Las Mejores Películas de Roberto Gavaldón
Uno de los pilares del cine mexicano, Roberto Gavaldón se labraría su camino como uno de los narradores clave en el nacimiento del cine sonoro mexicano, experimentando la transición del previo silencio cuando en Estados Unidos trabajara, la mayoría de ocasiones sin crédito alguno, como un asistente de dirección.
A su regreso a México en los años 30, Gavaldón seguiría fungiendo como segunda cámara hasta su debut en solitario en 1938. Poco a poco y debido a su comportamiento neurótico, perfeccionista y obsesivo, Gavaldón se haría una reputación peligrosa y contrastante dentro de la industria y la época de oro del cine mexicano, ganándose el mote de “El Ogro”, alter ego artístico que lo acompañaría desde su primer éxito en 1945, hasta su final en 1979, dentro de una década donde se vería eclipsado por una nueva ola de artistas y directores a la cual ya no le fue posible sobrevivir.
Resulta irónico que incluso en su clímax como director, Gavaldón siempre se mantuviera bajo la sombra de Ismael Rodríguez y Emilio Fernández, no por calidad, pero quizá si por su mala fama y su fatalismo narrativo, con historias que englobaban el tema de la muerte y tragedias oscuras que desprendían de los malos hábitos, decisiones e idiosincrasias de la sociedad mexicana. Este tono, no del todo reconocido en su momento, sirvió de gran referencia e influencia a cineastas como Ripstein y Retes, que ven en sus obras reflejados muchos de los elementos fatalistas de Gavaldón.
En la historia oscura, Gavaldón fue también un activista político y miembro fundador del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica, siendo el principal responsable de la famosa acción y política de “La puerta cerrada”, una especie de reforma que no solo evitó en aquel tiemo la formación de nuevo talento, sino que con dicha acción también encausó el estancamiento de la industria nacional y la casi desaparición de sus obras de autor, dando origen a una posterior etapa de vergüenzas, bajo presupuesto y “ficheras”.
Ganador de 7 Arieles, Gavaldón fue también uno de los primeros cineastas mexicanos de nivel internacional, compitiendo por el Oscar, el León de Oro, el Oso de Oro, la Palma de Oro y la concha de oro.
Recordemos al polémico cineasta mexicano con sus 15 Mejores Películas. Un genio enterrado por sus malas decisiones y acciones políticas, pero aún de gran influencia dentro de la industria fílmica nacional.
Introducción Por El Fett
15 – Las figuras de arena (1970)
Por Edgar del Valle
Drama con apuntes de crítica social escrito por el propio Gavaldón en colaboración con dos personajes claves del cine nacional: Hugo Argüelles y Luis Arcoriza. Cuenta la historia de un muchacho quien, durante unas vacaciones en la playa padece el agobio de una madre sobreprotectora (Elsa Aguirre) y un padre autoritario (David Reynoso) convencido de que al adolescente se le hace agua la canoa, dicho en otras palabras, no le gustan las mujeres. Buscando alejarse de las presiones familiares, el protagonista pasa el tiempo en la playa, donde conoce a una joven (Ofelia Medina) causante de su despertar sexual y primer desencanto amoroso. Las figuras de arena significó el debut oficial de Valentín Trujillo.
14 – Doña Macabra (1972)
Por El Cine Actuario
Increíble como la búsqueda del tesoro en una mansión puede llegar a ser una experiencia tan variada; teniendo a la vez esa experiencia claustrofóbica producto de la perfecta ejecución del director en cuanto al tema de las “Casas Embrujadas” y por supuesto por la excelente actuación de la icónica Marga López como Doña Macabra (personaje con el que nadie en su sano juicio viviría). Por otro lado, la cinta tiene pinceladas cómicas que son tan orgánicas que no terminan por empañar el thriller que Gavaldón construye (gracias a la excelencia de Suarez y Carmen Salinas). Al final Roberto sabe las piezas que tiene y las usa de una manera efectiva para construir una especie de mezcla (bien hecha) entre el subgénero de “casas embrujadas” tirándole al cine serie B.
13 – Deseada (1951)
Por Edgar del Valle
La cinta nos cuenta la historia de Deseada, una joven que queda a cargo de su hermana menor, Nicte, sacrificando su juventud y felicidad. Cuando el prometido de su consaguinea llega a su pueblo, comenzará un triángulo amoroso que pondrá en conflicto a Deseada. La trama brilla por el tremendo culebrón (bien armado) y por los dilemas del personaje principal, siendo las actuaciones de excelente calidad y destacando Dolores de Rio (Deseada) y Anabel Gutierrez (Nicte), que incluso le llega a robar cámara. La parte técnica es también sobresaliente, especialmente el manejo de edición y fotografía. A pesar de quizás no es una de sus cintas más fuertes de Gavaldón, Deseada termina por ser una cinta bastante sólida.
