M3GAN 2.0: Tan mala que es buena

“M3GAN” fue sin duda una de las mayores sorpresas del 2022. No porque fuera buena o siquiera entretenida (por algo ningún crítico de Cinescopia de ese entonces quiso hacerle reseña en su estreno), sino porque logró recaudar más de $181 millones en taquilla a nivel mundial con un presupuesto relativamente bajo. Blumhouse creó, con la ayuda de James Wan y prácticamente sin querer, un nuevo ícono del terror, pero también eso significaba lo mismo que ha pasado con otros personajes del género cuando tienen éxito: la aparición de secuelas. Con esto en mente, aparece la segunda entrega, M3GAN 2.0, y contra todo pronóstico, resulta ser una agradable sorpresa por la honestidad de su propuesta.

Para evitar confusiones hay que dejar claro las cosas desde ahora. M3GAN 2.0 no es una buena película, la dirección es deficiente, está mal actuada y tiene una gran cantidad de conveniencias y absurdeces narrativas que simplifican mucho tanto el concepto como la ejecución. No obstante, después de ver todas las alabanzas que ha recibido una decepción como “28 Years Later”, es necesario preguntarse: ¿acaso una obra hecha solamente para entretener y pasar el rato puede superar otra que se supone está hecha por profesionales? ¿Qué pasa cuando sabemos que una película es mala, pero resulta ser más disfrutable que otra que objetivamente está mejor hecha? ¿Es válido irla a recomendar a sabiendas que es un churro que seguramente olvidaremos tan pronto salgan los créditos?

El mayor acierto es que parece que Gerard Johnstone y su equipo de guionistas se dieron cuenta que no podían tomarse tan en serio a la Chucky Terminator (razón por la que la primera falló, pues la seriedad con la que quería abarcar el tema de la dependencia tecnológica en los niños era tan simplona y masticada que terminaba siendo más risible que aterradora). De manera que ahora M3GAN 2.0 se va al otro extremo y abraza la ridiculez que significaría tener a una muñeca robot asesina como guardaespaldas y amiga. Intenta profundizar en temas como la ficción especulativa, la autonomía de la inteligencia artificial, la ética en la regulación tecnológica y el desarrollo de la infancia en un mundo cada vez más electrónico, pero no termina de desarrollar ninguno y se quedan como una mera anécdota.

M3GAN 2.0 abraza la ridiculez de su antecesora y al expande al convertir a la muñeca androide en una máquina militar asesina, y con ello, incorporar escenas de acción tan exageradas que terminan siendo divertidas. No llegan a ser espectaculares, es más, la ausencia de sangre da a entender que la censura tuvo su aparición para hacerla más accesible al público. Sin embargo, tienen una coreografía competente y el enfrentamiento con la villana (básicamente una T-1000) es buena dentro de lo que cabe. Eso sí, viene a costa de abandonar la relación entre tía y sobrina de su predecesora y ser 30 minutos más larga (al menos la primera iba al grano).

Aunque puede argumentarse que M3GAN está mejor construida y tiene un poco más de desarrollo (tanto Amie Donald como Jenna Davis hacen una buena unión para hacerla por lo menos llamativa), el mismo guion la convierte en un personaje roto e indestructible: construye un cuarto sola (sin que nadie se diera cuenta), se reconstruye a ella misma sola, y desarrolla sentimientos por su antigua dueña y creadora pese a que intentó matarlas. La inverosimilitud es tanta que por un momento se extraña algo tan risible como la muñeca cantando Titanium (su apariencia rayando en el valle inquietante tampoco ayuda). En cuanto al resto de las actuaciones no hay mucho que decir, son tan malas como antes (Allison Williams como la creadora tiene un personaje enfadoso, pedante y nada agradable y que deja entrever feminismo metido con calzador, Violet McGraw está de relleno y el villano es patético por un giro forzado y un plan rebuscado).

Como se dijo antes, M3GAN 2.0 no es realmente una película buena. Es más, para quienes genuinamente disfrutaron la primera parte, esta entrega puede resultarles una decepción por abandonar el elemento de terror y adentrarse por completo en la acción. Sin embargo, en estos tiempos actuales donde el criterio está desvanecido y parece emocionarse o alabar la primera película apantalla-bobos que sale por querer hacerse pasar por artística, creo que es mejor preferir una propuesta pendeja que sea consciente que es pendeja a una pendejada que crea ser inteligente. Al menos dentro de lo que cabe, es mejor que su predecesora.

Etiquetas:  

Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*