Las Mejores 30 Ganadoras del León de Oro de Venecia
El primero de todos, el Festival de cine de Venecia fue la primera gran festividad llevada a cabo dentro de la industria fílmica. Su primera edición data de 1932, impulsada en aquel entonces por el gobierno de Benito Mussolini, y como se mantiene hasta hoy en día, siendo parte de un gran conglomerado y celebración artística conocida como “La Bienal de Venecia”, una de las instituciones más longevas e importantes en el mundo fundada en 1895.
Un poco de historia: El primer par de ediciones (1932 – 1933) fueron más ensayos que una festividad formal, incluso careciendo de premiaciones y un jurado oficialmente seleccionado. Para 1934 se instituiría el primer gran premio del Festival llamado “La Copa Mussolini”, misma que se entregaba tanto a la mejor película italiana como a la mejor película internacional; dicho nombre perduró hasta 1942, año en el que el Festival fue interrumpido por los eventos de la Segunda Guerra Mundial.
La celebración retomaría su curso para 1946, entregando una primera versión del premio que persiste hasta hoy en día llamado “El León de San Marcos”; sin embargo para 1954 llegaría el modelo oficial y uno de los símbolos fílmicos por excelencias: el León de Oro.
Así como Cannes, Venecia también sufriría algunos huecos dentro de su historia, por ejemplo cuando en 1953 y 1956 no se entregó el León de Oro, pues los jurados declararon el premio desierto sin poder decidir una ganadora; así mismo y gracias a la burocracia e intereses políticos y monetarios, la Bienal decidió suspender ¡Una década completa! La edición del festival, de 1969 a 1979 debido a que no contaba con lo que ahora se conoce como un Festival de Categoría A o de índole competitivo. De 1980 hasta 2021, Venecia ha perdurado, incluso escapando de cierta manera al Covid el año pasado.
Estados Unidos e Italia son los mayores ganadores del León de Oro (o de San Marcos) con 11 premios cada nación, seguidos de Francia con 10, y finalmente Reino Unido y Rusia (contando a la ex Unión Soviética) con 4 cada uno.
Es obvio que las ganadoras del prestigiado León representan hasta la actualidad algunas de las joyas más revolucionarias o memorables del cine, siendo este Festival testigo de esa evolución de estilos y corrientes, siendo también su jurado a través de los años muy adepto (para bien o para mal) a conceder su favoritismo a ciertas experimentaciones o incluso a rubros documentales que en su momento puedan representar ciertas críticas sociales.
Caído en cierta desgracia desde 2015 debido varias decisiones que no reflejan su calidad y envergadura histórica, y previo a la esperanza de que este año retome ese curso perdido como el primer gran Festival que fue, es y seguirá siendo, repasemos las que a gusto de su servidor son las 30 mejores películas galardonadas con el León de Oro (o de San Marcos), desde 1946 a 2021.
P.D. Y por favor, que nadie se atreva a preguntar por La Forma del Agua, Nomadland o Joker (jajaja Joker). Sean serios(as).
Bonus – El Estado de las Cosas (Der Stand der Dinge, Wim Wenders, 1982) Alemania
No hay nada más adecuado que esta obra de Wenders para comenzar esta lista, en lo que es una deconstrucción del mismo proceso fílmico cargado de un humor cínico y con situaciones que rayan en lo surreal. Fiel a su estilo, su cámara se convierte en un testigo pseudo documental que se adentra en la psicología de un grupo de seres grises e infumables (cast y crew de una película de ciencia ficción filmándose en Portugal) adeptos a la promesa de una falsa fama. La desaparición de uno de sus miembros causa pues una progresión de situaciones que recrean una punzante crítica la propia producción y al “estado de las cosas”. Excelente, Wenders con este comenzaría su reinado europeo, pues proseguiría con Cannes (1984) y Berlín (2000).
30 – Gloria (John Cassavetes, 1980) Estados Unidos
Un thriller mafioso potente, que a pesar de tener una de las actuaciones infantiles más deplorables que se hayan visto (en serio no puedo imaginarme a quién se le ocurrió contratar a ese escuincle), es solventado por una Genna Rowland sencillamente impresionante en uno de los roles de mayor fortaleza y empoderamiento femenino en la historia, ejemplo de cómo se deberían construir este tipo de personajes en la actualidad partiendo de una sencilla pero poderosa estructura. Así pues, la relación entre una ex mafiosa y el niño que debe de cuidar de ser asesinado por sus ex compañeros, se convierte en una odisea citadina repleta de tensión y en donde “Gloria” va de construyéndose mientras Cassavetes con gran habilidad nos va mostrando su pasado y final destino.
29 – Líbano (Samuel Maoz, 2009) Israel
Lo hecho por Maoz fue algo tan arriesgado, que por momentos hubiera sido elogiado por el propio Hitchcock. Encerrados en un tanque durante 85 minutos, el cineasta logra de manera sorprendente dos cosas: la primera más a nivel técnico, donde su cámara recorre el interior de este monstruo bélico creando una atmosfera tan apremiante como claustrofóbica que nunca decae en ritmo: la segunda a nivel narrativo, donde el guion interioriza en cada uno de los habitantes de este terrorífico y realista entorno, incluso dándose a la tarea de humanizar a sus personajes de una manera voyerista y enfocándose en su degradación física y mental. Un magistral ejercicio psicológico y emocional sobre la guerra.
28 – Vera Drake (Mike Leigh, 2004) Reino Unido
Cito a mi compañero @bedub: “Un tema que sin ninguna duda es delicado más por creencias que por razones, el director Mike Leigh lo afrontó sin sutilezas. El aborto se practicó porque la madre no tenía los recursos económicos suficientes, la salud mental de la madre sufriría, y tantas y tantas razones para que una mujer tome una decisión de esa naturaleza y que sólo le compete a ella. Vera fue un ángel que auxilió a muchas mujeres desesperadas ¿Quién es usted para juzgar?” ¿No le parece que Vera Drake es una cinta que ejemplifica de manera perfecta el eterno “juicio” que se lleva a cabo aún en día sobre la errónea presión social hacía un tema meramente personal y de total independencia hacía con la mujer? Es impresionante como el cine en ocasiones es el medio más objetivo para la crítica social.
27 – Michael Collins (Neil Jordan, 1996) Irlanda
Una de las cintas más arriesgadas y crudas sobre la historia del “IRA”, y sin duda la más trasgresora dentro del cine de Neil Jordan, Liam Neeson se encuentra inmerso en su papel del revolucionario irlandés Michael Collins, una de las figuras más célebres de aquel movimiento en contra de la ocupación inglesa. Así como lo hiciera Loach con la soberbia The Wind that shakes the Barley, 10 años antes esta cinta no lograría la aprobación de muchos círculos conservadores, relegándola a unos cuantos premios y nominaciones técnicas, pasando de manera injusta y desapercibida tanto la dirección de Jordan como el poderoso protagónico de Neeson, siendo el León el único remanente de su calidad. A pesar de los clichés “románticos”, el mensaje es dado de un solo golpe
26 – El Acontecimiento (Audrey Diwan) Francia
El principal valor es que no pretende aleccionar, concientizar o juzgar ninguna posición, género, credo, ideología o política, sino solamente llevar a cabo la conexión empática con su propia historia, logrando de manera irónica una propia concientización de la audiencia no debido a su “moralidad”, sino a lo honesto e íntimo de su relato. Esto se logra gracias a que el tema se adapta de manera soberbia al quehacer fílmico y no viceversa. El Acontecimiento no solo pasará a la historia como uno de los más objetivos, crudos y ricos ejercicios fílmicos alrededor del tema “aborto”, sino también como una película necesaria para toda la sociedad
25 – Secreto en la Montaña (Brokeback Mountain, Ang Lee, 2005) Estados Unidos
Independientemente a la afinidad del tema LGBT en aquel 2005, que con la llegada a la adolescencia la llamada generación Y (millennial) vería en aquellos mediados de década su primera y verdadera irrupción dentro de la sociedad, el León de Oro se atrevió a hacer lo que no hizo el Oscar, que es premiar una cinta que acorde a las exigencias fílmicas (dirección, actuaciones, guion, producción), cumple con los estatutos para ser lo mejor del año. Efectivamente y en uno de las pocas coincidencias en donde la tendencia social y la calidad fílmica eran equiparables (como pasó con Parasite hace un par de años), Ang Lee logra un retrato sensible, honesto e intensamente emocional alrededor de dos entrañables “cowboys” y su ya legendario romance.
24 – El General de la Rovere (Il generale Della Rovere, Roberto Rossellini, 1959) Italia
Pasadas ya sus principales fuentes de influencia, posiblemente estemos ante la cinta de Rossellini más adaptable al modus hollywoodense y/o de occidente, pero no por eso de menor calidad. A comparación de su trilogía neorrealista o de los trabajos con Bergman, aquí es notable la soltura narrativa de un cineasta que no tiene nada más que demostrar, haciendo que este drama anti bélico y de espionaje adquiera todos los valores fílmicos de su estadía y vivencias del conflicto fascista, así como también su progresiva mejora de ritmo, encausando una formidable actuación del también legendario Vittorio De Sica. Nominada al Oscar como mejor guion y triple ganadora de Venecia (incluyendo León de Oro y mención especial), sin duda esta es la película clave para que algún(a) novato(a) cinéfilo(a) pueda adentrarse en su filmografía.
23 – El Rayo Verde (Le Rayon vert, Eric Rohmer, 1986) Francia
Resulta increíble la naturalidad con la que Rohmer capta y aborda temas (y trastornos) tan complejos y emocionales como la soledad, la ansiedad y los estímulos que se desprenden de estas para tratar de esconder la evidente depresión de su encantadora protagonista, en un doble objetivo hacía con la audiencia y ante “la sociedad” que rodea a Delphine y que espera algo más de ella sin comprenderla. Una tragicomedia exquisita, su visionado es imperativo para comprender de dónde emanan estilos como los de Linklater e incluso mucho del cine de Allen (a pesar de ser contemporáneos) y de toda su estirpe (Gerwig, Baumbach, etcétera). Al final esta agridulce comedia romántica se verá embelesada con un simbólico y muy, pero muy bonito final
22 – Adiós a los niños (Au revoir les enfants, Louis Malle, 1987) Francia
La mayor virtud narrativa de Malle siempre fue el cómo escapa de la sensiblería dentro de relatos de la más honesta sensibilidad. No es una contradicción, sino una catedrática muestra del gran manifiesto realista y valor de sus obras; esta por ejemplo, que sufre también otra contraposición al ser construida como una “coming of age” en donde irónicamente uno de sus protagonistas nunca llegará a traspasar “cierta edad”. Su mensaje es claro, y es como la hermandad, la amistad y la inocencia son más fuertes que cualquier conflicto bélico y/o racial, incluso cuando estos se llamen “La Segunda Guerra Mundial y el holocausto judío”. A pesar de su esperanzador retrato juvenil, en aquellos tiempos de pura maldad las consecuencias serán devastadoras
21 – Hamlet (Laurence Olivier, 1948) Reino Unido
Estamos ante la mejor adaptación fílmica de un relato shakesperiano, donde Oliver con toda libertad creativa encausa también uno de los mejores testimonios del “teatro llevado al cine” con una producción y libreto impecables, el primero adepto a los valores técnicos del celuloide, y el segundo respetando todos los parámetros fijados por el autor original ¿Era Olivier la reencarnación de William? Difícil negarlo como una posibilidad, pero lo que sí se puede asegurar es que fue el mejor Ricardo, Otelo, Enrique y por supuesto Hamlet, confirmado no solo por el Oscar a la mejor película y actor, sino también por el Globo, el BAFTA y este León. La inmersión tanto narrativa como histriónica que Olivier logra en aquel príncipe danés llega a tal grado de hacernos pensar si la cinematografía ya existía en el siglo XV
20 – Roma (Alfonso Cuarón, 2018) México
Cuarón firma su obra maestra en su país y desde su memoria, regalándole al mundo una invitación a la intimidad de su hogar y a los momentos de su niñez, los cuales se entrelazan con irónica familiaridad hacía con uno de los momentos claves y trágicos de la historia mexicana. Pieza donde coinciden su mejor estatus técnico y narrativo en un relato que de igual manera amalgama y confronta a los puntos clímax de su filmografía, el mexicano consigue que la inocencia y la violencia socio política encausen una explosión de sensaciones y emociones desgarradoras, pero sin perder de vista a su tonalidad de “cuento de hadas”. Obra neorrealista sobre un México surrealista, L escena del halconazo y el parto son parte esencial ya del cine nacional
19 – Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia (En duva satt på en gren och funderade på tillvaron, Roy Andersson, 2014) Suecia
Surrealismo sobresaliente. La soberbia estética y fotografía se funden en una retacería que pretende una mofa metafórica sobre el existencialismo y costumbrismo del ser humano y su mundano y cruel pasar por la vida, sin embargo el director Andersson en su propositivo estudio visual y narrativo incluye a dos personajes que no solo fungirán como el vehículo narrativo, sino que serán también la bacinica de las penurias y de todo el negro humor de una vida que al parecer el director quiere retratar de la manera más sarcástica y superflua posible ¡Y lo logra! Variados temas sociales, científicos y hasta del más puro estudio de comportamiento, esta sueca llega incluso a ser una terapia emocional profunda dentro de su hilarante incomodidad.
