Las Mejores Películas de Keith Carradine
Quizá no sea tan mediático, pero Keith Carradine se ha mantenido dentro del gusto de los directores desde principios de los 70, con una carrera que abarca más de 140 títulos entre el cine y la televisión, y un Oscar, resultado también de si etapa como compositor y cantante.
Un excelente actor de reparto que ha demostrado su capacidad cuando se le ha dado la oportunidad protagónico, Carradine destacó al servicio de Riley Scott y Robert Altman en la década de los 70, encausando un par de papeles que le otorgaron un respeto prematuro en la primera etapa de su carrera.
A sus 75 años, valdría la pena traer a la luz a tan interesante actor con sus Mejores películas (o series).
5 – The Long Riders (Walter Hill, 1980)
En una época de sequía del género, la cinta de Hill destaca por su estudio de personajes, siendo concisa en la construcción y desarrollo de cada integrante de la legendaria pandilla James – Younger. Lo mejor, el destacadísimo reparto; lo peor, el propio Jesse James, que aquí no es más que una roca con patas. En contraparte, Keith Carradine ofrece una las interpretaciones más sólidas dentro del ensamble (con el otro Carradine, David), en manos del “Younger” más carismático. Un decente western que sirve como puente, tomando influencias del tono crepuscular Peckinpah, y cabalgando hacía el resurgimiento del género con la época de Eastwood como director
4 – Nashville (Robert Altman, 1965)
Antes de meterse con la industria fílmica y poco después de despedazar lo militar, Altman crearía un compleja sátira sobre la industria musical, excusa argumental que en realidad se convertiría en uno de los estudios emocionales y psicológicos sobre la sociedad americana de los 70 y ese cambio (o decadencia) generacional que se venía asentando y proyectando de manera obvia en la música. Un mundo de personajes desfila bajo la dirección de Altman, destacando Keith Carradine, que lleva de cierta manera la parte protagónica del relato e incluso logrando hacerse del Oscar a la mejor canción que el mismo compondría e interpretaría en la cinta. Cabe destacar que fue Altman el que descubrió al joven actor
3 – Emperor of the North (Robert Aldrich, 1973)
Excelente drama con la participación protagónica de Lee Marvin y Borgnine. En este filme nos encontramos con duelo actoral de primerísimo nivel, en la historia de unos vagabundos que en la época de la Gran Depresión (1933) pretenden viajar clandestinamente en un tren vigilado por un sádico e implacable maquinista (interpretado por Borgnine). Frente a la brutalidad de aquel hombre, Marvin juega un papel de paria antihéroe que encausa una confrontación física y dramática imprescindible. Hay un tercer elemento de gran nivel, que es un joven Keith Carradine haciendo contraparte a Marvin, y que a pesar de ser un debutante, se le pone a tu por tu a dos leyendas de la actuación
2 – Deadwood (David Milch, 2004)
El western gansteril por excelencia. Deadwood es minuciosa, filosófica y hasta cierto punto demencial, en lo que también es se convirtió en el show con mejores diálogos y maldiciones en la historia gracias a unos guionistas que no solo comprendieron a la perfección la época del salvaje oeste, sino que con un poco de ficción y hechos reales, hicieron de esta especie de “The Godfather” en el oeste un nexo histórico invaluable entre lo salvaje y la modernización, entre lo primitivo y la llegada del capitalismo gringo y “patriótico”. Keith Carradine embelesa la primera temporada como “Wild Bill”, dando quizá la mejor y más dramática interpretación del icono histórico en su última etapa como pistolero resignado y sin redención
1 – The Duellists (Ridley Scott, 1977)
Parece increíble, pero en 1977 un ya veterano británico de 40 años (Scott) mostraría un fenomenal talento con una complejidad disfrazada de bella simpleza, una obra 100% autoral que recurre a la calidad de su libreto para desencadenar un conflicto de época sin precedentes entre dos oficiales franceses en tiempos napoleónicos. Keith Carradine se bate de manera literal con Keitel, llevando el protagónico en este relato cronológico que toma como excusa el levantamiento y caída de Napoleón, para encausar un relato enfermizo sobre el honor, la fraternidad y la supervivencia. Varios matices dramáticos sorprenden, así como también la capacidad de Scott de lograr algo bellísimo con unos cuantos dólares.