1932 (aunque otra acta dice que fue en junio), el británico rápidamente mostró interés por la poesía y la actuación. Su educación fue traumática según sus propias memorias, sufriendo de abusos físicos y psicológicos bajo la orden de unas monjas que intentaban arreglarle a golpes el ser “zurdo”. Estos eventos lo llevaron a abandonar los estudios y a los 15 años se hizo de un trabajo como periodista y fotógrafo. Tiempo después y tras servir algunos años en la Armada Real, consiguió que lo aceptaran en la Academia Real de Arte Británico, de donde se graduó en 1954 junto a otros actores y compañeros como Alan Bates y Albert Finney.
O´Toole demostró su inconmensurable talento tan solo un año después, ingresando al teatro británico y convirtiéndose en uno de los actores shakesperianos más sobresalientes. Al mismo tiempo lograría algunos pequeños papeles en la televisión y en el cine, sin embargo fue hasta 1962 cuando lograría la internacionalización a través de su papel más icónico, pero también más personal.
Por increíble que parezca, O’Toole nunca ganó el Oscar (de las 8 nominaciones que tuvo), incluso estando a punto de rechazar el premio honorario que le dieron argumentando que aún tenía tiempo para ganarlo de manera “legal y honorable” (terminó por aceptarlo debido a la insistencia de sus hijos). Aun así, estamos hablando sin dudarlo de uno de los grandes actores del teatro y del cine de todos los tiempos, ganando en este último rubro 1 Emmy, 1 BAFTA y 4 Globos de Oro.
Recordemos a Peter O´Toole con sus 5 Mejores Películas
Bonus – The Night of the Generals (Litvak, 1966)
Por Edgar del Valle
Película franco-británica que cuenta con un gran reparto (Peter O’Toole de nuevo junto a su amigo Omar Shariff). En la Varsovia de 1942, durante los días de la ocupación alemana, una prostituta es salvajemente asesinada. Un testigo sostiene que el asesino es un general alemán cuyo rostro no ha podido ver, pero sí el uniforme. El mayor Grau, encargado del caso pues la mujer era una agente que trabajaba para los alemanes, debe investigar a tres generales que carecen de coartada. En el papel del general Tanz, O’Toole, nos vuelve a regalar una actuación sobria y enigmática como uno de los sospechosos de los atroces crímenes realizados. Por este papel le fue otorgado al actor el premio David di Donatello como mejor actor extranjero (ex aequo).
Bonus – The Last Emperor (Bertulocci, 1987)
Prodigiosa. Nueve justos Oscar en un tiempo donde el premio tenía vergüenza y el suficiente poder para hacerse escuchar y respetar. Un logro injustamente olvidado por el cine y estas generaciones, El último Emperador ejecuta con perfección la épica histórica y los cambios sociales, bélicos y políticos desde la opulencia monárquica hasta la opresión fascista de China. Con un papel de reparto entrañable, el mayordomo de O´Toole funge no solo como el vehículo de las memorias infantiles y juveniles del Emperador, sino también como eje de su educación vanguardista y el ojo crítico en cuanto a la externalización del conflicto chino. Su presencia y todos sus diálogos son bañados de una solemnidad avasallante
Bonus – How to Steal a Million (Wyler, 1966)
Por Edgar del Valle
Película estadounidense dirigida por el gran William Wyler contando con la actuación de Peter O’Toole, Audrey Hepburn y Charles Boyer. El padre de Nicole (Audrey Hepburn) famosos coleccionista de arte presta una obra de arte a un prestigioso museo parisino, que es el resultado de una falsificación de su abuelo. Antes de que las pruebas demuestren el engaño, Nicole consigue los servicios de un ladrón de guante blanco (Peter O’Toole, para robar la estatua valuada en un millón de dólares. La química entre los protagonistas y la maestría del director da lugar a una comedia de humor con diálogos chispeantes y jocosos, que permite gozar de la vis cómica del gran Peter O’toole.