18 – Bella de día (Belle de jour, Luis Buñuel, 1967) Francia
Inquietante e hipnótica obra erótica de Buñuel concebida solo para Deneuve y viceversa. Desde su físico, rostro y mirada, aquella falsa inocencia y compleja personalidad sexual se adaptan perfectamente a las virtudes de la aún muy joven actriz, objeto del deseo, pecado y la perdición del hombre, que traspasó su personaje para adoptar quizá su propia imagen e identidad artística. Los toques surreales que agrega el director son pinceladas maestras que complementan aquella auto cumplida pérdida de la inocencia, renunciando también al status quo de una sociedad francesa que Buñuel – Deneuve se encargan de recalcar como artificial e hipócrita. Ganadora del León de Oro, películas como estas nunca las verán premiadas en el Oscar
17 – Tres Colores: Azul (Trois couleurs : Bleu, Krzysztof Kie?lowski, 1993) Francia
En algún lado y de parte de alguno de sus “colores”, esta trilogía tenía que ser parte de la estela de premios europeos gracias no solo a su revolucionaria propuesta narrativa, sino también a su manifiesto como homenaje a la corriente alguna vez conocida como “nouvelle vague”, siendo las tres quizá las últimas piezas estrictamente diseñadas para formar parte de aquel movimiento. De perfecta interpretación, Kie?lowski logra abordar el duelo desde una perspectiva tan cruda como fresca, y es que en esta poderosa introspección emocional sobre la pérdida y el amor, de manera experimental el color juega la parte de un protagonista que acompaña en todo momento la sensibilidad de una Juliette Binoche en estado de gracia. Muy bella pieza.
16 – Sin techo ni ley (Sans toit ni loi, Agnes Varda, 1985) Francia
León de Oro y premio de la prensa, quizá su obra más lírica y personal sea la indicada para ilustrar el feminismo fílmico desde su concepto narrativo y social más básico: libertad. La historia de una joven vagabunda que es hallada muerta se muestra desde un formato semi documental a través de flashbacks que abarcan los últimos meses de su vida, exponiendo una odisea tanto de desapego social y relacional, como de opresión por parte de un “todo”, de nuevo con una mirada meramente analítica y objetiva sin apuntar al sexo o a la culpabilidad. Un réquiem cruento que recuperó a mediados de los 80’s y de manera muy experimental su origen artístico en la nouvelle, pero con la gran diferencia de haberse perfeccionado a través de 3 décadas.
15 – Piedad (Pieta, Kim Ki-duk, 2012) Corea del Sur
La obra maestra (y la más comercial) del difunto Kim Ki Duk, y parte de la nueva ola de cine surcoreano del nuevo milenio, tomó a todos por sorpresa no solo por su polémico y trasgresor relato de índole matriarcal, sino también por su excelso desarrollo de personajes que a través de la figura maternal crea dos tangentes que convergen en un solo sentido: el infinito amor de una madre y las sensaciones, tan cruentas como conmovedoras que este es capaz de causar en cualquier individuo, cualquiera, aún el más ruin y/o tenebroso. Una historia de venganza particularmente morbosa y alegórica, el regreso a los pasos previamente vistos por parte del protagonista complementan una introspección psicológica por demás desgarradora… y genial
14 – La Batalla de Argel (La battaglia di Algeri, Gillo Pontecorvo, 1966) Italia
La brutalidad de su manifiesto cuasi documental la hacen por encima de su excelencia fílmica, también un baluarte histórico. Pontecorvo logra un thriller bélico – político – social fastuoso a partir de la impresión neorrealista de su narrativa y de varias secuencias repletas de suspendo, horror y crueldad detrás de la independencia de Algeria (la escena de las tres bombas es sencilla y terroríficamente magistral). Lo más importante es que el cineasta parece no tomar partido, dividiendo su relato en dos partes: el cómo se fragua su violenta lucha independiente a través de los principales involucrados; y el cómo se por momentos aniquila dicha lucha con la misma brutalidad y por parte de un nuevo protagonista en escena (el coronel). Durísima de ver.
