Las Mejores Películas de Louis Malle
La historia de Louis Malle, documentalista, director y guionista, es uno de los más peculiares e importantes dentro del cine francés. Al ser siempre un burgués (proveniente de una familia millonaria), retó el status quo de su familia y al terminar de estudiar ciencias políticas, se enroló dentro de la industria de manera auto didacta, primero al manejar su cámara 8mm desde los 14 años, y después adentrándose directamente en la realización de documentales.
Su pasado, fuertemente influenciado por la hipocresía de la clase alta, las ideologías políticas y su origen burgués, lo llevarían a rechazar las filas de la Nouvelle Vague, pero no del todo sus ideales. Su mayor influencia, así como de la mencionada corriente, el neorrealismo, sería su principal directriz y educación directiva, usando en varios ocasiones a “no actores” para llevar a cabo historias que auto criticaban su propio pasado: el clasismo y la burocracía. En su primera etapa en Francia, Louis Malle se encontraría con su estilo más pesimista, jugando entre el noir, el drama y el anti romance, sus grandes maestros artísticos, Bresson y Camus, serían la respuesta a su narrativa, enfocada en el castigo hacía la monotonía y sus consecuencias sociales.
Para su segunda etapa se trasladaría a Estados Unidos, donde persisten su pesimismo, ese elemento del engaño y de “los amantes”, pero de cierta manera adoptando el dinamismo de la ficción americana. Para su tercer etapa, para muchos la mejor de su obra, Louis Malle regresa a Francia para ser un cineasta más honesto, crítico y trágico, filmando dos de sus más importantes obras.
Un director proverbial, que rechazó el movimiento más simbólico del cine de su país para crear un propio estilo narrativo y estético, recordamos a Louis Malle con sus Mejores Películas
Bonus – Viva Maria! (1965)
POR EDGAR DEL VALLE
Sin ser de lo mejor de Louis Malle, la cinta “¡Viva María!” es una interesante comedia que toma como marco la revolución mexicana, con unos gags muy logrados y una sátira despiadada hacia las dictaduras y la religión católica. Esta película resulta ser muy divertida gracias a su impresión de estereotipos, con diálogos simpáticos, situaciones disparatadas y unas actuaciones correctas por parte de las protagonistas. Un filme sobre todo para gozar de la belleza de Brigitte Bardot y la actuación de una mesurada Jeanne Moreau, actrices muy de moda en la época que fue filmada. ¿Será acaso una represalia humorística de los franceses por haberlos expulsado de México?
Bonus – Le Monde du Silence (1956)
Por Uriel Salvador
Ganadora de la Palma de Oro y el Oscar a Mejor Documental, la unión entre Louis Malle y Jacques Yves Costeau sería pionera en técnicas fílmicas al ser una de las primeras películas con grabaciones bajo el agua a color. Las exploraciones submarinas del Calypso simbolizan la visión inicial del oceanógrafo durante sus primeros años: la sensación de aventura, de bucear y divulgar la relación del hombre con el mar. Un producto que debe verse como un producto de su época, pues ver dinamitar un arrecife de coral o matar a una ballena son escenas que alteran la realidad para ajustarla a la historia y hacen agradecer que el concepto de respetar a la naturaleza haya cambiado para bien en estos años.
