Los 20 mejores western del cine (2 de 3)

El viaje social del western se ve sumergido en temas claves que ayudaron a la nación americana para recordar su historia y valores durante su depresión económica. Por dicha razón el género nacido en 1903 no vio su crecimiento y posicionamiento hasta la década de los 30’s, donde el espectador ávido por recordar su esencia recurrió a figuras que comenzaban a dictar los estándares del género con relatos de valentía, industrialización, odiseas a través del paraje americano y personalidades férreas que no escatimaban en mostrarse como bandidos, viciosos, héroes o militares, siempre guardando un objetivo firme en su actuar y los mencionados valores que los erigían como figuras emblemáticas de la sociedad y de la cinematografía.

Estos siguientes 7 lugares nos muestran desde las bases del rubro hasta su evolución en la época contemporánea con cintas que agregaron nuevos ingredientes.

13. Stagecoach (John Ford, 1939)

You may need me and this Winchester, Curly

Y hablando de emblemas y estándares, La Diligencia sin duda es un sello invaluable, gracias a la conjunción cósmica de dos figuras que cimentarían muchas de las bases contextuales del género a través de su historia. John Ford, sin duda el padre de la fundamentación western hacia mancuerna con un joven actor que vería en ese momento despegar su leyenda a pesar de que ya tenía un currículo de ¡más de 50 películas! Ese aún muchacho de 32 años se hacía llamar John Wayne, el símbolo cowboy renegado por excelencia, que acarreaba todo valor, sueño y fortaleza que todo americano quisiera haber tenido en su época histórica mas distintiva.

Ford dirige una maravilla del séptimo arte estableciendo elementos y escenarios precisos para la posteridad y supervivencia del genero, así esta road trip llena de aventura introduce a través de una mezcla heterogénea personajes que van desde el médico borracho y los apostadores, hasta la damisela en peligro, el banquero y el prófugo de la justicia (El Ringo Kid de Wayne entrañable), todos ellos en un viaje a través de una diligencia que será perseguida por Jerónimo y sus hordas indias y los conflictos y dilemas que provocan la unión de dichas personalidades. Con un ágil ritmo y el manejo exacto de todas las situaciones en escena, el realizador construye un clásico que labra con su oficio narrativo y técnico una innovación que también sirvió para institucionalizarle un rostro y un peculiar caminado al vaquero americano. La imagen de Wayne yendo de ese plano americano a primer plano es legendario y uno de los momentos más representativos del cine.

12. The Ox-Bow Incident (William A. Wellman, 1943)

There can’t be any such thing as civilization unless people have a conscience, because if people touch God anywhere, where is it except through their conscience?

Un suceso, una narrativa cronológica de este en la transición tarde – noche, y Wellman lleva a cabo una adaptación literalmente perfecta en solo 72 minutos, donde una turba de hombres deciden el linchamiento de 3 supuestos asesinos al enterarse de un crimen mientras soportan su estancia en la cantina del pueblo, entre ellos dos amigos, uno de ellos el sobresaliente Henry Fonda como el impulsivo Gil Carter

Si Stagecoach significó 4 años antes una serie de pautas para inadmisibles, esta espléndida cinta se encargó de decir lo contrario, mostrando una visión revolucionaria del western con un enfoque dramático y un mensaje social que la hundieron sacrílegamente en el olvido colectivo y en la poca comercialidad. El incidente no solo prescinde de los grandes parajes para transformarlos en un par de espacios donde la acción se desarrollará, sino también introduce personajes más complejos con valores retorcidos y cuestionables. Con poco más de una hora de metraje, la mancuerna director – actor imprimen una agilidad imprescindible a un relato sombrío que enfrenta la conciencia del hombre contra sus actos, al ser juez sobre la vida contra su humillante realidad como infame humano, y dotarlo con un guion sobrio y sin sub tramas, enfocado a la denuncia y espiritualidad que conlleva el mencionado suceso

Un ejercicio visual bello y conciso asemejado a una brillante obra de teatro,  la cual sorprende que no haya tenido mayor repercusión pública en su momento, sin embargo, pregúntenle a Tarantino de donde viene su influencia para llevar a cabo esas adorables secuencias de diálogos y discusiones intensas.

