Maestras del Engaño (The Hustle): No se dejen estafar
Queridos lectores ustedes no están para saberlo, pero resulta que su servidor llegó al cine con la idea de ver una película que no fuera una secuela pero ¡Tómela barbón! Como si hubiera deseado lo contrario se exhibía Hombres de Negro Internacional, Toy Story 4, Anabelle 3, Spiderman Lejos de casa y Aladino versión live action que no es secuela pero sí es remake, quedando solo por ver Maestras del engaño, la cual además era la única cinta proyectada en inglés con subtítulos (sepan ustedes que si algo odio es ver las películas dobladas).
Maestras del engaño es una comedia simplona Adam Sandleresca (término que si no existía ya lo inventé) de esas que a los cinco minutos de empezada provocan que me diga a mi mismo “Mejor hubieras gastado lo del boleto en unas cervezas”. Para colmo de males tampoco se trata de un producto original pues es una puesta al día de la divertida comedia ochentera Dos pícaros sinvergüenzas protagonizada por Michael Caine y Steve Martin, la cual a su vez era un remake de la cinta de 1964 Bedtime Story con David Niven y Marlon Brando.
En Dos pícaros sinvergüenzas un par estafadores compiten para seducir a una millonaria recurriendo a ingeniosos engaños aprovechándose de la inocencia de la susodicha, lo que provoca muchas escenas graciosas sobre todo gracias a la vena cómica de Steve Martin.
En Maestras del engaño tenemos el mismo argumento pero se invierten los roles de género, porque ya saben que lo de hoy es que los personajes masculinos se vuelvan feméninos, ahora son “Las” Cazafantasmas, por citar un ejemplo. No hay problema con eso, de hecho en la cinematografía francesa hay una larga lista de buenos filmes sobre mujeres trácalas que aprovechan la calentura de los viejitos millonarios para hacer de las suyas. Sin embargo, aquí lo irritante es que nos vendan una comedia ligera cuando los chistes son malísimos, hay momentos que en verdad no das crédito a lo que estás viendo y da pena voltear a ver al compañero de al lado. Rebel Wilson tiene la gracia de una notificación del SAT y Anne Hathaway sobreactúa como nunca.
El timador ordinario interpretado por Steve Martin, es ahora en la piel de Rebel Wilson, una vieja vulgar que cita algunas de las peores líneas que he escuchado en mi cinéfila vida, y quien no conforme con ofrecer una actuación infumable recurre a un humor escatológico y de pastelazo de lo más simplón.
¿Creen que exagero? Bueno, si a ustedes le parece gracioso escuchar a la gorda diciendo cosas como culo y tetas o rodarse por el suelo intentando abrir una botella en una de las tantas escenas sosas e insulsas, pues ni hablar. Y sí, escribí la palabra “gorda” por la inercia que me dejó la película, porque por un lado nos quieren vender el rollo de la belleza interior, de cómo éstas mujeres se aprovechan de lo superficiales que pueden ser los hombres, pero al mismo tiempo quieren que nos ríamos de la gorda cayéndose por gorda, de la gorda que no puede brincar un sillón por gorda o lanzar unos cuchillos por taruga (¿cómo para qué iba a querer alguien aprender a hacer eso?), de la gorda viéndose ridícula cuando quiere bailar sexy, pero ni lo mande Dios porque de acuerdo al guionista, sexy solo puede ser la espigada Hathaway. El caso es que al final tantas bromas infantiloides a costa de la complexión de la regordeta actriz terminan también cayendo gordas.
Tediosa sobre todo en la primera mitad, la película en la segunda parte mejora un poco, dígamos un 2%, con la aparición de una suerte de Mark Zuckerberg al cual las estafadoras le echan el ojo. En mi caso, al conocer la ya citada película de 1988, saber todo lo que iba a pasar y ver que era pan con lo mismo pero mal dirigida y pésimamente actuada, terminar de verla fue un viacrucis.
Lo mejor: Las locaciones y un vestido de Anne Hathaway.
Lo peor: La escena post créditos. Una verdadera diarrea mental que hace ver al resto de la película como una obra de arte ¡ A ese grado!
Mi sugerencia es que la evite y mejor vea Dos pícaros sinvergüenzas, me lo va a agradecer.
2 Comments
Estas resenas se agradecen de corazon, que alguen mas se la juegue por nosotros para no sufrir una embolia por ver estos bodrios.
Gracias Master Cachubi
Es un trabajo sucio y difícil de digerir pero alguien debe hacerlo. Saludos MAX