Bonus – Los amantes (1958)
POR EL FETT
Jeanne Moreau se convertiría en la principal musa de Louis Malle, trabajando bajo las órdenes del director incluso en dos películas en el mismo año. El papel de Moreau en la obra del cineasta sería clara: ser la figura de la amante, pero no cualquiera, sino una que experimentaría tanto los placeres como los dilemas morales alrededor de las multi relaciones. Así pues, Malle a través Jeanne exhibe una exploración existencial y hasta filosófica sobre el hartazgo del matrimonio, exponiendo la verdadera naturaleza del individuo y su incapacidad por ser monógamo. La presencia, sensualidad y belleza, y esos largos silencios de la gran actriz francesa, son suficientes para nosotros también convertirnos en uno(a) de sus amantes
5 – My Dinner with André (1981)
POR EL FETT
Uno de los experimentos más peculiares que se hayan visto en el cine, y donde Louis Malle se atrevió en Estados Unidos a llevar su estado más neorrealista. El guion, coescrito por los dos únicos actores en escena, que de hecho no actúan pues se interpretan a sí mismos, versa sobre dos amigos en un restaurante que se ponen a hablar de todo, y cuando me refiero a todo es “todo” lo que le interesa a Malle: la crítica hacía la hipocresía, la burguesía y por qué el lujo es un elemento que parece “importante” pero que es tan vacío para la existencia. La conversación en un solo lugar es aderezada por un buen montaje y un dinamismo que, aunque si puede llegar a ser pesada por momentos, logra inmiscuirte e intimar con los amigos y con temas repletos de realismo, verdad y honestidad.
4 – Lacombe Lucien (1974)
Por Uriel Salvador
Polémica hasta la fecha por desmitificar el heroísmo y el amor por la patria, Louis Malle desata una realidad palpable mediante la actitud de un joven inmaduro, sin criterio propio y satisfecho con su rol como colaborador de la SS en la Francia ocupada por los nazis. No juzga ni condena, sabe de la gravedad de los hechos, pero participa en ellos por un sentimiento de pertenencia y promoción personal. Logra una recreación de la época creíble que es complementada por la música de Django Reinhardt. Más que un interés amoroso, la presencia de Aurore Clément (en su papel debut) simboliza un halo de esperanza, vitalidad y redención para un símbolo de la Francia traicionada y corrompida.
3 – Adiós a los niños (1987)
POR EL FETT
La mayor virtud narrativa de Malle siempre fue el cómo escapa de la sensiblería dentro de relatos de la más honesta sensibilidad. No es una contradicción, sino una catedrática muestra del gran manifiesto realista y valor de sus obras; esta por ejemplo, que sufre también otra contraposición al ser construida como una “coming of age” en donde irónicamente uno de sus protagonistas nunca llegará a traspasar “cierta edad”. Su mensaje es claro, y es como la hermandad, la amistad y la inocencia son más fuertes que cualquier conflicto bélico y/o racial, incluso cuando estos se llamen “La Segunda Guerra Mundial y el holocausto judío”. A pesar de su esperanzador retrato juvenil, en aquellos tiempos de pura maldad las consecuencias serán devastadoras
2 – Ascensor para el cadalso (1958)
POR EL FETT
Trágica pieza que gira en torno a la infidelidad de una pareja y al crimen pasional de ambos por el único impedimento para consumar su romance: el esposo de ella y el jefe de él. Louis Malle manifiesta por la parte de él, una incapacidad de reacción lógica debido al embelesamiento hipnótico por su amor; y por ella (una magnífica Jeanne Moreau), un lienzo contemplativo de su obsesión por su amante. Sobre este relato se construye una trama criminal y policial que incluso rayará en lo onírico y la comedia negra al presentar varios episodios circunstanciales que irán sumando complejidad y consecuencias a sus inmiscuidos. No hay piedad en su final, pues el destino de los amantes será el castigo por su crimen… y estupidez.
1 – Atlantic City (1980)
POR EL FETT
Una fábula criminal que narra el ocaso de la figura gansteril con elegancia, humor negro y mucho romanticismo, y en donde una muy joven Susan Sarandon crea una química conmovedora con el también magnífico Burt Lancaster, en un amor de “parias” imposible, electrizante y por supuesto con momentos de elegancia erótica dentro de esta excelsa combinación histriónica. Tan tierna como pasional, Louis Malle logra la humanización de la figura “gansteril” desde uno de los arquetipos menos revisitados: el del ayudante, asistente o achichincle de los ex capos, que en su búsqueda por el respeto jamás ganado, encontrará la redención. Divertida, romántica, dramática, tensa, esta joya poco conocida dentro del thriller gansteril es una de las piezas fílmicas mejor equilibradas de los últimos 40 años.