11. 3:10 to Yuma (James Mangold, 2007)

For a one-leg rancher… he’s one tough son of a bitch

Sin duda el 2007 fue uno de los años más prolíficos para el western, situando al menos 3 cintas dignas de ser valoradas dentro de lo mejor del género. Si bien una de ellas antes mencionada en este Rank (en la anterior entrega) basó su relato en una propuesta más seria, compleja y dramática, en este caso estamos ante la explosión canónica de los elementos del viejo  oeste fundados 70 años atrás, la cual significó no solo un film lleno de aventuras, persecuciones, duelos, y grandes momentos emocionales, sino también uno de los mejores remakes de la historia del cine (la película original data de 1957 con Glenn Ford en el protagónico)

Una historia dinámica y muy entretenida que no se pierde en ningún momento pese a la proliferación de personajes que aparecen y desaparecen durante las dos horas de duración, virtud de un guion preciso que logra solventar la pretensión directiva de Mangold, el cual respetando los estatutos tanto narrativos como visuales, produce una escenificación grandilocuente con grandes efectos, duelos y explosiones incluidas, para culminar su obra con un acto catatónico y muy emocional.

Honores para el reparto y para sus personificaciones, de las cuales uno pensaría a primera instancia que Russell Crowe y/o Chritian Bale (antihéroe y héroe) resaltarían, sin embargo el trabajo de un Ben Foster como el malévolo y pintoresco secuaz Charlie Prince acaba por acaparar toda la atención histriónica en un papel de culto inmediato para el lejano y viejo oeste.

10. The Man Who Shot Liberty Valance (John Ford, 1962)

No, sir. This is the West, sir. When the legend becomes fact, print the legend. 

¿Qué pasa cuando John Ford y su recurrente John Wayne se unen a James Stewart? Simplemente una obra maestra que marcó el último esfuerzo del realizador por dejar remarcado su trabajo en el séptimo arte. Si bien este Rank no ha acabado con Ford aún, si es de mencionarse que estamos ante el ejercicio de más oficio e íntimo del director que quizá contenga el flashback mas logrado de la historia del cine americano.

Por medio de una retrospección visual, el senador Ransom (un siempre increíble Stewart) explica a un periodista el porqué de su asistencia al funeral de su amigo Tom (Wayne), situación que sirve como punto de partida para que la perfección narrativa se vaya dando progresivamente en un recuerdo que Ford utiliza como metáfora personal para retratar orgullosa y presuntuosamente su marca en el cine y que se resume inmejorablemente en el diálogo “se imprime la leyenda”. Un relato de transmutación ante una amenaza inminente anunciada  en el mismo título del film, un Lee Marvin que interpreta a uno de los villanos más carismáticos, rústicos y bellacos del cine: Liberty Balance.

La fotografía es sencillamente majestuosa y solo equiparable al lenguaje cinematográfico, pues pareciera que Ford en el ocaso de su vida se creyera el dueño del plano americano y del plano en profundidad, dos vistas que engalanan constante y precisamente un escenario lleno de suspenso y sentimientos. Este film es como ver al águila real dominando a placer el espacio aéreo norteamericano ¿Egoísta? Un poco, pero maravillosa y de gran valía autoral.

9. Tombstone (George P. Cosmatos, 1993)

The Cowboys are finished, you understand? I see a red sash, I kill the man wearin’ it!

So run, you cur… RUN! Tell all the other curs the law’s comin’!  You tell ’em I’M coming… and hell’s coming with me, you hear?

En una época donde pareciera que el western estaba al borde la extinción (la llegada comercial del CGI revolucionaría el cine) con una única producción comercial autocomplaciente y mediocre que solo había avergonzado al género (Dance with Wolves), tuvo que darse una verdadera sorpresa e innovación para poder reactivarlo. Dicho milagro llegó de la mano de un italiano (¡Quien más si no uno de la estirpe de Leone!) el cual solo había dirigido 8 largometrajes en 20 años, siendo su mayor éxito ¡Rambo 2! Sin duda el milagro estaba hecho ¿su nombre? Tombstone ¿el resultado? Una condenada belleza.

Basada en hechos reales, Cosmatos lleva a cabo una fábula que además de resucitar todos los clásicos elementos del genero (héroe, antihéroe, romance, venganza, duelos, etc.) y maximizar la figura de Wyatt Earp a estándares heroicos como nunca antes se había visto en el cine (Costner devaluó anteriormente dicho personaje), revoluciona la narrativa, combinándola con una historia gansteril al introducir a la sociedad de los cowboys como la primera mafia norteamericana bajo una justificación argumental sin igual, soportada en una pequeña y precisa narración y archivo visual ni más ni menos que de The Great Train Robbery (1903).

