Las Mejores Películas de Zhang Yimou
Referente máximo de la llamada “quinta generación del cine chino”, Zhang Yimou es también uno de los más grandes narradores sociales en la historia fílmica moderna.
La obra de Zhang Yimou se puede catalogar en dos grandes épocas y/o estilos: la primera impregnada de un discurso social que hacía frente a los cambios culturales resultados del movimiento chino de los 70 (y de donde Yimou se desprendió artísticamente, primero como fotógrafo, luego como dibujante y después como asistente hasta llegar a director); el segundo por su parte, daría entrada a un resurgimiento y renovación del cine de artes marciales y de fantasía. El primero le daría un culto dentro de la crítica y los Festivales (se llevaría los tres grandes: Berlín, Cannes y Venecia); el segundo lo proveería de un gusto mediático incluso en occidente, con un estilo que combinaba los elementos culturales y folclóricos de su nación, con un tono y desarrollo de personajes muy apegados al cine occidental. Lo único que compartían dichos estilos era “su protagonista”, primero Gong Li (en la etapa social), luego Ziyi Zhang (en artes marciales), la figura femenina era para Zhang Yimou el alfa y el omega de sus relatos pragmáticos sobre la fortaleza femenina y su injerencia (y tanto las causas como consecuencias de esta), en la cultura y la evolución de la sociedad china desde los 70 hasta los 90. Resultado de esto se daría también el despegue actoral de estas musas.
Responsable de 25 largometrajes, Zhang Yimou no se ha salvado de una debacle como narrador, la cual llegó a su clímax con la asquerosa “La Gran Muralla” de 2016; sin embargo y coherente a su naturaleza como luchador incansable, parece que en los últimos años ha retomado de nuevo y con cierta calidad aquella primera etapa que lo posicionó como uno de los más grandes cineastas contemporáneos (más de 150 galardones internacionales avalan esto)
Celebremos los 74 años de Zhang Yimou con sus Mejores Películas
Bonus – La Casa de las Dagas Voladoras (2004)
Una de las cintas estéticamente mejor logradas de los últimos 21 años. Resulta un deleite visual en todo momento no solo por la soltura que denota su director, musa (Ziyi) y demás reparto en el terreno de las artes marciales, sino también por la combinación de dicho entorno con el verdadero objetivo de la trama: el romance. Acción, folclor, fantasía y una Zhang Ziyi literalmente “elevada” , en todo su esplendor y a la orden de un embelesadoZhang Yimou , esta casa de traiciones y de romance algo que pocas cintas de su tipo logran, que es la aprobación unánime de la crítica “especializada” y la audiencia, logrando
Bonus – La Maldición de la Flor Dorada (2006)
Visualmente esplendorosa, narrativamente intensa, este culebrón épico de Zhang Yimou fue sin duda su cinta más celebrada en occidente a nivel comercial, en mucha parte debido a su trama de “cortes”, conflictos y enredos relaciones mórbidos, tan apreciados y bien vistos en estos lares. Como la emperatriz que sostiene un romance con su hijastro, Gong Li vuelve a lucir majestuosa, también dando un soberbio ejemplo de dramatismo de época en ese enfrentamiento con su “emperador” y esposo, un también formidable Chow Yun Fat. Como es de costumbre, los simbolismos de Yimou darán el tono trágico y el significado definitivo a su obra, en esta ocasión centrado en la obsesión por ciertas flores doradas.
Bonus – La Joya de Shangai (1995)
Si alguien quisiera estudiar la admiración que Zhang Yimou siente hacía su musa, sin duda esta sería la opción más óptima, un drama gansteril con toques de cine noir, donde el director no solo explota, sino que manifiesta al máximo (incluso en su título) la belleza y talento de Gong Li al servicio de una femme fatale anexada al nuevo jefe de la mafia. Ambientada en los años 30, el director nos trae la historia de un paje que es contratado por el capo principal, para que ese sirva de asistente a su amante, una estrella y cantante apodada “La Joya”. Quizá no esté considerada dentro de las mejores de su director, pues ciertamente el ritmo decae para dar un lugar privilegiado a la presencia de la actriz, pero ver a Li vale cada maldito segundo.
10 – Regreso a Casa (2014)
El regreso al relato social por parte del director chino y su gran musa fue con este “dramonón” romántico que en su argumento ve su propia alegoría hacía un fin mayor. Li interpreta a una mujer que sufre amnesia y que tras la liberación de su marido, un preso político al término de la revolución cultural, esta no lo recuerda, por lo que sigue esperando el regreso de su amado. Si bien Zhang Yimou se nota un poco más suavizado con respecto a su gran etapa narrativa de los 90, es en la “amnesia” de la protagonista donde descansa una rica metáfora sobre el olvido colectivo de la sociedad china hacía la represión política y de libertades que hubo durante aquel período, siendo como es de costumbre un relato valiente y de buenas actuaciones.
9 – One Second (Zhang Yimou, 2020)
El gran Zhang Yimou retoma su mejor nivel retratando lo que mejor hace, el cambio sociopolítico de China simbolizado en un conflicto tan simple como conmovedor, pero esta vez lo hace con mucho amor al cine filmando su “Cinema Paradiso”. El cineasta chino pone al cine como el principal protagonista en un viaje por buscar un proyector para apreciar tan solo 24 fotogramas, los cuáles incluyen la imagen de la hija perdida de un hombre desertor del sistema chino. En esta entrañable odisea de crecimiento, el relieve paternalista tomará otro significado al desembocar en un final apto para las lágrimas más honestas.