13 – Ni uno menos (Yi ge dou bu neng shao, Zhang Yimou, 1999) China
El segundo de León de Yimou (pero primero en esta lista), respeta los estatutos sociológicos que lo llevaron a ser el cineasta chino con mayor honor en las décadas previas al término del milenio. Sencillamente adorable, la narración logra sumergirnos en el interior de un salón de clases para que a través de un poderoso dramatismo y comedia natural, seamos testigos de las condiciones sociales alrededor de la educación china (y posteriormente del poder de los medios y de ese mensaje humanitario de su sociedad, mismo que se aleja de cualquier manipulación). Nunca una clase de matemáticas sobre ladrillos, yenes, tiempo y costo de un boleto de autobús, había sido tan entrañable y de perfecto ritmo como esta.
12 – El Luchador (The Wrestler, Darren Aronofsky, 2008) Estados Unidos
Una joya del cine contemporáneo, no solo significa la pieza más equilibrada de su director, sino también una de los mejores desempeños actorales de los últimos tiempos, icónica y curiosamente adherido a un actor que en la vida real se encontraban tal y como el personaje, errante y en el sendero de la auto destrucción. Una obra de redención, Darren encontraría que ciertamente un poquito de esperanza y emotividad, un libreto alejado de toda pretensión y elementos surrealistas y un cuidado minucioso en el desempeño actoral, serían la fórmula perfecta para levantar un clásico. Perfecto drama de registro deportivo y una exploración desgarradora e íntima hacía esa auto destrucción, la ganadora del León de Oro es una pedazo de obra maestra
11 – El Circulo (Dayereh, Jafar Panahi, 2000) Irán
Desde su brutal primer plano secuencia, Panahi establece el mensaje de su trágica odisea sobre la opresión femenina en medio oriente: “pobre de mi hija”, dicta el diálogo de una madre preocupada por el destino de su hija al concebir a una niña y no un varón. Sin aleccionar, el trasgresor y crítico cineasta iraní transmite con una tan sublime como aterradora naturalidad la condición y persecución social, familiar y política que se da en su país por el simple hecho de “ser mujer”, esto a través de una odisea interconectada de 3 mujeres que formarán un “círculo” cronológico de perfección neorrealista y crueldad histórica y palpable. Lo más impresionante de este relato es que resulta atemporal, y desgraciadamente más vigente que nunca hoy en día.
10 – Atlantic City (Lous Malle, 1980) Canadá
Una fábula criminal que narra el ocaso de la figura gansteril con elegancia, humor negro y mucho romanticismo, y en donde una muy joven Susan Sarandon crea una química conmovedora con el también magnífico Burt Lancaster, en un amor de “parias” imposible, electrizante y por supuesto con momentos de elegancia erótica dentro de esta excelsa combinación histriónica. Tan tierna como pasional, Malle logra la humanización de la figura “gansteril” desde uno de los arquetipos menos revisitados: el del ayudante, asistente o achichincle de los ex capos, que en su búsqueda por el respeto jamás ganado, encontrará la redención. Divertida, romántica, dramática, tensa, esta joya poco conocida dentro del thriller gansteril es una de las piezas fílmicas mejor equilibradas de los últimos 40 años.
