Lightyear: Space Opera a lo Pixar
ADVERTENCIA: CONTIENE SPOILERS
¿Por qué Pixar a pesar de los años sigue siendo el estudio americano por excelencia? Porque siempre saben el objetivo con el que quiere llegar con sus películas.
Con Lightyear lo han tenido claro, se han olvidado del sentimentalismo clásico y el melodrama que acompaña a sus cintas, creando una película enfocada más al género de la “Space opera” en un resultado si bien no acorde a sus estándares, al menos su logrando un blockbuster animado decente.
Pura aventura, nada de sentimentalismos
Lightyear está lejos de tener esos momentos “conmovedores”, por lo que quizá el público de Pixar se sienta decepcionado ante lo que también es una sencillez en el diseño de sus personajes. Hay que entender que por el subgénero en el que se encuentra la cinta, sus objetivos son completamente diferentes a los melodramas o “coming age” fantásticos
Al tratarse de una “space opera”, le permite cierta flexibilidad en explorar otros tonos (uno de ellos es la comedía simplona), por lo que puede darse la libertad de no tomarse en serio. Este subgénero es también tan adaptable, que incluso puede mezclarse varios estilos como la acción, comedia o el drama, y que por su naturaleza extravagante estará lejos de sentirse descolado.
El valor del error
La parte dramática aunque no es elevada tiene una lectura interesante, especialmente la referente al “camino del guerrero”; como en toda epopeya se nos presenta a un héroe con algunos defectos y bastante obstinado con cumplir sus propósitos, sin embargo como ya hemos visto en las cintas de Pixar, muchas veces el propósito pueden ser las cadenas que terminen atando al personaje (Monsters University, Soul, Inside Out), por lo que en la obsesión de Buzz por intentar sacar a la tripulación de un planeta, terminará por afectar su vida personal (incluso un personaje le llega a decir que no tiene vida propia) y por potenciar a la enésima potencia sus características negativas (su trastorno obsesivo compulsivo, su orgullo, su desprecio a la novatez).
Y si bien este discurso (pesimista) de Pixar lo hemos visto constantemente, hay un detalle que lo distingue por encima de otras películas de la casa: el error como manera de aprendizaje. Durante la película, Buzz constantemente está tratando de cumplir su objetivo, y en su obstinación termina por conseguirlo, solo para que después esa misma testarudez lo termine por llevar a cometer otros errores que termina por hacer que se tope lo que más odia: entrenar y colaborar con un grupo de novatos que son prácticamente la única opción que le queda.
Aquí la clave o el aprendizaje que tendrá el guardián es aprender de estos “rookies” el valor de equivocarse y comenzar a empatizar con ellos, comprendiendo que los errores son parte de quienes somos, y que incluso él es un hombre que en su juventud la regó demasiado, dándose cuenta que gracias a ello se pudo convertir en el guardián espacial que ahora es. También nuestro héroe comprenderá que incluso sus obsesiones, fantasmas y prejuicios pueden orillarlo a seguir “tropezando con las mismas piedras”, aún en una edad más madura.
Y en el clímax incluso Lightyear da en el clavo del porque un viaje en el tiempo es completamente absurdo y peligroso desde el punto de vista del desarrollo, pues al final modificar tu pasado no solamente implica una corrección de un error, sino que elimina también el aprendizaje que llevas con ellos y consigo todas las experiencias agradables que construiste. En esta parte el héroe acepta las equivocaciones como parte de su formación, lo que lo lleva a enfrentarse con su lado más obsesivo y tangente.
Un camino del héroe bastante peculiar, que termina por convertirse en el mensaje central de la cinta y que incluso es el objeto con el cual otros personajes (como por ejemplo Izzy) alcanzan su potencial (aunque no sea tan sentimental, termina por tener esa esencia Pixar). Sobre todo, destaco que en una época donde la gran mayoría de superproducciones abusan del tropo del “Gary Stu”, los guionistas de Lightyear se hayan inclinado por tener protagonistas más erráticos y que al menos el aprendizaje a través de la equivocación se siente más humano y autentico (y si te hablo a ti Rey y América Chavez)
Sox: El gato que todos queremos
Si bien el desarrollo de Buzz en esta travesía me parece acertada, el personaje que mejor diseñado está y que no por nada se lleva las palmas es Sox
Destacando en su plurifuncionalidad, Sox es utilizado como “comic relief”, pero no como un personaje bufonesco, sino que por el contrario, posee bastante elocuencia al encontrar la ironía en las situaciones, por lo que los chistes a su alrededor terminan por ser utilizados como “comedia de situación”. Este gato en ningún momento es pasivo para la trama, e incluso contribuye al desarrollo de la misma al ser utilizado como “navaja suiza” (justificadamente pues es un robot) y poseyendo un carisma nato al físicamente darle la forma de un minino.
