Las Mejores Películas de Tim Robbins

Si podemos hablar de un actor que tuvo un determinado y muy marcado tiempo de gloria, ese sería el soberbio Tim Robbins, y que hasta en el mismo periodo alcanzó a demostrar también sus cualidades narrativas dirigiendo un par de buenas cintas.

Nacido un día como hoy, Robbins ya venía de una escuela actoral desde casa (su madre actriz y su padre músico), actuando desde los 12 años en los escenario teatrales de Nueva York. Al momento de graduarse Tim Robbins ya contaba con buena experiencia, por lo que se instaló en el teatro y la televisión desde 1982 con cierta facilidad. Su salto al cine tardaría un poco más de tiempo, pues aunque debutaría en la pantalla grande en 1984, no sería hasta 1988 cuando ganaría cierta notoriedad secundaria con su aparición en Bull Durham, donde también conocería al amor de su vida y futura esposa: Susan Sarandon.

Pero si determinamos su etapa de gloria, esa sería desde 1990 hasta 2003, período en el cual se posicionaría como uno de los actores de mayor calidad, versátiles, prolíficos y recurrentes en el celuloide, coronando dicha etapa con su Oscar a mejor actor secundario. Desgraciadamente y tras ese río místico, la figura de Tim Robbins se iría evaporando con algunas apariciones aquí y allá, pero en términos generales desapareciendo de la escena.

Aunque aún en activo, sus últimos créditos datan de la televisión del 2019, sin embargo no hay que perder nunca la oportunidad de reseñar la carrera de uno de los mejores y más mediáticos actores de los 90 con sus Mejores Películas

 

Bonus – War of Worlds (Steven Spielberg, 2005)

POR EL FETT

 A pesar de su inaguantable trío de protagonistas, de la incongruencia de su guion, de los chillidos de Dakota, de su vomitivo desenlace, de su conflicto sin ninguna pizca de suspenso y de la exposición de  Cruise como todo un “Don Juan” en plena destrucción mundial, me declaro culpable de que Spielberg me logró capturar con sus puros fuegos pirotécnicos y el sonido y aparición de sus tripoides. Yo sé que esta película debería ser quemada por el bien de la humanidad, o bien, ser un ejemplo de cómo “no hacer cine”, pero si algo se rescata de la misma ese es Tim Robbins con un potente y demente personaje secundario que fiel a su “estatus” y rostro de “loquillo”, se convierte al menos en una fugaz delicia entregando el mejor momento de la película

 

Bonus – High Fidelty (Stephen Frears, 2000) 

Cuenta la historia del dueño de una tienda de discos quien junto con sus empleados la han convertido en un santuario de peregrinaje para los coleccionistas y fans de estos vinilos y de la música en general. Desde Velvet Underground, hasta Aretha Franklin pasando por Elton John y The Roots; vemos a Rob repasar a través de sus discos y canciones algunos de sus desencantos sentimentales. La manera en que está narrada, tan original para su época, además de los carismáticos personajes y obviamente el excelente repertorio musical, convirtieron este proyecto personal del propio Cusack en la película de culto que es hoy en día. Para Tim Robbins significó un gran divertimento, brillando como el misterios vecino semental y amante de la meditación a pesar de solo contar con un par de escenas

 

10 – Erik the Viking (Terry Jones, 1989)

Fuera del canon de los Monty Python y a pesar de su bajo presupuesto y sentido de parodia, sin duda la combinación entre la Odisea y el folclor escandinavo saca a relucir uno de los mejores relatos vikingos en el cine, repleto del surrealismo, elementos históricos (su diseño de producción aunque barato es de aplaudirse) y por supuesto el sello cómico de Jones, el cual hace que un muy joven Tim Robbins haga las de un vikingo que, hastiado del modus vivendi y del caos de su raza, salga a buscar junto con un grupo de guerreros el Valhalla para pedirle a los dioses que detengan esta etapa oscura del Ragnarok. Ojo, que si pensaron en Thor no es coincidencia, pues Waititi le debe mucho de su estilo (o todo) a Jones y a los Monty

 

9 – Bull Durham (Ron Shelton, 1988)

POR EL FETT

Excelente comedia romántica deportiva y sin duda una de las mejores películas sobre el baseball. Su principal valor es dejar al juego en segundo plano para desarrollar una triángulo amoroso coqueto y lejos de la santurronería de otros guiones de la época, dando el rol “devoradora de hombres” a una siempre despampanante Susan Sarandon, que servirá como el punto de inflexión y disputa entre do jugadores, uno experimentado y otro novato, por su corazón y su cama. El novato es ni más ni menos que Tim Robbins, en lo que vendría a ser el primer rol de importancia en su carrera, y con el llamaría la atención de las grandes ligas. Además, Robbins ganaría la disputa amorosa en la realidad, creando con Sarandon una de las parejas más famosas en el cine

 

8 – Arlington Road (Mark Pellington, 1999)

POR EDGAR DEL VALLE

Película dirigida por Mark Pellington, contando en el reparto con la participación de Jeff Bridges, Tim Robbins, Joan Cusack.En esta película de suspenso terrorismo, Jeff Bridges se encuentra en su línea, es decir notable en su papel de Michael Farday un maestro abatido por la muerte de su esposa en un acto de terrorismo.Posterior a este infortunado hecho, Farday entabla una gran amistad con sus nuevos vecinos, pero a medida que pasa el tiempo empieza a sospechar que sus amigos no son lo que dicen ser e incluso sospechar que estuvieron involucrados con su muerte.En esta película comercial pero interesante, sobresale sobre todo el duelo interpretativo entre Bridges y Robbins, una película imprescindible en la filmografía del actor.

 

7 – Jacob’s Ladder (Adrian Lyne, 1990)

POR EL FETT

La experiencia sensorial de este olvidado film de horror psicológico es en verdad aterradora. Lyne construye un relato muy eficaz, expresándose con laconismo y dejando en claro que el thriller psicológico es la base del desarrollo, pero que hay algo raro con Jacob, que si bien puede ser predecible debido al conocimiento previo de ese recurso de giro de tuerca tan utilizado a principios de década y finales de la pasada, deja perplejo por igual a toda la audiencia. La actuación de Tim Robbins es de resaltarse y el mensaje espiritual puede traducirse como universal sin la necesidad de abordar ninguna ideología religiosa. Destaca que el mencionado giro no tome una fugacidad dentro del metraje, siendo proporcional al tratamiento y delimitación de la historia y del complejo protagonista.

 

6 – The Hudsucker Proxy (Ethan y Joel Coen, 1994)

POR EL FETT

Una sátira corporativa que desborda originalidad, pero también muy en el fondo de su vena cómica una terrorífica y vigente realidad burocrática. En una de las piezas narrativas más ágiles de los Coen, su valor radica en recrear dos panoramas muy distintos visualmente entre sí, pero unidos bajo el mismo concepto del consumismo; dentro de la empresa, plantean una  ambientación surrealista sobre la corrupción capitalista y el sueño de un ingenuo nuevo empresario e inventor (un genial Tim Robbins), mientras que afuera, en una sociedad tétricamente consumidora, los resultados de esa explosiva combinación desembocan en una de las secuencias más hilarantes de su filmografía, develando el misterio de aquel maldito y misterioso círculo dibujado en un papel.

 

5 – Dead Man Walking (Tim Robbins, 1995)

POR EL FETT

Uno de esos golpes de suerte directivos en la historia, que le permitió a Robbins o solo demostrar sus dotes narrativos, sino también enaltecer a su esposa Sarandon al culto con una poderosa y dramática actuación (de las más recordadas de los noventas). Como la hermana Helen, Sarandon alcanza el mismo y atípico registro que la narración, uno tan frio pero a la vez tan cálido sobre una cuestionable pero trágica realidad: la pena de muerte, sin duda uno de los temas más polémicos dentro del sistema judicial de Estados Unidos y que este gran drama logra sortear gracias no solo a la naturalidad histriónica entre la química de Sarandon y Penn, sino también a su tono humanizado y que logra permanecer ajeno al propio acto de la ejecución durante la mayoría de su metraje.

 

4 – Short Cuts (Robert Altman, 1993)

POR EL FETT

Una de las mayores características de Altman como director era sino su desprecio, si su objetiva y externa mirada hacía la sociedad humana, siendo una especie juez fílmico y natural observador de sus condiciones. Si bien no fue la primera, Short Cuts a partir de los 90 vino a influir de manera relevante a todas esas historias de relatos independientes que se cruzaban con genuina indiferencia o ignorancia de su entorno, hasta que un común acontecimiento afectara sus vidas. Por momentos puede caer en lugares muy comunes e historias pesadas, pero en términos generales puede ser tan cruenta como conmovedora. Tim Robbins como fetiche noventero de Altman, entrega aquí quizá su más odioso pero aun así pintoresco y divertido personaje.

 

3 – The Player (Robert Altman, 1992)

POR EL FETT

Una de las comedias negras más incisivas sobre el despiadado mundo hollywoodense. Una epopeya coral, el guion (y obra) de Tolkin no pudo caer en mejores manos directivas y protagónicas, pues desde un principio Altman logra un tour narrativo en cada una de las personalidades y el entorno de los estudios, creando un thriller divertidísimo y de muchas caras. A la misma industria no le quedó de otra que aceptar toda la crítica y sátira, aceptando que estábamos ante una de las mejores y más finas obras de los 90, cualidad también extendida ante su gran y preciso reparto encabezado por un Tim Robbins en su época dorada, el cual pasa de ser una cuestionable víctima a un abusador del sistema de la farándula. Excepcional

 

2 – The Shawshank Redemption (Frank Darabont, 1994)

POR EL FETT

La gran perdedora del Oscar de toda la historia (quizá no haya injusticia más escandalosa); un relato que guarda su gran valor narrativo en el desarrollo a la par de dos protagonistas, y aunque el mayor peso cae en Freeman al fungir este como hilo y narración, la mayor complejidad y maduración dramática – emocional recae en Tim Robbins, que de forma inolvidable logra identificar a toda la audiencia con su trágico “Andy”, el cual hace que nos arrastremos literalmente con él hacía esa soñada y justa libertad en una de las escenas más memorables del séptimo arte. El cuento fraternal y carcelario por excelencia, tiene otro valor que presumir, pues también estamos ante la mejor adaptación de una novela de Stephen King

 

1 – Mystic River (Clint Eastwood, 2003)

POR EL FETT

Otra que debió haber ganado el Oscar a mejor película, y es que estamos hablando de uno de los puntos más altos en cuanto al cine thriller se refiere. Oscura, ágil y misteriosa, el tema del abuso es el punto de partida para encausar un complejo estudio de personajes que desemboca también en un sutil pero trágico cuento de gánsteres aderezado con los elementos policiacos que Eastwood aprendió desde Siegel. Una excelsa narrativa de 3 ejes: Penn, Bacon y Tim Robbins este último se convierte en el foco del suspenso en lo que sin duda es la exposición más madura y dramática del arquetipo de antihéroe trágico que siempre experimentó, y que por el cual cerró su etapa de gloria con un muy justo Oscar.  Gran, gran cinta.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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