Las Mejores Películas de Kathryn Bigelow
Kathryn Bigelow es mucho más que la primera mujer en ganar el Oscar como director. Kathryn Bigelow es una de las narradoras más elocuentes, versátiles y pilares del subgénero de acción, del rubro bélico y de los temas sociales y raciales que aquejan al norteamericano; ya sea visto desde las entrañas del conflicto o desde analogías de terror, esta ninfa es también una de las referentes fílmicas de la generación X y una retratista cruda de la alta esfera política de su país.
¿Cómo pudo forjarse esta excelentísima criatura? Quizá del amor inculcado por sus padres a los libros y a la pintura, que la llevaron a ser pintora y editora de un revista; o tal vez del llamado vocacional que la llevó a ser agente policiaca, labor que de manera obvia trasladó consciente y consecuentemente a su final y consumada pasión: el cine.
Kathryn Bigelow comenzaría su carrera en 1978, directamente en la labor directiva, la cual la llevaría en una primera instancia al circuito “indie”. Dirigiría su primer largometraje en 1981, pero aquella The Loveless no tendría tan buena aceptación de la crítica. Tendrían que pasar otros 6 años para que lograra su primer éxito y que a la fecha se considera como un clásico de culto dentro del rubro vampírico: Near Dark.
Aunque desde ese momento su figura va y viene, manteniéndose alejada de los reflectores y del estatus mediático de Hollywood, de sus 11 largometrajes al menos seis de ellos son considerados como obras relevantes dentro de su género, logrando más de 80 reconocimientos internacionales y el posicionamiento de algunas como referentes de la cultura pop o de sus respectivas décadas.
Una lástima que no dirija desde 2017, celebramos los 73 años de la dama Kathryn Bigelow con sus Mejores Películas
Bonus – Strange Days (1995)
POR EL FETT
Como su nombre lo indica, Strange Days es una película extraña. Un thriller de ciencia ficción que se destacó por poner de relieve uno de los primeros esbozos fílmicos sobre la realidad virtual, pero también por tomar prestado su contexto de la paranoia colectiva previo a la llegada del nuevo milenio. Aunque abusa de su estilismo, de su duración y de ciertos elementos del cyberpunk, y en especial de las novelas de K. Dick, Kathryn Bigelow se las arregla para construir en lo surreal, una realidad social que quebrantaría en una especie de búsqueda trágica por su propio redescubrimiento. Fiennes lograría un excelente polícia convertido en criminal, que tendrá que desenmarañar un misterio adelantado a su época.
5 – Near Dark (1987)
Por Flaco Cachubi
Al igual que en Los Muchachos Perdidos (1987) de Schumacher, el personaje se introduce al mundo del vampirismo a través de una colmilluda y atractiva fémina. La diferencia es que en Near Dark, segunda película de Kathryn Bigelow, se aborda la situación desde una perspectiva más seria, alejándose de los tópicos adolescentes e imprimiendo un dramatismo que sólo conservaron películas como El ansia (1983), en una década en la que el cine de vampiros se tornó más humorístico que terrorífico. Apoyada en un pequeño y efectivo cuadro de actores, Bigelow desarrolla una entretenida historia con un presupuesto mínimo, pero con la intención de ofrecer una perspectiva diferente y que ahora es considerada de culto.
4 – Detroit (2017)
POR EL FETT
Un film sumamente incomodo en su exposición social, Kathryn Bigelow proyecta el problema racial desde el ángulo de la estupidez y barbarie americana (el real), y no desde la expiación muchas veces artificial con la que el tema se aborda en innumerables y efímeros dramas gringos. No es casualidad que los votantes la ignoraran a pesar de su calidad, pues tal vez a la mayoría de estos les parece inadecuada la terapia de shock fílmica basada en una concientización a través de las imágenes, la violencia y la impotencia hacía con uno de los más vergonzosos pasajes de su historia. La última y más reciente cinta de una directora que de manera cruda y desde 2008, se ha dedicado a desentrañar la psique salvaje del violento e irracional “norteamericano”.
3 – Point Break (1991)
POR EL FETT
Aunque brilla más por la dirección de un par de secuencias (sobre todo aquella larga persecución cámara al hombro) y en general por la habilidad de Kathryn Bigelow detrás de las cámaras, esta sencilla historia de acción sobre un policía infiltrado (Reeves) que a la larga debe sopesar la amistad y lealtad con su trabajo, en su momento no solo significó uno de los ejercicios más puros sobre el cine de acción, sino que también acarreó un culto un poco exagerado gracias al carisma juvenil de Reeves y el ya difunto Patrick Swayze, enmarcados en el surf y en la fraternidad de hombres rudos y “caritas”. La película que lanzó a Reeves como héroe de acción, también posición a Bigelow como una de las narradoras más puras del subgénero.
2 – The Hurt Locker (2008)
POR EL FETT
Una cinta sencilla que como una sinfonía, contiene ciertos momentos de notas altas para contrarrestar la pasión desmedida por la guerra de su robótico antihéroe, humano trastocado por la adrenalina y sin ningún sentido de vida más que el de su egocentrismo y auto complacencia. En las notas altas, Kathryn Bigelow exhibe el anti belicismo y la crítica social de otro conflicto sin sentido, confrontándolo con la falta de humanidad y apego social y/o emocional que representa un fantástico y apenas descubierto Jeremy Renner; en sus notas bajas, hay cierta promoción de panfleto del eterno héroe gringo y eso le resta muchos puntos en su accionar. Aun así, el principal valor de la cinta es que está filmada con mucha astucia y una buena impresión de suspenso.
1 – Zero Dark Thirty (2012)
POR EL FETT
Tenía que pasar que, para alcanzar la perfección directiva, Bigelow se juntara con una extensión de su talento en el apartado actoral, una Jessica Chastain que brilla por su naturalidad y enfermiza obsesión por capturar a Bin Laden. Así, Kathryn Bigelow nos manifiesta quién fue la narradora que durante algún tiempo comprendió la guerra actual de la manera más cruda y natural posible, desde su raíz hasta su conflicto espiritual y existencial, y así poder impartir cátedra de como plasmar suspenso y ritmo a un conciso drama bélico frente a otros nefastos ejercicios que intentaron lo mismo y fracasaron (Nolan y Ridley Scott, por ejemplo). Bigelow abandona todo absurdo sentido patriotero y se centra así en la psique de su protagonista frente un solo objetivo, la expiación de sus obras.