9 – La Historia de Qiu Ju (Qiu Ju da guan si, Zhang Yimou, 1992) China
La historia de la búsqueda por justicia por una literal “patada en los huevos” es una magnífica excusa para que Yimou demuestre el gran narrador y sociólogo que solía ser. De nuevo cimentando su relato en la fortaleza femenina y el honor de la cultura china, es impresionante como el director y su eterna musa, Gong Li, pueden construir un complejo estudio sobre la sociedad y el sistema de justicia de su país con tanta sencillez; las trayectorias de Qiu Ju de su pueblo hacía la ciudad armonizan este ritmo haciendo que la cinta alcance picos de comedia accidentada, drama y de tensión por igual. El final, dotado de un sutil pero poderoso giro, da ese gran dilema moral y toque maestro para que el espectador pueda cuestionarse así mismo junto a su protagonista “¿Qué carajos pasó aquí?”
8 – La Palabra (Ordet, Carl Theodor Dreyer, 1955) Dinamarca
Nunca ha habido un film tan teológico y a la vez tan crudo y crítico sobre la fe y la toxicidad del dogma religiosa como el de Dreyer. Su tensión, resultado del pique de ideologías y del elemento surreal en la presencia del “Jesucristo”, están placentero como estremecedor. Lo imponente de este film no solo radica en una teatralidad lírica e hipnótica, resultado de la naturalidad de sus actuaciones y de ese cast “de voces” tenues que por sí solas agregan personalidad a sus “encantadores” personajes, sino principalmente en el poder de esa “palabra”, y del poder de esa verdadera fe por sobre las corrientes y los dogmas preestablecidos por instituciones y por el cinismo de la sociedad. La figura femenina se alza, tierna y cautivadora, para un gran e imponente final.
7 – Vidas cruzadas (Short Cuts, Robert Altman, 1993) Estados Unidos
Una de las mayores características de Altman como director era sino su desprecio, si su objetiva y externa mirada hacía la sociedad humana, siendo una especie juez fílmico y natural observador de sus condiciones. Si bien no fue la primera, Short Cuts a partir de los 90 vino a influir de manera relevante a todas esas historias de relatos independientes que se cruzaban con genuina indiferencia o ignorancia de su entorno, hasta que un común acontecimiento afectara sus vidas. El maestro del cine coral lleva a cabo una de las piezas mayor discordia con el “estilo de vida americano”, siendo multi testigo de varios engranes sociales que no embonan ni de manera emocional ni familiar; todo esto bajo su tono cruento, coqueto y por demás realista (más de lo que quisiéramos).
6 – La Infancia de Iván (Ivanovo detstvo, Andrei Tarkovsky, 1962) Unión Soviética
Tal vez el retrato más hermoso de la guerra, no por su naturaleza hostil, sino por su estética onírica y contemplación surrealista. La ópera prima y obra cumbre de Tarkovsky, proyecta sin ningún fin satisfactorio y dentro de lo vil que puede ser el mundo, los últimos halos de amor, esperanza y ternura en el entorno más ruin posible, una simbiosis que solo fue posible compactar gracias a la agilidad simbólica del gran maestro ruso. Magníficamente brutal, el ruso juega con la mente de Iván y con la emoción del espectador, narrando en un ambiente caótico vertientes dramáticas, románticas y de suspenso exquisito, típico de un estilo que dentro de esas pesadillas propagan fantasía pura y terminan abruptamente con la maldita realidad. Una obra de arte
5 – El año pasado en Marienbad (L’Annèe dernière à Marienbad, Alan Resnais, 1961) Francia
El epítome de la revolución fílmica a raíz de la corriente conocida como la “nouvelle vague”. Resnais logra la pieza más elegante y significativa de dicho movimiento debido al refinamiento de su propio estilo, en un relato complejo y hermoso contado a en su totalidad a través de flashbacks que son oníricamente originados de los recuerdos de dos amantes que se reencuentran un año después, y que al congeniar sus memorias, chocan al no remembrarlas de la misma manera ni con la misma pasión o intensidad (al menos no en el mismo momento). Su legendario montaje y fotografía responden de manera excelsa a las necesidades de proyección de dichos recuerdos, sueños o perspectivas, así como su narración que sencillamente se convierte en una poesía sobre las(os) mismas(os).
