Las 5 Mejores Películas de Sarah Polley

Nacida el 8 de enero de 1979 en Ontario, Sarah Ellen Polley no es una actriz ni una directora, es una artista en todo el sentido de la palabra. Una mujer con una interesante visión del mundo que, a pesar de haber pasado literalmente toda su vida en la industria, no es muy ubicada entre la audiencia general, pues la propia crítica que ha alabado su trabajo tardó mucho en darle el reconocimiento que merece.

Quiso dedicarse a la actuación debido a la influencia de su familia, dado a que sus padres fueron actores de teatro. Sin embargo, su vida siempre estuvo marcada por la tragedia: sufrió de escoliosis severa y síndrome de posconmoción cerebral, perdió a su madre cuando tenía 11 años y fue la burla de sus hermanos por no tener parecido físico con su padre (más tarde se enteraría de la intrincada conexión familiar y sus vínculos sanguíneos). A pesar de su pasado como actriz juvenil (por su rol como Sarah Stanley en la serie “Road to Avonlea”), y de haber trabajado con directores como Isabel Coixet, Vincenzo Natali y Zack Snyder, tuvo la epifanía de su vida al darse cuenta de que ella no quería estelarizar historias, sino contarlas, iniciando su carrera como directora y guionista con una conmovedora historia sobre el Alzheimer.

Ganadora de un Oscar, miembro oficial de la Orden de Canadá, activista política y retirada de la actuación desde 2010 (presumiblemente por su experiencia con Harvey Weinstein), pero con mucho futuro en su nueva etapa, celebremos el cumpleaños de esta talentosa artista con sus mejores 5 películas.

 

 Bonus – The Adventures of Baron Munchausen (Terry Gilliam, 1988)

POR EL FETT

Tras coquetear de manera sublime y congeniar su mente surreal con la ciencia ficción, Gilliam decidió divertirse y divertirnos con una aventura tan entrañable como sin sentido, que narraban las aventuras de Karl Friedrich Hieronymus, barón de Münchhausen, personaje históricamente real que en su momento decidió relatar sus aventuras y campañas militares de una manera asombrosa, o mejor dicho surreal. Dicha figura fue objeto de Méliès en varios de sus cortos, explicando el porqué del interés y la portentosa maquinaria de imaginativa visual de un Gilliam que dirige como pez en el agua, libre de toda atadura y en un segundo sentido, brindando un inmejorable homenaje tanto al barón como a su mago y principal influencia. Polley simboliza el regreso a la realidad como la pequeña Sally, uno de sus primeros papeles.

 

5 – Women Talking (Sarah Polley, 2022)

POR EL FETT

La buena dirección es materializada gracias a la magnífica habilidad oral de sus actrices, al potenciar el guion con una dicción que refleja todas las emociones de estas mujeres buscando justicia o la salida de una situación desgraciadamente atemporal, la opresión y la indiferencia del hombre. Polley extrae todas las reflexiones alrededor de la impotencia femenina, dentro de una comuna alejada de una sociedad que por desgracia podría ser más tirana que su costumbrista vida; la directora juega literalmente con los pros y contras del silencio o la lucha por una dignidad que parece imposible. Aunque predecible, el poder se encuentra en la poesía de sus diálogos, y en ese cuidado alrededor del sonido de sus entrañables, bellas, impotentes, pero poderosas voces.

 

4 – Mr. Nobody (Jaco Van Dormael, 2009)

POR EL FETT

Mr. Nobody es una colmena de valores artísticos dictados por el surrealismo (yuxtaposición de tomas, simetrías, planos detalle de los ojos y rostros), en donde un personaje desconocido para un futuro (de claras referencias utópicas) se convierte en una metáfora sobre el libre albedrio, y de todas las vertientes que pudieron haber sido nuestras vidas frente a situaciones claves y decisoras de la existencia. Una especie de fábula futurista, donde los hechos pasados son tan palpables como oníricos, y a la misma vez tan conocidos, pero ahora inaccesibles, y donde “Nadie” se desenvuelva en “él hubiera” en una de las más profundas y mágicas introspecciones de la vida ¿Habían oído la frase de “el hubiera no existe”? Pues aquí sí.

 

3 – Away from Her (Sarah Polley, 2006)

POR EL FETT

Potente drama sobre el Alzheimer que escapa de todo cliché melodramático gracias a la solemnidad directiva de la sorprendente debutante Sarah Polley, y a la excelencia histriónica de una Christie que se haría de su gran última actuación, nominaciones y Globo de Oro. Lejos del “tragedy porn”, la historia establece un vínculo romántico creíble que se va desmoronando no solo por la progresión de la enfermedad de ella, sino también por el “alejamiento” de él, evento que el mismo título sugiere y que adquiere un sustancioso significado mientras se van desarrollado la enfermedad y los sucesos. Un gran drama que se lleva de calle a cintas como Still Alice, no en la actuación, pero si en la narrativa general

 

2 – My Life Without Me (Isabel Coixet, 2003)

POR URIEL SALVADOR

¿Qué puede hacer una persona si a los 23 le diagnostican un cáncer que la matará en pocos meses? ¿Y si fuera una mujer casada y madre de dos niñas pequeñas? A través de la perspectiva y las acciones de su protagonista, da a entender el mensaje de valorar la vida independientemente de cuánto tiempo nos quede y no dejar pendientes sin resolver, siendo su mayor valor la integridad convocada y los sentimientos de gratitud entre los personajes. Polley encarna este punto de vista, siempre atada a una estructura social que demuestra todo lo que se pierde por andar con convencionalismos estúpidos.

 

1 – Stories We Tell (Sarah Polley, 2012)

POR URIEL SALVADOR

Sarah Polley explora el pasado y los secretos de su familia para examinar el arte de cómo llegar a la verdad. La fluidez y agilidad con que se desenvuelve hacen posible la comprensión de que todos tienen una experiencia diferente del resto, y cada perspectiva, mediante las relaciones personales, la dinámica familiar y la personalidad, forma a una persona compleja, irrepetible y llena de matices. Algunos pueden acusar a la historia de buenista o autocomplaciente, pero más que un documental interesante, es un proyecto personal que muestra la relatividad del amor más allá del vínculo, y cómo un instante puede cambiar todo… o nada.

 

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