12 – La vida inútil de Pito Pérez (1970)
Por Flaco Cachubi
En la tercera adaptación cinematográfica de la novela homónima de José Rubén Romero, el primer actor, Don Ignacio López Tarso, reinventó al personaje del título, brindando una actuación más teatral y dramática que la de sus antecesores: Manuel Medel y Germán Valdés Tin Tán, actores con una vis cómica natural. De esta forma, su sola interpretación le da a ésta versión, un cariz diferente que, si bien disminuye un poco el tono jocoso de la obra original, conserva la esencia de las aventuras y desventuras del vagabundo, teporocho e hijo pródigo de Santa Clara del Cobre, en su andar por varios pueblos de Michoacán.
11 – Las Tres Perfectas Casadas (1953)
Por Edgar del Valle
Con un guion del propio Gavaldón; Mauricio Magdaleno y José Revueltas y las actuaciones de Arturo de Córdova, René Cardona, José Elías Moreno, Consuelo Frank, Alma Delia Fuentes y Miroslava, el director nos presenta un drama que gira sobre de tres matrimonios que se ven envueltos en un problema de celos, provocada por la carta de un hombre amigo de ellos, que creen muerto y que les informa que ha estado con las tres mujeres casadas. Arturo de Córdova y José Elías Moreno ganaron el Ariel por su actuación en esta película de drama psicológico, que precede con mucho nivel artístico, a otros ejercicios de mero parloteo actuar alrededor del tema del engaño y los celos
10 – Rosauro Castro (1950)
Por Flaco Cachubi
Tomando como punto de partida el asesinato de un candidato a la presidencia municipal y la correspondiente investigación por parte de un abogado, Gavaldón retrata a la perfección el cacicazgo predominante en el México post revolucionario. Pedro Armendariz es el cacique pueblerino quien, alejado de la figura idealizada en los melodramas rancheros, impone su poder absoluto a punta de pistola poniendo a su antojo a gobernantes pusilánimes para cometer impunemente toda clase de tropelías y atropellos. Nuevamente con un argumento de José Revueltas, Gavaldón pone el dedo en la llaga exponiendo una problemática real contrapuesta al discurso alemanista del México sin corrupción
9 – La Noche avanza (1952)
Por Flaco Cachubi
Pedro Armendáriz instalado en un papel sui generis en su carrera fílmica interpreta a un jugador de pelota vasca soberbio, arrogante e insensible en extremo, capaz de hacer lo que sea para disfrutar las mieles de la fama. Empeñado en gozar de lujos que no puede darse con sus ingresos, se involucra en una apuesta con la mafia. Film noir situado en una urbe capitalina oscura en donde se respira la incertidumbre y el fatalismo oculto tras el glamour de los grandes escenarios como el Frontón México. Gavaldón fiel a su costumbre pone al descubierto la ciudad que muchos se niegan a ver pero que irremediablemente existe.
8 – El Gallo de Oro (1964)
Por Edgar del Valle
Basada en un cuento de Juan Rulfo y con el guion del propio director, de Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, nos encontramos ante una buena película y con atinadas actuaciones. El gallo de oro se encuentra en la posición número 41 de la lista realizada por la revista SOMOS dentro de las 100 mejores películas del cine, pero también denota que el Gallo de Gavaldón era López Tarso, que aquí interpreta a un humilde pregonero que recibe un gallo dorado moribundo al cual logra revivir con sus cuidados. El gallo -que es de pelea – vence a uno del gallero que posteriormente pretende comprárselo, a lo cual este se niega, pero sólo el enamoramiento de una mujer “La caponera”, podrá convencerlo.
7 – La Diosa Arrodillada (1947)
Por Flaco Cachubi
Quién no quisiera ver arrodillada a una diosa y símbolo sexual como María Felix a sus pies, justo esa es la fantasía del magnate de la industria petroquímica interpretado por Arturo de Cordova. Roberto Gavaldón en estado de gracia haciendo gala de virtuosismo técnico y narrativo, nos ofrece la historia de un hombre atrapado entre dos mujeres, la esposa abnegada y la archi seductora amante, un verdadero monumento de mujer, por quien está dispuesto a caer en un espiral descendente e incluso cometer un crimen. Destaca la forma en que la cámara de Gavaldón captura en todo su esplendor la belleza y sensualidad de la Doña en su mejor momento.