4 – El regreso (Vozvraschenie, Andrei Zvyagintsev, 2003) Rusia
Independiente a su victoria en 2003, estamos hablando de una de las mejores películas de los últimos 21 años. En un primer plano es un crudo relato sobre la ruptura y la irrupción paternal, sin embargo es a través del “agua” que el ruso recrea una metáfora sobre el duelo y la aceptación de la ausencia de dicha figura. Este elemento presente desde los primeros rasgos de personalidad juvenil de los hermanos, verá incluso evolucionar su estado hasta apaciguar el dolor, la despedida y la consecuente unión entre estos dos. Por otra parte, Zvyagintsev imprime un perfecto e introspectivo ritmo a una road movie que por Siberia va construyendo no solo la personalidad, sino el vínculo relacional entre las extrañas partes. Poética, poderosa, reflexiva, una joya que también significó uno de los mejores debuts en la historia
3 – La Leyenda del Santo Bebedor (La leggenda del santo bevitore, Ermanno Olmi, 1988) Italia
Preciosa adaptación que recrea de manera perfecta la devastación del alcoholismo. De un silencio cómplice en dicha degradación, el metraje transcurre de una manera solemne entre su drama y espiritualidad, tocando puntos incluso de comicidad accidental en una odisea trágica y de narración perfecta, y que con el paso del tiempo, se ha quedado varada en un injusto olvido. Una joya que merece ser revisitada y enmarcada como una de las mejores piezas del cine italiano, el acompañamiento y la conexión que logra Olmi hacía con el espectador hace que su natural tensión se viva en cada minuto. Por otro lado, Hauer muestra el clímax de su talento con un personaje tan entrañable como desgarrador, siendo quizá el protagonista de la muerte más hermosa en el cine.
2 – Rashomon (Akira Kurosawa, 1950) Japón
Pieza esencial para la comprensión del lenguaje fílmico, la línea cronológica de los hechos y las 4 tangentes que la conforman son tan precisas que el espectador, acogido y tenso por la historia, se convierte también en juez y partidario de los testimonios, todos ellos con el objetivo de descubrir la vileza de la condición humana. No hay verdades que eliminen las mentiras y estas últimas no son suficientes para poder escudriñar la realidad. A través de flashbacks de los testigos presenciales, se teje una telaraña de misterios gracias a la recreación intimista de los mismos. Llena de suspenso, simbolismos y bajo el ambiente del Japón del Siglo XII, Kurosawa abrió las puertas de occidente con uno de los mejores thrillers, que hasta la fecha brilla por su originalidad y por ser institución catedrática de aún muchos otros en la actualidad.
1 – Juegos Prohibidos (Jeux interdits, Rene Clement, 1952) Francia
Poderosa e impactante desde su primer hasta su último segundo, Clement contrapone de forma excelsa dos “opuestos” que se conjugan de manera simbólica (a través de un cementerio de animales) en una alegoría hacía la muerte. Desgarradora desde el punto de vista bélico, tierna, hermosa y espontanea desde su perspectiva de la inocencia infantil en época de guerra y muerte, el francés también se vale de una compleja disyuntiva familiar para tocar temas como la deserción, el romance, los conflictos sociales y religiosos dentro de una pequeña comuna de granjeros que por momentos sirve como una utopía ajena a la Segunda Guerra, misma que como el monstruoso ente que es, alcanzará de alguna u otra forma a destruir esta inocencia.
3 Comments
Por qué no está como bonus Jok… Ah, ya ví la posdata.
Pero ya en serio, a veces siento que se omiten muchos de los valores de la película, más allá de la fastuosa actuación de Phoenix. Como la fotografía, la música, la puesta en escena, el diseño de producción, y muchos aspectos del guión (aunque admito y realzo que este elemento llega a fallar, en especial en algunos diálogos). Pero, sinceramente, suelo percibir cierto “desprecio” injustificado para con la película. Lamentablemente, no puedo defender ni oponerme a que la película haya ganado el León de Oro de ese año, puesto que no he visto la gran mayoría de las películas con las que competía. Pero sin duda es superior a Nomadland, the Shape of Water, entre otras.
Taxi Driver + El Rey de la Comedia + Buena actuación de Phoenix = no so suficientes estimado
No sé, nunca he estado de acuerdo en considerar a Joker como una vil copia de esas 2 cintas de Scorcese, ciertamente tiene elementos tomados de ellas, pero, la película toma su propio rumbo. Otro punto a su favor es que creó un personaje sumamente empático y con tridimensionalidad, a pesar de los “baches” en el guión. Pero bueno, saludos