Light of My Life: Un papá apocalíptico
Segundo film como director del mejor conocido como actor Casey Affleck, Light of My Life es en teoría un interesante planteamiento sobre el estatus depredador del “hombre”, que a partir de la ficción especulativa, sugiere una analogía sobre la violencia de género y la extinción de la “mujer”. En el plano dicha metáfora se escucha promisoria, pero Affleck tiene dos grandes problemas: el primero, que ya hubo un producto muy similar, superior e irónicamente “patriarcal”, y el segundo, que honestamente será mejor actor que su hermano Ben, pero como director le falta aún mucha técnica y sapiencia al chamaco.
Situado en un futuro apocalíptico donde las mujeres han muerto y los hombres se disputan la supervivencia de los recursos, un padre tendrá que constantemente moverse para proteger y salvar a su hija, la cual inmune a la epidemia, sobrevive haciéndose pasar por un “niño”.
Affleck desde su primera secuencia y larga conversación entre padre e hija establece con agilidad el vínculo y relación entre sus dos protagonistas, dejando que el espectador poco a poco de cuenta del peligroso entorno que dicha tragedia supone para la sobreviviente. Si bien el director y también guionista no recae en un discurso sexista, la película plantea para bien y mal los dos tipos de percepciones y comportamientos alrededor de dicha figura (la mujer), revelando la protección, el abuso la violencia y el afán de reproducción como estados y sensaciones precarias en un ambiente acelerado de deshumanización (lo escabroso del asunto es darse cuenta que sin la necesidad de extinguirse, en nuestros días mucho del entorno parece ser el mismo).
Ayudándose con ciertos flashbacks (donde se agradece que Affleck no abuse del recurso), el director arrastra el vínculo maternal con cierta astucia para sumar “responsabilidad” a la tarea del “amor” y la “protección”, sentidos y objetivos primordiales de un padre que se exacerban en esta ocasión bajo los mencionados sucesos. Sin embargo es también en dichos retrocesos a la trama donde el problema narrativo comienza a relucir, en un desarrollo que va cayendo en ritmo y repitiéndose en diálogos y situaciones, pareciendo incluso que el propio director camina en círculos para llegar al mismo punto, resultando así en una casi instantánea debacle donde es claro que Affleck no tiene mucho que decir y si mucho que caminar.
En la parte histriónica, aunque encasillado en su papel de padre trágico y en proceso de luto, Affleck de nuevo cumple en un rol que le queda como anillo al dedo y que como en la trama, se sigue repitiendo de un tiempo para acá. Ahora que quien destaca por acá es la niña Anna Pniowsky, que se pone a la altura de las circunstancias.
Por cierto, el otro y primer problema de la película es que existe The Road, cinta del 2009 dirigida por John Hillcoat y protagonizada por Viggo Mortensen que, al estar basada en una de las mejores novelas de Cormac McCarthy, es en automático infinitamente superiora a una muy parecida Light of My Life ¿La diferencia? Un gran e irónico punto a favor de Affleck, y es que su final y clímax son inversamente proporcionales a todo su desarrollo, teniendo un “grand finale”, repleto de intensidad, suspenso y sentido paterno.
En conclusión, una propuesta interesante que posiblemente en manos de otro director pudiera haber sido mucho mejor. Affleck denota habilidad, pero quizá no la suficiente para justificar la intensidad de sus últimos 15 minutos. En teoría, Light of My Life es una interesante metáfora y estudio de comportamiento en torno a la protección y violencia, pero en práctica… bueno.