Los 3 del Infierno: Rob los hace y ellos se juntan

Después de casi 15 años de verlos por última vez en Los renegados del diablo, regresan inesperadamente por obra y gracia del músico y director Rob Zombie, tres de los asesinos más sádicos del cine contemporáneo, me refiero al Capitán Spaulding (Sid Haig) y a los hermanos Otis (Bill Moseley) y Baby (Sheri Moon Zombie), en lo que hasta antes de su visionado parecía ser el título que  cerraría una trilogía iniciada en 2003 con La casa de los 1000 cuerpos, y digo parecía, porque el desenlace de Los 3 del infierno permite intuir que ésta no será la última vez que veremos junta a la familia Firefly.

Pero antes de entrar de lleno a la crítica de la película en cuestión, vale la pena hacer una breve semblanza del director y principal responsable de llevar a la pantalla grande éste festín sangriento. Digo, sobre todo para los millennials que en su playlist traen puro reggaeton.

A principios de los años noventa, irrumpió en la escena musical el grupo metalero White Zombie, cuyo nombre estaba inspirado en la película homónima protagonizada por Boris Karloff en 1932, siendo ésta la primera de muchas referencias cinematógraficas recurrentes en la carrera del líder de la banda: Robert Cummings alias Rob Zombie.

El buen Rob, a su decir, nació en un pueblo aburrido en donde había poco por hacer, siendo el cementerio, el único lugar interesante a falta de un cine u otro divertimento. Desde niño se convirtió en un teleadicto, pasaba días enteros frente al televisor y conocía de memoria la programación semanal. Rob sobresalió en la escuela de Bellas Artes de la secundaria Haverhill High gracias a su habilidad para dibujar y a una desbordante imaginación, eso sí muy siniestra.

La sensibilidad artística de Rob Zombie contribuyó a darle ese estilo particular a White Zombie. Hasta ese momento Alice Cooper, Black Sabath, Goblin y Michael Jackson -con el video Thriller- eran algunos de los interpretes que más se habían acercado a lo que podría definirse como música de terror, aunque no eran conceptos que abarcaban una totalidad. Rob Zombie escribía letras que hacían referencia directa a una cinta, mencionaba los títulos dentro de las canciones, recreaba en sus videos escenas y personajes de filmes clásicos como Naranja mecánica, diseñaba escenografías y vestuarios transformando los conciertos en una experiencia teatral.

Con un nombre reconocido en el mundo de la música, ganador de varios discos de platino y una legión de seguidores incondicionales, Rob Zombie acarició el sueño de dirigir un largometraje cuando le ofrecieron la tercera parte de El cuervo, proyecto que abandonó a los dos años al no concretarse el guion. Hasta 2003 debutó con la ya citada La casa de los 1000 cuerpos a la que seguirían filmes como el remake Halloween, Halloween 2, Los señores de Salem y más recientemente 31.

Sirva lo anterior para dejar en claro que estamos ante un realizador quien, pese a no ser ni por mucho uno de los mejores del mundo (sería una barbaridad decirlo), cumple con creces el objetivo de complacer a la audiencia ávida de presenciar un espectáculo violento y brutal sin un ápice de delicadeza. Zombie no pertenece a la extensa lista de cineastas por encargo, pues a lo largo de su incipiente pero fructífera carrera cinematográfica, ha demostrado tener un atractivo estilo visual, un correcto manejo de la cámara y una fluidez narrativa que compensa la parquedad de los argumentos. Otro punto a su favor es la capacidad para solventar las dificultades propias de las cintas clase B, pues no es lo mismo contar con un gran presupuesto para hacer un filme que parezca barato (el caso de Robert Rodríguez) a lograr lo contrario, llevar a buen puerto una cinta con escasos tres millones de dólares. Godzilla: King of monsters costó 170 millones y es un bodrio, nada más para que se den una idea.

Los 3 del infierno empieza practicamente en la parte final de la entrega anterior en donde, de modo por demás increíble, los personajes titulares han salido vivos de todas las operaciones que tuvieron que realizarles para extraerles la veintena de balazos recibido por cada uno. El Capitán Spaulding es condenado a muerte, Otis es llevado a un campo de trabajos forzados y Baby es recluída en una cárcel para mujeres. Los dos últimos logran escapar para reencontrarse con su hermanastro Foxy (Richard Brake) , otro demente que ocupará el lugar que ha dejado vacante el Capitán Spaulding. Viendo el estado deplorable que mostraba el ahora fallecido actor Sid Haig no es de extrañarse el relevo.

De ahí en adelante, no le voy a mentir querido lector, la trama es simple, en realidad son una serie de episodios macabros y malsanos filmados al estilo Grindhouse con el característico tufo setentero, donde el interés radica en comprobar qué tan bestiales son estos homicidas, si volverán a salir ilesos (sobre todo de una batalla campal contra narcos mexicanos) y hasta qué grado de explicitud se atreve a llegar Rob Zombie. Las actuaciones están bien considerando que la desmesura de los acontecimientos es intencionada. Los personajes másculinos cumplen, pero quien termina por llevarse la película es Sheri Moon Zombie; la señora de Rob ya le está pegando al tostón y se ve de maravilla, además el rol de Baby le queda como anillo al dedo, y a quien no le guste ¡Por Dios es una película de Rob Zombie! Si quieren histrionismo vayan a ver una película con Meryl Streep. Sheri-Milf- Moon Zombie para mi está perfecta con todo y su penacho.

Los 3 del infierno es diferente al resto de la trilogía. Mientras que La Casa de los 1000 cuerpos estaba inscrita en el género slasher con reminiscencias de La Masacre de Texas y, por su parte Los renegados del diablo era una suerte de filme de Sam Peckinpah pero elevado al cubo, en Los 3 del infierno se distinguen tres actos donde confluyen el falso documental, el cine de psicópatas, el road movie y en su lapso final el western dando como resultado un cocktel de situaciones delirantes, atroces, salvajes y crueles no apta para públicos sensibles (aunque sí somos honestos peores cosas vemos a diario en los noticiarios y esas lamentablemente son reales).

Si usted querido lector encuentra en el cine bizarro, sanguinario y tremendista cierto placer culposo, considerela una opción para pasar al rato, de lo contrario, mejor vea otra cosa.

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Acerca del autor

Flaco Cachubi     blogcinefantastico.blogspot.mx/

Amante del séptimo arte desde que tiene memoria o lo que es lo mismo desde que vio Superman. Sus géneros favoritos son el horror, la fantasía y la ciencia ficción. Ferviente admirador de Hitchcock y asiduo lector de Stephen King. El cine de luchadores, su máximo placer culposo. Se describe a sí mismo como un ser viviente que cultiva su mente, para ser un cadáver muy culto.


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