La figura del vengador se levanta nuevamente de una forma majestuosamente entretenida y bien dirigida, resaltando el impecable reparto encabezado por nombres como el de Kurt Russell, Michael Biehn, Powers Booth, Sam Elliot, Bill Paxton, Charlton Heston y Michael Rooker, sin embargo, el estandarte y quizá el éxito que logró la cinta se dio gracias a la interpretación de Doc Holliday por parte de uno de los histriones más infravalorados y desaprovechados de aquella década: Val Kilmer, el cual construye un personaje (real) sin igual, equiparable a los mejores papeles de Eastwood y Wayne (dentro del rubro), carismático, satírico y truhan sin igual, ejemplo:

8. Once Upon a Time in the West (Sergio Leone, 1968)

You know, Jill, you remind me of my mother. She was the biggest whore in Alameda and the finest woman that ever lived. Whoever my father was, for an hour or for a month – he must have been a happy man

Una de las principales características del western es la dignificación de personajes entrañables que son lejanos entre sí a través de todas sus décadas, con personalidades únicas y alejadas de todo cliché inclusive en aquellos que han interpretado el mismo perfil en varias ocasiones. El maestro italiano, experto en el tema, basa la excelencia de este clásico en la tridimensionalidad de sus 4 ases protagonistas y tal como lo dicta su título, construye una fantasía que se vale del género para narrar una historia que abarca ¡Todo!, desde el asesinato más cruel a quemarropa, el pistolero en busca de venganza y la pandilla forajida, hasta temas tan complejos como la promiscuidad femenina y la industrialización del lejano oeste en un ambiente tanto caótico como utópico.

Con un ritmo lento y amante de los detalles, la visión preciosista de Leone llega a consumarse gracias  la inclusión de tan peculiares personajes que, como sacados de un magnifico cuento de hadas, se convierten en los participes de esta oda y homenaje lleno de misticismo para todos sus colegas y hacedores previos y por venir dentro del rubro. Henry Fonda como villano inclusive se desempeña mejor que en su faceta como héroe; Charles Bronson se erige como un antihéroe apoteósico con el llamado de muerte de su armónica; y un épico Jason Robards retrata a uno de los forajidos más carismáticos y notables del género. Para redondear la obra, los personajes no solo cuentan con la fuerza de un libreto perfecto, sino también con una partitura especifica de parte de uno de los más memorables trabajos de Ennio Morricone, resaltando las pistas de Farewell to Cheyenne y las notas de la armónica vengadora que anuncian la llegada de la justicia y que significan el principal tema del film. Erase una vez una película parte aguas para el género.

7. High Noon (Fred Zinnemann, 1952)

What kind of woman are you? How can you leave him like this? Does the sound of guns frighten you that much? 

Impresionante, no hay un adjetivo más exacto para definir la historia del sheriff Kane, un oficial que momentos previos a su salida del pueblo para disfrutar un merecido viaje con su recién esposa, se entera de que Frank Miller, un criminal al que encarceló tiempo atrás, viene a matarlo en el tren de medio día ¡Frank Miller! La llegada de ese maldito bastardo y excepcional elemento narrativo que se convierte en el motif de un guion brillante que, en manos de Zinnemann, dosifica y sencillamente define la palabra tensión en el celuloide.

Estamos ante uno de los únicos ejercicios visuales en la historia que desarrolla su relato en tiempo real, virtud que provee al realizador el uso de toda su pericia en el lenguaje cinematográfico para enfatizar durante 84 minutos la espera y consecuente llegada de ese tren, para jugar con la angustia y la incertidumbre de un sheriff abandonado por su pueblo, que debe enfrentar en soledad a sus atacantes cuando todos le han dado la espalda ante la súbita y mortal noticia. Lo increíble del relato es que Zinnemann logra el efecto de que uno mismo quiera tomar un revolver imaginario y usarlo para ayudar al sheriff Kane; con esos planos a detalle que desnudan las emociones y rigen el tiempo (el reloj de la estación como elemento visual es fastuoso) uno se convierte en verdadero participe de la tensión de todo un pueblo y de Will Kane.

Mención aparte merece un excepcional Gary Cooper en uno de sus mejores papeles en su carrera, pero sobre todo el guion de Carl Foreman, el cual es capaz de establecer las personalidades y circunstancias de todos sus personajes y del conflicto en esos estresantemente inolvidables 84 minutos.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett