MMC, De Eso No Se Habla

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En 1993 Marcello Mastroianni protagonizó una singular película cuya premisa era, básicamente, la hipocresía y el peso del poder. Al igual que Luis Estrada en La Ley de Herodes, la directora argentina Maria Luisa Bemberg sitúa su historia en una pequeña localidad del sur de Argentina como pretexto para explicar con peras y manzanas un tema complejo, y funciona.

La viuda Leonor, mujer pudiente de su comunidad da a luz a una enana, tema tabú aún en nuestros días, Leonor hace uso de todo su poder no solo para acallar la habladuría de la comunidad, sino para, incluso obligar a la enana Charlotte a transformar su realidad y vivir como una persona normal. De Eso No Se Habla ordena Leonor y su palabra avalada por su peso económico es ley, ley a la que se someten autoridades, clero y ella misma.

El desenlace de la historia desde luego es evidente y liberador.

Pero Leonor no es la única que saca sus esqueletos del clóset para liviana y cínica utiliza su poder para modificar la realidad. Desde su creación, y hago referencia a la historia y de ninguna manera a la alegoría divina, el cristianismo ha tenido el gusto perverso de aceptar como reales metáforas bíblicas que a su vez le obliga a imponer una realidad distorsionada de cualquier hecho a su favor. Para nadie es secreto que históricamente la rama más perversa del cristianismo es el catolicismo, el cuál no se ha tentado el corazón para obligar a propios y extraños a creer en su percepción de la realidad, desde desaprobación pública de quienes se niegan a aceptar sus leyes hasta evitar a toda costa que sus súbditos adquieran cualquier tipo de conocimiento que cuestione su tan manipulada historia.

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Los lazos de la iglesia católica se esparcen, como es de esperarse, desde lo intangible (lazos psicológicos) hasta lo tangible (abusos físicos), la lista de evidencia es tan larga como largos son los años de su existencia desde su fundación, y su crueldad activa y pasiva es tan ancha como el tapete de mentiras bajo el cuál pretende ocultar una realidad que desde hace años lucha por salir a la luz y empieza a arrancar jirones del entramado de vicios que teje su cobija.

El 10 de noviembre se estrenó en Latinoamérica el documental Mea Maxima Culpa: Silence in The House of God, que documenta el abuso sexual que se ha dado a conocer durante la última década en medios de información. El documental se concentra en un grupo de estudiantes de un internado católico que sufrieron el abuso sexual por parte del primero cura, posteriormente director de la institución.

Si muchos católicos y no católicos ya nos sentimos ofendidos, no únicamente por conocer los hechos sino por la actitud indolente, cínica y pedante de todo el clero, sino por, para quienes lo ignorábamos, conocer que su organización política basada en un reino que “no es de este mundo” solapa la violación, lavado de dinero, corrupción en todos los niveles del catolicismo y evasión de la justicia conforme a la cuál debieran  obligados a responder, quienes por sus actos no sólo cometen un pecado, peor aún… comenten un delito.

No es que se preste especial atención a delitos de orden sexual, sino la asquerosa posición del Vaticano que jala todos los hilos necesarios para, como Leonor, obligar a tener una percepción distorsionada de la realidad, es tal el dominio de esta gente sobre sus fieles, influencia económica y política en gobiernos, y cinismo que aún ante declaraciones de las autoridades eclesiásticas como “creemos que [para los curas violadores] el abusar de niños es una válvula de escape que les permite curarse de una posible homosexualidad” “es claro que [los niños abusados] están confundidos, son ellos quienes buscan a los sacerdotes en busca de ése contacto [sexual]” los pedófilos continúan libres y a la cabeza de arquidiócesis.

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Una raya más al tigre a la lista de infamias ejercidas por el catolicismo además de cruzadas, cristiadas, inquisiciones, oscurantismo, Borgias, papisas, robos, saqueos y traiciones de guerra. Cre que es imperativo llevar a estos criminales ante la justicia y que sean juzgados conforme a derecho y que los Estados deben dejar de aceptar en sus territorios la presencia de una amenaza constante y escurridiza que además de ser una afrenta a su autoridad como países laicos, tiene el poder de lastimar a sus habitantes, que antes que católicos son ciudadanos. Creo también, que la comunidad católica merece una iglesia responsable, transparente, moderna y, sobre todo, incorruptible que responsa a las necesidades de sus creyentes y deje de ser el enemigo en casa.

Mea Maxima Culpa from Liam Quigley on Vimeo.

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5 Comments

  • nunca … y repito nunca! me cansare de ver la exposición de lo absurdo que es el fanatismo ese que llaman religión católica y que perdon la palabra pero se caguen en san pedro y sus minions.. ya sea en pantalla chica o grande! un must see! muchas gracias por el aviso de este documental que se ve excelso para una buena tarde de blasfemias

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  • En Argentina se respira un aire enrarecido. La iglesia católica, como en muchos otros paises, tuvo participaciones nefastas en la historia argentina. En los ’40 favoreció las oligarquías y el enriquecimiento desmesurado de unos pocos; en los ’70 y ’80 avaló a las dictaduras y sus genocidas; en los ’90 se enroscó en la corrupción de los gobiernos menemistas. A finales del 2001 el descontento generalizado (en muchísimos aspectos) explotó y, tras la sucesión fugaz de 5 presidentes, llegaron los Kirchner al poder. Ex militantes peronistas y abiertamente laicos. El desprecio a la iglesia y su crímenes se volvió oficial y se plegó sobre el imaginario popular. Por primera (al menos, la primera que recuerde) la iglesia perdió relevancia política. Estuvo bien.
    La suerte estaba echada hasta que, curiosamente, el nuevo papa resultó americano y, por añadidura, argentino. Un personaje seductor, agradable a las masas. La iglesia se calzó la remera franciscana y se convirtió en el estandarte más efectivo de la oposición al oficialismo. Es difícil saber hacia dónde marcha todo esto…

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  • Cómo Católico que soy me duele ver como todos estos crímenes ocurren y nadie hace nada, me encabrona que no se actue como es correcto y se castigue a los perpretadores. Porque mientras estas cosas sigan pasando sin que haya un castigo ejemplar nosotros como su pueblo seremos los que sufran el desprecio total de la población (que la verdad siempre ha estado de moda odiar al régimen católico).

    Cuando pueda me echaré ese documental para encabronarme aun más.

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  • Hola. Me gustaría saber qué posibilidades hay de poder escribir para Cinescopia. Soy aficionado del buen cine. Estudio la carrera de Cs. de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Baja California. Estoy interesado en la crítica y análisis del cine como forma de expresión sociocultural y de entretenimiento.

    ¿Cómo puedo contactarlos más directamente? Mi correo es: pedro_94sk@live.com.mx

    Un saludo.

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