Maquinaria Panamericana: El sistema después del sistema
Maquinaria Panamericana es, al iniciar, una película estilísticamente confusa, que varía a lo largo del metraje entre suspenso y un humor bastante crudo. Formando así un tono satírico muy distintivo dentro del cine mexicano debido a escasos ejemplos del mismo (el único referente que se me ocurre es la clásica El Esqueleto De La Señora Morales de Rogelio A. González). Y es en esa aparente inconsistencia que se encuentra la magia de esta película, pues el caos interno y las normas que rigen ese caos no podrían haberse explorado de mejor manera.
Es viernes por la mañana en Maquinaria Panamericana, una empresa especializada en la venta y reparación de máquinas para la construcción y destrucción de edificios. Los empleados ya están terminando para el fin de semana, participando en pequeños rituales y rutinas cuando un giro inesperado de acontecimientos los saca de su pacífica monotonía… Don Alejandro, el jefe, yace muerto en el fondo de la bodega. Dicho descubrimiento cambia todo – la empresa está en quiebra, los trabajadores de edad avanzada no tienen perspectivas de empleo en otros lugares, y no hay esperanza para fondos de jubilación. En un estado de confusión, miedo y dolor, deciden encerrarse en su lugar de trabajo.
Lo que acontece tras el final de esa sinopsis es una historia que nos recuerda mucho a Orwell y su Rebelión En La Granja en sus métodos de organización, pero en su lugar optando por reflejar la condición del típico estado fallido latinoaméricano. Históricamente esa situación está muy alejada de México (recuerda más a una Venezuela de Nicolás Maduro, como su más fuerte aproximación), pero el espíritu de los personajes no podía estar más acercado al país de origen de ésta película, citando al propio Joaquín Del Paso:
Cuando empezamos a escribir el guión con ésta historia coral, Intentando expresar a través de la experiencia colectiva ésta historia, nos dimos cuenta de que cuando en una película hablamos de un colectivo es muy fácil que se vuelva una analogía de algo, y éste mundo se vuelve una analogía de éste México contemporáneo, que está digamos, convulsionado. Dónde no sabemos que esperar el día de mañana, y nos damos cuenta de que el tejido social se está descomponiendo, y los valores que nos enseñaron ya no son tan válidos. De una manera subconsciente, creo que intenté meter en la película todas éstas cosas que observo de la realidad, sobre todo éste estado de incertidumbre en el que vivimos.
Al inicio, la historia se sitúa en un contexto universal, no se especifica ni el lugar ni la época de los acontecimientos, las computadoras de escritorio y los muebles de las oficinas sugieren la segunda mitad de la década de los noventa, pero los aviones del aeropuerto frente a la compañía nos remiten a la actualidad. A medio visionado se nos hace saber que la empresa es uno de esos “vestigios de otra época” que nunca cambió su forma de operar desde hace mucho tiempo, y por eso la Maquinaria Panamericana perdió su competitividad en el mercado. El director, durante la sesión Q&A de la premier, nos confesó que esto sucedió realmente con la fábrica en la que se filmó la película, y esta se tuvo que realizar antes de que la destruyeran. Varios de los actores utilizados en la película eran el personal real de la compañía, y todo esto transmite un mensaje ajeno a las peculiaridades del filme, estamos ante un testimonio cinematográfico que no podrá ser emulado, y eso le da todavía más valía a la obra.
Si bien predomina la sátira, también existe una narrativa en segundo plano de personajes aferrados a su pasado, hay un poderoso aire de incertidumbre y miedo en el caos humorístico de esta historia, que termina por poner de cabeza muchas tradiciones y costumbres de las vidas de éstos personajes; Cuando tienen su bizarra fiesta de celebración tras la muerte de su jefe, aquella celebración de “honor” a los muertos se convierte en una deconstrucción de un poderoso aspecto de nuestras costumbres.
Desafortunadamente no se profundiza lo suficiente en el desarrollo personajes, como para poder establecer una conexión con alguno, pero esta carencia también cumplió con su función evocativa si se centra la atención hacia espíritu anárquico del film, pues logra darle el toque y la presencia humana a dicho proceso. Nada se muestra fuera de la compañía, y a su vez en la narrativa del film nada existe fuera de ésta… Es un caos contenido en sí mismo, que afortunadamente no se convirtió en una exploración meramente intelectual, y dejó espacio para que las emociones se apoderaran de gran parte de ésta historia, como la fuerza motivadora que hace posible el nuevo sistema tras el colapso del anterior, y que tambien propicia la destrucción del mismo.
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Por un momento no sabía que estaba mirando en todo ese surrealista caos y de pronto caí entendí; tuve la misma sensación de desasosiego que me causo Brazil de Terry Gilliam.
Es una excelente película, creo que cumplieron muy bien, ahora estoy con la obsesión de encontrar “Maquinaria Panamericana” en Google Maps.
Estamos ante un Joya cinematográfica nacional de un tipo que no habíamos visto antes por lo extraña y funcional que resulta.