8 – El Camino a Casa (Zhang Yimou, 1999)
Uno de los mejores y más hermosamente inocentes dramas románticos jamás filmados. Sin maniqueísmos ni ningún elemento que no encaje dentro de su entorno y cultura, Zhang Yimou encontraría en aquella debutante una presencia tan magnética que la audiencia quedaría inmediatamente embrujada por su despliegue de talento y belleza. Pero mucho más allá de su perfecto comienzo, el director manifiesta dentro de aquel romance un relato que engloba la redención por la creencia y el respeto hacía los ancestros, los ancianos y las costumbres del pasado que han construido el presente de toda la cultura china. Tan específica como universal, el camino a casa es una obra maestra
7 – Héroe (2002)
Hero es el ejemplo perfecto del género wuxia, término literario que los chinos le pusieron a la mezcla de artes marciales y ejecución poética. Una historia de traición y un atentado contra el emperador, narrada desde varios puntos de vista que se distinguen por que cada versión tiene una gama cromática diferente y con una de las mejores fotografías que se hayan visto al menos en el nuevo milenio. Hero es el testamento de porque Yimou es uno de los mejores directores actuales, al tiempo que prueba que la sutileza y el romanticismo no están peleados con las golpes. Mención aparte para Jet Li, que aquí lograría el que quizá sea su más mediático papel y mejor trabajado (dramáticamente hablando).
6 – Sorgo Rojo (1988)
Una pieza estética más que narrativa, que cuenta a través de imágenes la gran comprensión de Zhang Yimou sobre la sociedad china y sus distintas épocas o andares. Quizá esta sea una de las decisiones más polémicas en cuanto al jurado del Oso de Oro, pues a pesar de ser el debut de Yimou y el de su musa, la actriz Gong Li, es notable un ligero trastabillado en el desarrollo de personajes. Sin embargo, es su poderoso inicio y su acelerado pero eficaz final donde el nuevo cineasta demostraría su fuerza narrativa y crítica. Bellísima en su fotografía y elementos simbólicos, sobresale precisamente el rojo, tonalidad que da un significado onírico a la historia de una joven prometida y cambiada por su padre a un destilador leproso por una mula.
5 – Ju Dou: Semilla de crisantemo (1990)
Una de las tragedias más sórdidas de en el universo creado por Zhang Yimou y su musa, la asociación artística vuelve a abofetearnos con una dosis de cruda realidad china (quizá demasiado cruda), en esta ocasión centrada en la vida rural de los 20, donde un hombre mayor compra a una joven para que esta le pueda dar un heredero, sin embargo y raíz del maltrato que sufre, la mujer se empieza a inmiscuir con el sobrino de su propietario. Considerada por algunos el más desgarrador de sus estudios sociales, el director oprime, pero no ahorca, incomoda, pero también a la vez fascina a la audiencia mediante el recurrente uso de sus elementos visuales como símbolos narrativos de esta cárcel emocional. Gong Li como siempre maravillosa, y el final es sencillamente devastador
4 – Vivir (1994)
Una película de gran alcance narrativo e histórico y de gran impacto social. Zhang Yimou se extendería durante 4 décadas de historia china para a través de una familia, narrar los sube y bajas de la depresión económica y la revolución maoísta. Ganadora del gran premio del jurado de Cannes, más allá de su tono melodramático, el director logra una radiografía exacta y muy sensible de aquellas décadas, pero lo más interesante es el “cambio” de protagonista, que en realidad sirve como un distractor (el trágico masculino) para manifestar de nuevo la psicología y fortaleza de sus principales ejes: las mujeres, coronadas como siempre con la presencia de su musa Gong Li. Cinta de gran repercusión dramática
3 – Ni uno menos (1999)
El segundo de León de Zhang Yimou, respeta los estatutos sociológicos que lo llevaron a ser el cineasta chino con mayor honor en las décadas previas al término del milenio. Sencillamente adorable, la narración logra sumergirnos en el interior de un salón de clases para que a través de un poderoso dramatismo y comedia natural, seamos testigos de las condiciones sociales alrededor de la educación china (y posteriormente del poder de los medios y de ese mensaje humanitario de su sociedad, mismo que se aleja de cualquier manipulación). Nunca una clase de matemáticas sobre ladrillos, yenes, tiempo y costo de un boleto de autobús, había sido tan entrañable y de perfecto ritmo como esta.
2 – La Historia de Qiu Ju (1992)
La historia de la búsqueda por justicia por una literal “patada en los huevos” es una magnífica excusa para que Zhang Yimou demuestre el gran narrador y sociólogo que solía ser. De nuevo cimentando su relato en la fortaleza femenina y el honor de la cultura china, es impresionante como el director y su eterna musa, Gong Li, pueden construir un complejo estudio sobre la sociedad y el sistema de justicia de su país con tanta sencillez; las trayectorias de Qiu Ju de su pueblo hacía la ciudad armonizan este ritmo haciendo que la cinta alcance picos de comedia accidentada, drama y de tensión por igual. El final, dotado de un sutil pero poderoso giro, da ese gran dilema moral y toque maestro para que el espectador pueda cuestionarse así mismo junto a su protagonista “¿Qué carajos pasó aquí?”
1 – La Linterna Roja (1991)
Llamada la mejor película china de todos los tiempos (para su servidor un poco inflada), lo que es cierto es que Zhang Yimou nunca ha hecho lucir tan bella, frágil y a la vez poderosa a su musa. Nótese por favor que a lo largo de la filmografía y de su asociación, el color rojo juega un rol fundamental tanto de manera estética como narrativa, siendo este el símbolo no solo de la opresión del sistema chino, sino también de la llama pasional y de fortaleza femenina que esta comunión ha logrado establecer desde las líneas de batalla fílmica. Por supuesto que dicho elemento aquí ve su clímax, donde una joven de 19 años, tercera esposa de un acaudalado “lord” de 50 años, tendrá que aprender en la soledad de su cuarto y castillo, aquellas costumbres tan necesitadas de libertad