Mi Amigo el Dragón: ¡Un clásico destrozado por el live action!
La nueva cinta de Disney, Pete’s Dragon, dirigida por David Lowery y protagonizada por Bryce Dallas Howard, Robert Redford, Wes Bentley y Karl Urban, es la más reciente adaptación de un clásico de Disney, en este caso la homónima de 1977 que en su momento trataba de ser la nueva ‘Mary Poppins’ para el estudio, cosa que jamás logró y esta nueva versión tampoco escapa de ser mala.
La historia trata del pequeño Pete, un huérfano que vive en el bosque junto a su amigo dragón Elliot. Un buen día Pete es descubierto por unos leñadores y una guardabosques quienes lo llevan al hospital para que sea atendido. Elliot, su amigo, hará todo para que Pete vuelva a su lado y seguirlo protegiendo, aunque eso signifique dejarse ver por los humanos.
Es frustrante la manera en que un clásico (aunque sea uno no muy querido) es destrozado con tan malas actuaciones y una historia tan falta de espíritu y pasión. Yo no diré, como la bola de críticos conocedores y estudiados, que estamos ante un belleza de película que continúa con el éxito de los live-action de los clásicos de Disney. No. Hablaré como lo que soy, amante de las películas animadas e infantiles.
Para empezar las actuaciones; Bryce Dallas hace una de sus peores actuaciones en el papel de la guardabosques Grace Meacham, porque por más que trata de ser tierna todas sus expresiones se ven muy forzadas. Wes Bentley por su parte no ayuda mucho que digamos. Tal vez lo más rescatable sean Karl Urban como Gavin, futuro cuñado de Grace y Meacham, un muy acabado Robert Redford y padre de Grace. Los niños Oona y Oakes están decentes, pero aún así Oakes carece de ese carisma de otros niños que se quedan en nuestra memoria.
Hay niveles de lo que uno podría dejar pasar en aras de una historia infantil que agrade a los padres también. Y yo no puedo simplemente dejar pasar el hecho que el director y/o creador de los efectos CGI utilizados para animar a Elliot, jamás llegaron a un acuerdo respecto a la personalidad del dragón. Seguramente quisieron crear otro Toothless (Chimuelo) como el de ‘Cómo Entrenar a tu Dragón’, pero fallaron.
Elliot es una criatura enorme sin personalidad que se comporta como perro persiguiéndose la cola, como gato al dormir y ronronear, pero echa fuego y vuela cual dragón… Y lo peor de todo es el diseño del personaje; el rostro, asemeja más la cara de un gato peludo que un dragón. En la cinta de 1977, el encargado de la animación fue el equipo del gran Don Bluth (An American Tale, All Dogs go to Heaven, The Land before Time) quienes diseñaron las muchas expresiones de Elliot regalándonos un personaje tierno, entrañable y que a la fecha es muchísimo mejor que el CGI creado por el departamento de animación, quienes increíblemente son gente de Weta.
Y es que este Elliot es un dragón peludo con cara de gato. Y es horrendo. Pero eso no es todo; no contentos con una muy mala historia, totalmente plana donde nada sucede (en la de 1977 al menos había historia), el director David Lowery le quita a Elliot lo divertido, así que olvídese de canciones y charlas entre Pete y Ellliot. Al director no le pareció correcto un dragón-gato que hablase, menos que cantara.
Personalmente creo que solo los muy pequeños disfrutarán esta película porque si tomamos en cuenta que los niños ahora están más despiertos, no leen y viven pegados a los celulares, esta difícilmente será una historia que llame su atención pues la acción es poca y tonta. No dudo que Mi Amigo el Dragón será una de esas muchas películas olvidables que no será recordada de la misma forma que las demás live action nuevas de Disney.
No niego que tenga sus momentos pero no es buena y no hace honor a la predecesora de 1977. Esta es la peorcita live action de Disney a la fecha pero aún así, para beneplácito de los productores, seguramente gane algunos billetes, aunque jamás estará ni un poco a la altura de la belleza creada por John Favreau con su Jungle’s Book. Eso sí es saber hacer un remake exitoso de un clásico querido. Y es que hay algo que la gente debería entender a estas alturas: No porque una película haga millones significa que sea buena, atrás hay una maquinaria de ventas enorme que no dejarán que el producto se pierda, aún y cuando sea uno muy malo como en este caso.
Aunque como siempre digo ¡la última palabra la tiene usted respetable lector! … pero esta fue mi cara al salir de la sala.
¡Hasta la Próxima!
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