6 – La Barraca (1945)
Por El Cine Actuario
Con quizás una manufactura modesta, pero una fotografía excelente y cuidadosa, esta es una historia que refleja las condiciones adversas que le tiene que hacer frente la gente del campo; sin maniqueísmo y sin una polarización de buenos contra malos, es un reflejo de como una familia noble ante las injusticias y atropellos en su contra, comienza a transformar su bondad de forma plausible y orgánica en una fiereza por el simple hecho de garantizar su supervivencia, destacando la actuación de Domingo Soler. La Barraca es un clásico atemporal del cine nacional que demuestra que quizás antes las adversidades los instintos primitivos de los seres humanos pueden salir a luz.
5 – La Rosa Blanca (1961)
Por El Fett
Un dato tan curioso como trágico en esta cinta no es solo el destino del personaje que López Tarso interpreta (un símbolo y/o extensión de la opresión capitalista sobre los terratenientes originales, obligados y sacrificados con el objetivo de adquirir sus propiedades), sino también el hecho de que su proyección estuvo prohibida durante ¡11 años! ¿Por qué? Por ser un testimonio sobre la verdadera historia dela “expropiación petrolera”, preludio a la misma de los años 30 y en dónde por cuestiones políticas se prefirió mejor no exhibir las falsedades que dictan los libros de texto y los gobiernos en turno. No resulta tan irónico, pero más bien politizado, dados los activismos del propio director
4 – El rebozo de Soledad (1952)
Por Cat Movie Lee
En este precioso relato lleno de costumbres curanderas que pelean con la ciencia de la medicina, se aviva un triángulo amoroso entre Armendáriz, Inda y de Córdova, que sin ánimos de spoilear, no acaba muy bien. Aquí la magia radica en la preciosa lente de Gabriel Figueroa, quien bajo las órdenes de un enorme Gavaldón, refleja esa discordancia tan enorme que se vivía a mediados del siglo pasado, donde mientras la Ciudad de México emergía con un despertar trepidante, los pueblos se quedaban con un atraso monumental con niños que morían de hambre, de sarampión o de leche contaminada. Un tanto moralina, sin embargo es precisamente eso lo que se rompe con la tela de un rebozo que hace de hilo conductor durante un relato que sigue pareciendo vigente.
3 – En la palma de tu mano (1951)
Por Flaco Cachubi
En la palma de tu mano es, sin duda, una de las mejores obras del cine negro mexicano gracias a un guion tan excéntrico como original nacido de la pluma de Luis Spota con adaptación final de otro célebre novelista, José Revueltas. El asunto va de un encantador charlatán encarnado por Arturo De Córdova quien presume ser un especialista en ocultismo, clarividencia y consejero sentimental y que estafa con ayuda de su amante austriaca (Carmen Montejo) a las señoras que acuden al salón de belleza en donde ésta trabaja como manicurista. Lo que en un inicio aparenta ser un pícaro relato de humor negro con tintes esotéricos, con la aparición de la seductora Leticia Palma se convierte en un juego de seducción, traición y muerte como lo dicta la tradición del género.
2 – La Otra (1946)
Por Cat Movie Lee
En plena década de los 40, Dolores interpreta un papel doble, sí, de gemelas. Magdalena y María son dos hermanas que tienen su historia. Una queda viuda de un millonario, la otra era manicurista y víctima de la avaricia y la necesidad, decide matar a su hermana, hacerse pasar por ella y cobrar su jugosa fortuna. Le juro que es para morderse las uñas, exquisita, fabulosa y magistralmente interpretada por Lolita. Curioso que su actuación más brillante sea ésta, en donde no fue dirigida por el Indio, ni actuó con Armendáriz, ni la fotografió Gabriel Figueroa. En la historia la acompañan Víctor Junco como su pareja y Alex Phillips en lugar del fotógrafo mexicano. La película ocupa el lugar 25 dentro de las 100 mejores del cine nacional.
1 – Macario (1960)
Por El Fett
Nuestra celebración y veneración fílmica hacia la figura que nos define como cultura: la muerte. En la conversión surreal y espiritual de Macario convergen todas las creencias populares y simbologías de nuestra raza, dirigidas con soltura por un Gavaldón que sitúa al ángel de la muerte como un ser tan complejo para el adulto como simplista y didáctico para un niño. La fábula del Día de Muertos, festividad que antes lo ojos del mundo comunica nuestra esencia, es enriquecida por la obra visual más grande del otro héroe fílmico nacional, un Gabriel Figueroa inmerso en la metáfora de la muerte, nuestra eterna cómplice. La libre interpretación rodea a un relato que para algunos pudiera ser trágico, mientras que para otros simplemente representa la redención misma.