5 – Goodbye Mr. Chips (Ross, 1969)
Uno de los films más emotivos y funcionales en cuanto a la comunicación de valores se refiere, dejando de lado la moraleja “aleccionadora” en que muchas cintas de esta índole caen de manera propositiva o accidentada (véase La Sociedad de la poetas muertos). En mucha parte esto fue gracias a un O´Toole en la cumbre de su carrera (de nuevo ese Oscar se le fue inexplicablemente de las manos), logrando con su “maestro” uno de los símbolos más cautivadores de la esperanza de paz y lucha frente a la inevitable Primera Guerra Mundial. Tanto la cinta (un excelente debut de Herbert Ross), como el papel de O´Toole se irán transformando en elementos de gran influencia para todos los relatos escolares por venir
4 – Venus (Michell, 2006)
Pasaron casi dos décadas para que O´Toole tuviera en sus manos otro papel protagónico, y en su literal última oportunidad para ganar el Oscar de manera “honorable”, consigue una de esas actuaciones que manifestaron su grandeza y gran presencia, sirviendo también como una especie de final testamento antes de su retiro como actor (e igualmente para su maldición con el Oscar, el cual tampoco ganó en esa ocasión). Divertida, provocadora y morbosa, la cinta se adhiere a la fiel a ferocidad e incomparable elegancia de su interpretación y carácter, dando un registro dramático de sorprendente credibilidad; en esta evolución actoral es de elogiarse como O´Toole consigue honrar la (su) vejez al mismo tiempo que denota su formidable atemporalidad
3 – Becket (Glenville, 1964)
Por Edgar del Valle
La cinta es un relato histórico sobre la confrontación Iglesia/Estado en Inglaterra que finalizará con la elaboración de la Constitución de Clarendon en 1164 por parte del rey, el cual mediante una reforma del sistema judicial reduce sustancialmente los privilegios de la Iglesia. El éxito de esta puesta en escena cinematográfica se debe en mucho a las buenas interpretaciones del dúo de protagonistas: O’Toole en papel de Enrique II y Richard Burton en el de Thomas Becket, quienes cada uno con un estilo diferente nos muestran de una manera transparente a la relación afectiva entre ambos hombres, a pesar de sus confrontaciones ideológicas. La cinta recibió doce nominaciones al premio Oscar y cinco a los Globos de oro, incluidas a mejor cinta y mejor actor dramático para O’Toole.
2 – The Lion in Winter (Harvey, 1968)
Excelente pieza de valor y recreación histórica que se vuelve imprescindible por la fastuosa química de los dos veteranos en cuestión. Aunque la excesiva teatralidad puede manchar su ritmo en varios lapsos, no hay una razón lógica para explicar el por qué O´Toole no ganó el Oscar más seguro que tenía, creando junto a Katharie Hepburn una de las parejas más electrizantes, tóxicas y perfectas al servicio de dos papeles de tintes antagónicos que les permitieron no solo confirmar sus dotes teatrales (que se mantenían en constante crecimiento), sino también algunos registros revolucionaros para la época. Cada diálogo, cada encontronazo, cada pincelada brillante de teatralidad son una cátedra histriónica y un deleite para cualquier amante del cine
1 – Lawrence of Arabia (Lean, 1962)
El paseo que brinda Lean y su prosa fílmica a través de su lente y sus ya característicos planos panorámicos son la causa de uno de los más complejos y entrañables relatos de metamorfosis humana frente a un conflicto bélico por demás irregular, donde los poderes sociales, culturales y políticos se adueñan de “La Figura” y de los seres que la rodean, siendo todos ellos incapaces de hacerle frente a Lawrence (ni él mismo), un alma que se resistió a ser corrompida pero que sin casi notarlo, aceptará un falso confort y la destrucción de su corazón e ideales. Una cinta trascendental y bellamente estructurada, ve en O’Toole y en la comunión con su compañero de reparto Shariff el vehículo para desbordar la comprensión y entendimiento de dicha transformación espiritual.