Todo esto hace que en automático el personaje se robe la película y sea bastante multifuncional. Me atrevería a decir que es uno de los personajes mejor trabajado de la casa Pixar de los últimos años y que el hype que está teniendo es más que justificado, y no es para menos, pues este tipo de secundarios que pueden ser utilizados en cualquier contexto muy pocas veces se encuentran.
Construcción atropellada
Y si bien he aplaudido lo bien diseñados que están algunos personajes, la película cuenta con algunos defectos en la parte narrativa, el más obvio es el desarrollo de la relación de los cadetes con Buzz, la cual no está bien solventada, y aunque tiene una escena interesante de convivencia en la que Lightyear se convierte en el mentor de estos novatos a través de su anécdota de vida (especialmente de Morrison), es notable que faltó colocar el punto sobre la “i” para que la relación se sintiera más auténtica (quizás otra secuencia de interacción y dialogo hubiera bastado) y hasta hubiera servido para justificar aun mas el cambio de mentalidad del guardián.
Tampoco el diseño de todos los secundarios es adecuado; quizás a mucha gente le irritara Izzy, pero al menos en esta dialéctica del crecimiento a través de los errores que maneja la película al menos hay coherencia en su desarrollo. Quien es uno de los personajes más inútiles y hasta irritantes es el de Morrison, que no tiene ningún crecimiento, no aporta nada a la trama, es un estorbo y no aprende de sus errores, y hasta en su único función de ser un “comic relief” termina por fracasar; primero porque no da nada de risa y representa la comedia más simplona de la cinta; segundo porque en la película existen personajes mucho más graciosos y cuyo diseño es más multifuncional (que no solamente son un chiste) y que terminan por opacar a Morrison de una manera humillante (Sox y Steel son un ejemplo).
Un plot twist interesante.
El plot twist del final resulta interesante. Si bien para muchos resultará decepcionante el tratamiento que le han dado a Zurg en esta cinta, me parece que el hecho de plasmar como antagonista al lado más belicoso de tu personalidad es un concepto interesante, y que en caso de una secuela podría dar para una lectura mas amplia.
Calificaciones
Guion 2.6 – Me gusta la premisa alrededor de los errores, sin embargo el guion tiene algunas inconsistencias especialmente en el desarrollo de las relaciones de algunos personajes.
Dirección: 2.8 – Es buena secas. Tiene la ventaja de que al elegir una “opera espacial” permite que los tonos cómicos no desentonen con las secuencias dramáticas o de acción.
Actuación: 1.7 – El doblaje es bueno a secas.
Extras: 0.5 – La manera en que utiliza los tópicos SF es alucinante
Calificacion: 7.6 – BUENA A SECAS
Lightyear es una “space opera” correcta y una película promedio de la casa de Luxo. No estará en el olimpo de la filmografía (Wall-E, Toy Story), pero está lejos de la basura o mediocridad que ha tenido el estudio (Cars, por ejemplo).
Con tintes de ser de carácter mas introductorio para una posible franquicia con un potencial aun por desarrollar, no llegará al infinito y más allá, pero al menos si traspasa la estratosfera de la mediocridad de los spin-offs y remakes, en un universo hollywoodense donde la originalidad ha muerto y comprar basura nostálgica se ha vuelto el “modus vivendi” de la industria. Bajo este contexto, por lo menos Pixar ha propuesto un nuevo giro a la franquicia de Toy Story con el riesgo de que los consumidores mas “melancólicos” por el producto original terminen por tirarles su nave espacial. (Vaya, al menos alguien esta intentándolo no como otros)