Las 5 Mejores Películas de Van Heflin
Uno de los mejores actores de las décadas de los 40 y 50’s, Van Heflin sería uno los pilares histriónicos en géneros como el drama, el thriller, el noir y el western.
Descubierto en el teatro por Katherine Hepburn, gracias a la legendaria actriz, Van Heflin firmó en 1936 el contrato que lo llevaría a convertirse en uno de los más legendarios actores de carácter gracias a sus tablas teatrales, escenario que jamás abandonó y que alternó con su labor fílmica. Sus personajes por lo general referían al hombre acongojado por un conflicto o situación, ya sea labora, familiar o social, y de donde este a través de varios dilemas morales, debería encontrar la salida o solución. Aunque este arquetipo no aplicaba a la generalidad de sus papeles, si fue el que le regaló la admiración por sus inconmensurables registros dramáticos a la orden de varios géneros y algunos de los mejores directores de su época.
Van Heflin completaría 68 créditos hasta la fecha de su muerte. Lo recordamos con sus 5 Mejores Películas
Bonus – The Strange Love of Martha Ivers (Lewis Milestone, 1946)
POR EL FETT
Importante pieza que no solo ayudaría a la reestructura del cine negro hacía la década de los 50 dentro de un sentido más dramático, sino que también con variados toques de suspenso, simbolizaría un relato de temprana paranoia social frente al nacimiento de los suburbios americanos tras la Segunda Guerra Mundial. Si bien Kirk Douglas aparece en uno de sus primeros roles importantes, aquí es Van Heflin y Stanwyck (una de las más siniestras femme fatales) quienes imprimen un halo de tensión en la historia de tres amigos que, al guardar un gran secreto en su juventud, a la hora del regreso de uno de ellos, supone un gran peligro para los otros dos. Excepcional retrato de manipulación social
5 – Act of Violence (Fred Zinnemann, 1948)
POR EL FETT
Exasperante y formidable thriller que de nuevo acude a aquel sentimiento de culpa y paranoia social tras la Segunda Guerra Mundial, y de donde Zinnemann exprime emociones apremiantes cuando un hombre de perfil bondadoso y humanista, acabe por ser encontrado por su pasado bélico en la forma de un ex compañero, el cual lo ha buscado incansablemente para matarlo. Mientras Robert Ryan consigue otro de sus grandes villanos, Van Heflin hace lo propio deconstruyendo de cierta manera a su arquetipo de hombre recto, lo cual se convierte en la parte angular del desarrollo y trasfondo tanto del film como sus personajes
4 – Shane (George Stevens, 1953)
POR EL FETT
Shane nos presenta al errante vengador que, perseguido por sus demonios, se topa con una comunidad en apuros, los cuales se resumen a abandonar sus tierras por la amenaza de un sindicato criminal que clama por ellas; a diferencia de otros western, este film prescinde del tono cómico para representar el estado marginal en el que muchas familias sobrevivían en la post era de la conquista, mostrando a un Stevens crudo y alejado del convencionalismo, incluso incomodando a la audiencia al presentar a un antihéroe intruso como el ídolo de un pequeño núcleo. Van Heflin logra un exquisito papel dramático en la piel del lastimado padre, que tendrá que ceder y luchar por su lugar y admiración frente a un mercenario que solo quiere ayudar.
3 – 3:10 to Yuma (Delmer Dave, 1957)
POR EDGAR DEL VALLE
Un Western que relata como un ranchero asume el arriesgado trabajo de escoltar a un famoso forajido ante la justicia y ponerlo en el tren al que se refiere el título de la película. Un esplendido trabajo de Van Heflin en el papel del ranchero, que de cierta manera repite el personaje de “Shane” (pero a la orden de otro muy original relato “western”), un padre que deberá ganarse el respeto y la admiración de su familia y la sociedad con un trabajo muy arriesgado, pero bien pagado. A destacar el remake que James Mangold realizaría con Crowe y Bale (este en el mismo personaje que Van Heflin), en donde el final resulta mucho más trágico, mientras que esta versión conlleva un mensaje más fraternal y esperanzador.
2 – Patterns (Fielder Cook, 1956)
POR EL FETT
Uno de los mejores relatos de índole empresarial que se han hecho en el cine, y que a su vez supone una estrategia antiética de presión y manipulación utilizada hasta el día de hoy, en donde los patrones de las grandes corporaciones infringen ciertas prácticas para forzar a la renuncia de sus más allegados socios dentro de una empresa. Un juego de un gato y dos ratones, ambición, poder y dualidad ética, Van Heflin da una de sus mejores actuaciones como el joven ingeniero que supone el ascenso como el segundo al mando, sin embargo, los conflictos con el que será reemplazado no se harán esperar dentro de un coliseo sindical del que solo saldrá alguien vivo… el que no termine renunciando
1 – Johnny Eager (Mervyn LeRoy, 1941)
POR EL FETT
Plena decadencia social en la unión americana, donde lo gánsteres y el juego se apoderaban del entorno y así poder difuminar la realidad de la Guerra. En este contexto aparece el gran personaje mafioso de Johnny Eager, el cual lleva una vida doble, pues por un lado es un hombre de familia humilde, y por el otro, el amor y señor de los juegos. El excepcional guion utiliza a otro personaje clave (el de Van Heflin, que lo llevaría a ganar su único Oscar), para que la audiencia se sienta identificada con este discurso dual de la moral; así pues, entre juegos, engaños, misterios y crimen, es la mano derecha de Johnny Eager quien lleva a cabo un tour reflexivo y oscuro entre los rincones de la mafia estadounidense.
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Un juego de un gato y dos ratones, ambición, poder y dualidad ética.